Usted está aquí: sábado 4 de noviembre de 2006 Cultura Realizarán coloquio sobre la palabra literaria del escritor en las sociedades contemporáneas

Deplora Philippe Ollé-Laprune el desdén de la CNDH por ese encuentro

Realizarán coloquio sobre la palabra literaria del escritor en las sociedades contemporáneas

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

¿Por qué la palabra escrita atemoriza tanto al poder político? ¿Por qué una persona que inventa mundos imaginarios perturba tanto a los jerarcas religiosos de casi cualquier credo? ¿Cómo es que un contador profesional de mentiras adquiere poder moral para decir las cosas? ¿En nombre de quién habla? ¿A quién se dirige?

Estas y otras preguntas relacionadas con el papel del escritor en las sociedades contemporáneas serán respondidas en el coloquio El Derecho a la Palabra, que se llevará a cabo del 6 al 9 de noviembre convocado por el Fondo de Cultura Económica (FCE) y la Casa Refugio Citlatépetl.

Buena parte del siglo XX predominó la imagen del escritor con pancarta en mano que se manifestaba públicamente en favor de tal o cual causa (Jean Paul Sartre es la cumbre de ese paradigma).

¿Cómo ubican los escritores su palabra en este mundo que llamamos sociedad contemporánea? Es la pregunta que se hizo Philippe Ollé-Laprune, director de la Casa Refugio Citlaltépetl, a partir de la cual surgió la idea de organizar el coloquio.

''Con la palabra literaria, el escritor organiza el caos, le da sentido, tiene una verdad que contarnos o tiene dudas más precisas que las nuestras, y eso le da un papel relevante en la sociedad.

''El escritor también nos interesa como una especie de deber de la memoria, representa a los que no están, a los desaparecidos, a los que no pueden hablar porque vivimos en una sociedad donde hay gente que no dispone de la palabra escrita o que no sabe cómo expresarse.

''Entonces, ¿el escritor se siente en el deber de representarlos? ¿Cómo se ve frente a las otras palabras públicas: la del poder político, la del poder mediático, económico y religioso?"

Cada día del coloquio se abordará un tema distinto; un autor dictará una conferencia y en seguida se realizará una mesa redonda con la participación de dos autores más. Tendrá como sede la librería Rosario Castellanos (Centro Cultural Bella Epoca, colonia Condesa) y las actividades comenzarán a las 18:30 horas.

El programa es el siguiente: Día 6: tema, El escritor, voz de los otros; conferencista André Velter (Francia); panelistas, José Prats (Cuba) y Richard Wiley (Estados Unidos). Día 7: tema, El escritor como actor social; conferencista, Boubacar Boris Diop (Senegal); panelistas, Koulsky Lamko (Chad) y Benjamín Mayer (México). Día 8: La palabra, arma contra el caos; conferencista, Russell Banks (Estados Unidos); panelistas, Eduardo Milán (Uruguay) y Fabrizio Mejía (México). Día 9: tema, El escritor, voz de los desaparecidos; conferencista, Carlos Monsiváis (México); panelistas, Xhevdet Bajraj (Kosovo) y David Huerta (México).

Espacio a quimeras

En un texto alusivo al coloquio, Ollé-Laprun anota: el escritor ''sin duda ejerce para sí mismo su derecho a la palabra, para dar cauce a sus deseos y a sus angustias, para dar un espacio a sus quimeras. Sin embargo, es posible que lo haga también para los demás. Para aquellos que pueden leerlo. Para los que no pueden, o ya no pueden expresarse. Para los que callaron, para los 'impedidos' y los desaparecidos. (...) Durante cuatro días, escritores del mundo entero, especialistas del verbo, tomarán la palabra para compartir con nosotros sus cuestionamientos y opiniones respecto de estas temáticas".

Al informar sobre la realización del coloquio, Philippe Ollé-Laprun deplora la informalidad y el ''desprecio" que la iniciativa sufrió por parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): ''Cuando decidí organizar el coloquio involucré a dos instituciones, el FCE y la CNDH. Una respondió como siempre, cumplida, profesional; de la comisión hace dos semanas me dijeron que no podían cumplir, que no tenían presupuesto, que hubo un recorte. Si me hubieran avisado hace tres meses, lo hubiera cancelado. Me parece que no se le dio la importancia que tenía, que hubo un menosprecio. Resulta que es un coloquio sobre el valor de la palabra y en la comisión no le dieron importancia a su palabra".

 
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