La violencia "traerá más males", advierten Chávez Botello, Arizmendi y Teodoro Pino
La crisis en Oaxaca no se resolverá si persiste la injusticia, advierten obispos
La jerarquía católica pidió al gobierno federal volver los ojos a Oaxaca y comprender que no será fácil solucionar la crisis si, por encima de intereses particulares o de grupo, no se buscan respuestas a fondo a problemas derivados de la pobreza, la "injusticia social" y la corrupción.
Quien tiene el poder de decisión, coincidieron el arzobispo de la entidad, José Luis Chávez Botello, y los obispos de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, y de Huajuapan de León, Teodoro Pino representantes de las diócesis más pobres del país, "debe entender que una solución violenta sólo traerá más males que los que se pretende curar".
Sostuvieron que la solución será a largo plazo y recalcaron que hasta el presidente Vicente Fox luego de la visita que hizo a la Conferencia del Episcopado Mexicano el martes pasado reconoció que "el problema será heredado a su sucesor, Felipe Calderón".
El obispo Teodoro Pino planteó que la situación en la entidad es "una bola de nieve que ha ido creciendo cada vez más". Por tanto, asentó el arzobispo Chávez Botello, "Oaxaca no quiere cualquier solución, no quiere arreglos internos sin que la sociedad los conozca; quiere una solución justa, pacífica y digna para todos".
Aseguró que la sociedad está "aprendiendo del conflicto, nos está enseñando mucho, pues pese al lenguaje, a las amenazas y a un riesgo alto no ha habido en los últimos días acciones tan gravísimas como se esperaba", justamente porque en algunos actores se toma más en cuenta que es necesario llegar al fondo de los problemas: "la injusticia social, la pobreza tan lacerante y la corrupción".
Piden esfuerzo "generoso"
Sin embargo, aclaró que no se quiere una solución de "quién venció a quién, sino que ganemos todos en Oaxaca". Llamó a las partes involucradas a que hagan un esfuerzo "más generoso, extraordinario", con sentido "tolerante y abierto para pactar las negociaciones" en busca del bien común y por encima de los "intereses de grupo, políticos o sociales".
En cuanto a la eventual renuncia del gobernador Ulises Ruiz, dijo que "se está trabajando en eso". El obispo Arizmendi apuntó que días atrás, junto con los obispos auxiliares y vicarios episcopales de San Cristóbal, acordaron contribuir a la distensión y recordó que tras la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Na-cional en Chiapas (en 1995), Eduardo Robledo Rincón renunció a la gubernatura dos meses después de que había asumido el poder. Pidió al Senado de la República "volver a comprobar" si en Oaxaca realmente hay gobernabilidad.
El arzobispo José Luis Chávez sostuvo que tras "décadas de corrupción y limitaciones se anhela un mejor gobierno".
En nombre de la CEM, los prelados hicieron en conferencia de prensa, en el marco de la 82 asamblea ordinaria del organismo "un exhorto y un llamado fuerte" para que todos los actores escuchen en serio a la sociedad. "Así se daría la solución" porque, precisó el obispo Arizmendi, "cada quien se cierra en su postura tan intransigente que no cede absolutamente nada y así realmente no se puede avanzar en nada."
Teodoro Pino expresó que quienes se presentan como los protagonistas en la crisis no reúnen todas las voces de Oaxaca. Entonces, dijo, "enaltezcamos lo que para nosotros es un esfuerzo extraordinario", pues la entidad vive "un futuro incierto".
Lamentó que en este contexto la embajada de Estados Unidos se arrogue el derecho de emitir una alerta a sus ciudadanos por lo acontecido en esa entidad y en previsión a la toma de posesión de Felipe Calderón. "También México podría decir, de alguna manera, algo semejante: tengamos miedo porque allá hay grupos ante los cuales podríamos exponer a los mexicanos.
"Yo expuso Arizmendi he estado en Oaxaca a mitad de julio, a mitad de agosto, y todavía no estaban los problemas tan graves como ahora, y sí, nos tenían que llevar por veredas para poder llegar adonde tenía que andar. Ciertamente había que tomar precauciones, pero advertir sobre peligros en el Distrito Federal, sobre todo por el 20 de noviembre (cuando asuma como presidente de México Andrés Manuel López Obrador), es una advertencia exagerada. Hemos visto que los actos de aclamación del perredista han sido más o menos pacíficos."