"Te han violado, que es riquísimo", se mofa académica de la activista Cristina Valls
Protestan en Madrid por la represión
La represión en Oaxaca, la situación de los presos y la inquietud por el paradero de los desaparecidos fueron denunciados hoy en Madrid, en un episodio más de la repulsa internacional de la están siendo objeto el gobierno de Vicente Fox y el del mandatario estatal, Ulises Ruiz.
En una multitudinaria manifestación que recorrió el centro de la ciudad se volvieron a escuchar las ya tradicionales consignas: "¡Ya cayó, Ulises ya cayó!" o "¡Oaxaca, aguanta, Madrid se levanta!"
Alrededor de 12 colectivos, entre fuerzas sindicales, partidos políticos y organizaciones sociales, convocaron a una manifestación que pretendía llamar la atención sobre la violación de los derechos humanos en México y, en particular, denunciar la represión ejercida por la Policía Federal Preventiva contra los integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
La marcha se inició en la sede central del Ministerio de Asuntos Exteriores español y se dirigió hacia la embajada mexicana en esta ciudad, afuera de la cual se dio lectura a un comunicado en el que se plantea:" no queremos más muerte ni más represión ni más hipocresía por parte del gobierno mexicano".
Las protestas se iniciaron en la mañana, cuando un grupo expresó su indignación en la apertura de un seminario sobre México, en la Fundación José Ortega y Gasset.
A pesar de que los organizadores del congreso tenían todo preparado para la llegada del embajador de México, el panista Gabriel Jiménez Remus quien tenía previsto inaugurar el curso, todo cambió cuando, en primer lugar, todas las paredes del recinto universitario amanecieron con pintas alusivas a Oaxaca y a la represión contra los integrantes de la APPO; inclusive en una de ellas se acusaba al embajador de "cómplice" de los asesinatos perpetrados durante el conflicto.
Pero hasta que los emisarios de la sede diplomática mexicana detectaron a las 20 personas que iban a protagonizar la protesta fue cuando finalmente se avisó al embajador Jiménez Remus para que diera marcha atrás y no acudiera a inaugurar el curso. Cuando el seminario (titulado Las elecciones en México de 2006. Conflictos y convergencias) iba a iniciar sus trabajos, los activistas desplegaron tres pancartas y reclamaron en voz alta: "¿Cuál normalidad democrática en México, si se mata y se tortura con total impunidad? ¿Cuál normalidad democrática, si siguen al día de hoy sin procesar a los responsables de las violaciones y las vejaciones en Atenco?"
Jesús Sánchez Lambás, secretario general de la Fundación Ortega y Gasset, decidió dialogar con los manifestantes, ante quienes reconoció las numerosas carencias en relación con el respeto a los derechos humanos en México, por lo que los invitó a organizar un seminario por su cuenta en el que estén representados todos los grupos sociales y políticos implicados en el conflicto.
El resto de los representantes políticos tanto del PAN como del PRI y del PRD, así como los funcionarios del Instituto Federal Electoral se indignaron ante la suspensión del acto inaugural; inclusive alguno, como Eduardo Castellanos, director general de Compilación y Consulta del Orden Jurídico Nacional de la Secretaría de Gobernación, arengó a los manifestantes con duras descalificaciones, al presentarse como "oaxaqueño que sí conoce lo que pasa en mi país, así que cállense y aprendan".
En un momento de la acalorada discusión, Cristina Valls, una de las dos ciudadanas españolas que fueron ultrajadas durante el operativo de Atenco, les espetó que ella "había sido violada y expulsada por las autoridades mexicanas", y que "conocía como actuaban las autoridades en estos casos".
El funcionario mexicano le respondió: "Mire, no le creo que la hayan violado, y si es así demuéstremelo".
Durante la protesta también se produjo otro momento de tensión, cuando la organizadora del seminario, María Antonia Martínez, se mofó de Cristina Valls en el momento en que ella le explicó que su presencia ahí se debía a que había sufrido en carne propia la violencia del Estado mexicano. La académica se limitó a decirle con ironía: "Ah, sí, te han violado, que es riquísimo".