Exigen al presidente Bush que no deporte a familiares
Marchan niños en EU contra nuevas medidas antimigrantes
Washington, 4 de noviembre. Unos 40 niños caminaron casi una hora, bajo un intenso frío, por las calles de Washington, hasta llegar a la Casa Blanca, para entregar al presidente George W. Bush cartas en las que piden que sus padres, migrantes indocumentados, no sean deportados. Pero las misivas, escritas de puño y letra, nunca llegaron a su destino.
"Querido presidente Bush: la razón por la que escribo esta carta es porque estoy tratando de persuadirlo para que no deporte a mi madre a México", escribe el niño Elton Pérez en una de las cartas que los organizadores de la marcha entregaron a la prensa frente a la Casa Blanca.
A cuatro días de las elecciones legislativas de medio término en Estados Unidos, que tienen como uno de los temas centrales de campaña la migración, los niños, ciudadanos estadunidenses, caminaron desde una iglesia metodista cercana al Congreso hasta la casa presidencial, por más de 45 minutos, con carteles que rezaban en inglés y en español: "No se lleven a mi mami o a mi papi".
El pequeño contingente, que marchó flanqueado por adultos, era encabezado por Saúl Arellano, de siete años, cuya madre, Elvira, se encuentra refugiada desde hace tres meses en un templo metodista de Chicago para tratar de evitar que las autoridades estadunidenses la envíen de regreso a México.
El caso de Arellano muestra uno de los fenómenos más dramáticos de la migración ilegal en Estados Unidos: el de las familias que se separan. Así ocurrió a José Guadalupe, mexicano de 32 años, quien llegó hace 17 a Estados Unidos y hasta hoy día no tiene documentos.
Guadalupe dijo que fue a la marcha desde Charleston, Carolina del Sur, para pedir que después de tanto tiempo de vivir en Estados Unidos y tras siete años sin ver a su padre, madre y hermanos le permitan obtener documentos para salir del país y regresar al lugar donde trabaja y nacieron sus hijos, Juliana y Andrés, quienes también participaron en la caminata.
La mayoría de los niños que participaron en la marcha son hijos de latinoamericanos que migraron a Estados Unidos, pero muchos prácticamente no hablan español. Inclusive, muchas cartas dirigidas a Bush están escritas en inglés. Sin embargo, en la casa presidencial nadie abrió ni respondió.
El número de indocumentados en Estados Unidos alcanza 12 millones, según fuentes consultadas.