Los Tres y Zoé gustaron a la audiencia, pese a carecer de una óptima acústica
Cerati cimbró el Palacio de los Deportes con sonido pulcro y potente
Su actuación se extendió a lo largo de 20 canciones, que resultaron un continuo trance
En el concierto que ofrecieron el pasado jueves en estricto orden de presentación el grupo chileno Los Tres, los mexicanos de Zoé y el argentino Gustavo Cerati, ninguno desmereció; aunque el ex Soda Stereo pulverizó con un sonido pulcro y potentísimo a sus acompañantes que carecieron de una acústica óptima en el Palacio de los Deportes.
Los primeros en salir al escenario fueron Los Tres, quienes fueron recibidos como la banda seminal que son después de su rencuentro oficial en el pasado festival Vive Latino. Comenzaron con La torre de Babel, preámbulo de una excelente noche. Lamentablemente el ingeniero de sonido no ecualizó bien y se escucharon pésimos, aunque esto no menguó los ánimos del respetable, que coreó cada una de las letras de los músicos.
Continuaron con Hojas de té; el público estaba expectante, pues se habían anunciado dos sorpresas. La incógnita la despejó el vocalista Alvaro Henríquez, quien dio la bienvenida a uno de los colaboradores de su nuevo disco, Hágalo usted mismo. La silueta de Emmanuel del Real, de Café Tacvba, subió los ánimos de la concurrencia. El músico mexicano se colocó en los teclados para acompañar a los chilenos en la canción Camino, primer sencillo de la producción, y en uno de los temas clásicos de Los Tres, Tírate el sonido no mejoraba.
Olor a gas y Cerrar y abrir
Continuaron su actuación con Olor a gas y Cerrar y abrir, entre otras, y el sonido seguía espantoso. Casi al final de su presentación la acústica mejoró, pero sólo un poco. El mejor momento de los chilenos llegó con su célebre Déjate caer, en la que aparecieron Joselo, Enrique Rangel y Meme para acompañar y prolongar la canción con los arreglos de Café Tacvba. Todos se dejaron caer en el escenario para culminar la rola, lo que enardeció al público.
Se echaron dos más: La espada y la pared y Bolsa de mareo. La velada prometía, aunque el sonido seguía precario.
Después de media hora los integrantes de Zoé salieron al escenario, acompañados de una enorme ovación. León, el vocalista de la banda mexicana, resultó la delicia de las jóvenes cuyos gritos alcanzaron decibeles escandalosos. El sonido registró leve mejoría.
Zoé se discutió con Memo rex, Vinyl, Vía láctea, Solo y Peace and love, con las que demostró que lejos de ser una banda de moda para la bandita cool, ya es de las más importantes en Latinoamérica. Aunque el sonido tampoco fue bueno, todas sus canciones, una tras otra, fueron celebradas y pusieron de pie a los asistentes del primer piso.
Los persistentes gritos de oooleeé, oooleeé, oooleeé, oooleeé Zoooeeé, Zoooeeé le inyectaron ánimos a los músicos que se rifaron en sus instrumentos alegremente. Zoé también contó con un invitado para echarse un palomazo en Human space volt, salió nada menos que el guitarrista Nick McCarthy, de la banda Franz Ferdinand.
León saltaba de un lugar a otro mientras las pantallas proyectaban escenas galácticas/espaciales. Cerraron con su éxito Love, que alcanzó el momento más elevado de su concierto, pero con Dead superaron ese nivel, los ánimos se desbordaron y rozaron una franja cercana a la demencia. El público estaba listo para el plato principal.
Luego del cambio de instrumentos y escenografía arribó Gustavo Cerati y sorprendió con un sonido limpio, casi impecable, lo que demostró que en el Palacio de los Deportes sí se puede ecualizar bien; la demencia se apoderó del público que hizo cimbrar el inmueble con sus saltos de felicidad. La conexión entre músico y público fue inmediata, natural con los primeros acordes de Juego de seducción.
Más róquers
A diferencia de su actuación en el Auditorio Nacional, donde presentó Ahí vamos, Cerati y sus músicos tocaron más energéticos, pesados y elegantes... más róquers. Su actuación se extendió a lo largo de 20 canciones, que resultaron un continuo deleite/trance musical que sus fanáticos agradecieron en temas como Adiós, Bomba de tiempo, Caravana, Ecos, Médium, Me quedo aquí, Lisa, Dios nos libre, Cosas imposibles y Lago en el cielo.
Cada una festejada por la gente con la misma fuerza que la anterior, como si no hubiera habido alguna otra presentación antes que la de él, quien arrebató la noche indiscutiblemente. Fue el amo del concierto y no descendió del nivel máximo.
Al final, en el encore hizo un homenaje a David Bowie, entonando acordes de Jean Genie. Culminó con su nuevo sencillo Crimen y Juego de Luna, ésta prolongada con el estribillo que resultó un tributo y despedida al público, que sucumbió con su actuación: Gracias por venir/ gracias por venir.