Consejo nacional del ramo realiza análisis en la materia
Necesario, aprovechar la coyuntura para elevar calidad del café nacional
Ante la segunda cosecha consecutiva de venta del café mexicano en el mercado internacional por encima de los 100 dólares por cada 100 libras, la caficultura nacional debe resolver en el próximo gobierno aspectos estratégicos del sector que se han convertido en restricciones estructurales para detonar una mayor competitividad y un mejoramiento del ingreso de los productores, expone un análisis en la materia elaborado por el Consejo Nacional de Organizaciones Cafeticultoras (CNOC).
Entre los factores que actúan en detrimento de este sector agrícola mexicano, el organismo destaca que a los productores no se les aplica una política federal de estabilidad de ingresos a largo plazo, que de ejercerse debe mantenerse en niveles que les permitan la recuperación de los gastos de producción.
Agrega que la mayoría de las exportaciones de café mexicano son de calidades menores (prima lavado), pero por las características agroecológicas en que se produce este aromático nacional la mayoría de la producción podría tener la calidad de altura.
"Debemos reconocer los problemas de calidad que tenemos y que han llevado a que en nuestro principal mercado, Estados Unidos, se tenga globalmente una imagen no positiva de nuestro café", detalla el informe.
Sobre este punto expone que los grandes compradores de café "muy bien podrían hacer una catación" de los granos y realizar pagos diferenciados por calidad. Hasta ahora, agrega, "las grandes compañías bloquean el establecimiento de un esquema de mayores pagos de calidad. El gobierno federal se ha desentendido de esta problemática y de hecho asume la posición de los grandes compradores: que los problemas de calidad deben resolverlo exclusivamente los productores".
Desglosa en otro apartado la ausencia de programas de consumo de café, porque el actual no propicia un aumento significativo y en cambio promueve la utilización de productos catalogados como dañados. "El modelo mexicano de consumo, es de hecho casi una excepción entre los países productores de café. En nuestro país la gran mayoría del consumo es del soluble y del mezclado con azúcar.
"La gran industria y hasta los funcionarios federales consideran que esto es adecuado, ya que a la población le gusta más el café soluble y el mezclado con azúcar. Sin embargo, el consumo de este tipo de productos no permite que el consumidor conozca el sabor específico del café y distinga los de mejor calidad".
En la valoración se precisa la inexistencia de un organismo público que impulse "adecuadamente las políticas que se requieren" para un mayor desarrollo de la caficultura nacional. Los que se han creado a través de los diferentes gobiernos, asegura, privilegiaron el control de la comercialización del café y la organización de los productores con fines políticos o han fungido como instancias de consulta, "reservándose el gobierno federal en turno la definición última de la actividad cafetalera".
Otro problema que aqueja al sector es la falta de disposición entre los productores por fortalecer su capacidad asociativa y de organización económica. "Durante décadas no se generaron procesos amplios de libertad asociativa, autonomía, pluralismo y esquemas organizativos con mayor responsabilidad, disciplina y eficiencia."