El delegado Zero recorre "el otro Nuevo León, en el que luchar parece imposible"
Si no vamos por todo, nos quedaremos con nada, advierte Marcos en Monterrey
Escuchó y habló ante estudiantes, ejidatarios, vendedores ambulantes y obreros
Ampliar la imagen El subcomandante Marcos reunió gran cantidad de estudiantes en la plaza del Colegio Civil y criticó la persecución que enfrentan los jóvenes en Monterrey Foto: Víctor Camacho
Monterrey, NL, 16 de noviembre. La ciudad de Monterrey no sólo recibió hoy en sus espacios de lujo y con patético respaldo gubernamental al "conferencista" Bill Clinton. Hubo otras movilizaciones, al calor de la otra campaña. Se reunieron a escucharse por abajo y a contracorriente trabajadores industriales en pie de lucha, ejidatarios en resistencia contra el despojo oficializado de sus tierras, estudiantes que no se dejan aplastar, comerciantes populares que las autoridades quieren borrar de las calles del centro para regalar su espacio a los amos del dinero, colonos aguerridos de la mítica Tierra y Libertad. El "otro Nuevo León", el invisible por decreto, salió al paso del subcomandante Marcos, con su inconformidad y su determinación, precisamente aquí, donde luchar parece imposible.
"Quién dijo que en el norte, que en Nuevo León no pasa nada", se preguntó el delegado Zero al cabo del encuentro vespertino con la Coordinadora de Trabajadores de la otra campaña en el sindicato de telefonistas. Advirtió: "Si no vamos por todo, nos vamos a quedar sin nada". Reiteró su previsión de que vendrá un estallido en todo el país, y la importancia de lograr que sea pacífico. Previamente, ante estudiantes reunidos en la plaza de Colegio Civil, donde Juárez hace esquina con Washington (las calles), Marcos había expresado: "Esta gente de arriba nos desprecia, les damos asco. Si antes querían vernos de rodillas, con la cabeza gacha y obedeciendo, ahora ni siquiera quieren vernos. Piensan que afeamos su ciudad, su país, sus negocios. Se les olvida que somos los que trabajamos, a la hora que nos están persiguiendo, cuando la policía ataca a los puesteros de Colegio Civil, o persigue a la banda por el grafiti o nada más porque existen, porque están reunidos en una calle, a veces con el pretexto del toque de queda, otras ni siquiera con pretexto".
Por la noche, más de mil de personas de la colonia Tierra y Libertad convirtieron la avenida Almazán en un auditorio al aire libre con sillas, mantas y banderas, para mostrar su identificación con la otra campaña y su ya duradera lucha. Cada acto hoy fue un desafío al núcleo duro de Foxilandia, donde se juntan los tres poderes: el político, el financiero-industrial y el criminal (narcotráfico mediante). Todo, "en las montañas del noreste mexicano", al decir de un estudiante. Un lugar de fábricas y humo, del grafiti apresurado, el obrero que va retrasado, la patrulla acechando a jóvenes cuyo único delito es ser diferentes al modelo marcado por el poder del dinero.
Es Nuevo León, donde un empresario como Lorenzo Zambrano, magnate de Cementos Mexicanos (Cemex), "a través de argucias, se apodera de la mano de obra más pobre" para ser el más rico. Aquí se usurpan las tierras en La Huasteca con la intención de levantar muchas residencias y un club de golf. Se demuelen y dinamitan 220 casas en la colonia agropecuaria Emiliano Zapata para que el empresario Alfredo Villarreal Elizondo, socio del gobernador Natividad González Parás, meta sus vehículos depredadores.
Un lugar de la realidad mexicana donde, como diría Marcos en el centro de Monterrey, "a las mujeres las agreden porque son mujeres, para tortearlas, agredirlas, incluso matarlas. La policía, como ésos que están allá, en vez de estar buscando a quienes mataron a sus jefes, nos buscan y vigilan a nosotros para ver si vamos a hacer un mal, como si la gente que trabaja en esta ciudad estuviera haciendo un mal". Donde los de arriba sólo quieren "remodelar" todo esto. "Y qué van hacer si no tienen trabajadores, si les disgusta nuestra forma de ser. No les importa el corazón que tenemos, ni nuestra dignidad, ni nuestro conocimiento, ni nuestro trabajo", dijo Marcos. "Estamos diciendo no a su sistema de valores, a su explotación."
Entre muchos otros, hoy manifestaron su decisión de resistencia los ejidatarios de El Galeme, del municipio Montemorelos. Allí la policía tiene tomadas las parcelas para arrebatárselas a sus dueños legtimos. Como dice un campesino, se comprueba que "lo que cuenta es el dinero, para dar la razón a los ladrones de cuello blanco", solapados por la procuraduría y el tribunal agrarios.
El delegado Zero expresó: "Queremos un país en el que cada uno pueda decidir qué hacer con su vida, y cada quien valga por lo que es, no por lo que aparenta. Hemos aprendido que esos que se visten 'bien' son la gente más criminal, la que agrede sexualmente a los niños y las niñas. Esos que se dicen representantes de la decencia son los más indecentes. Y la mayoría de ellos son políticos".
Con tales descontentos, apenas una muestra de los ríos que corren por abajo en Nuevo León, la otra campaña puede construir un movimiento en todo el país "que por primera vez ponga a temblar al sistema entero y lo termine derrumbado", dijo Marcos. Y añadió: "No pedimos migajas, exigimos y vamos a tomar lo que es nuestro: la libertad que nos han quitado, la justicia que han comprado, la democracia que han convertido en espectáculo mediático para imponer al candidato Felipe Calderón. Venimos a Monterrey a invitarlos a derrocar al gobierno".