La agrupación se presenta hoy en el Multiforo Alicia
El escenario mundial se cae a pedazos: La Kermés
Reafirma su adhesión a la otra campaña zapatista
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Andrés Belmonte y Ruso
"Nos habéis condenado a ser tristes, a conformarnos con una vida de mierda, pero no nos resignamos. Cueste lo que cueste, vamos a conquistar nuestro derecho a ser alegres, y eso no nos lo vais a quitar nunca. En esos términos tiene que pensarse la resistencia. La forma más feliz que hay de vivir es la vida comunitaria, el movimiento, el trabajo en el barrio, el conflicto."
Las palabras son del sociólogo, músico y guionista Angel Luis Lara, mejor conocido como Ruso, integrante del proyecto musical La Kermés, de Madrid. España.
Las dice pensando en la La esquiva, cinta que cuenta el "proceso que se teje por abajo", en "los barrios más jodidos de Francia", y ayuda a comprender lo que había de fondo en la revuelta de los jóvenes el año pasado: dos adolescentes argelinos, franceses de segunda generación, "construyen otra realidad, autónoma, cooperan, y es donde está la potencia de lo que está pasando con esos chavales".
Ruso y Andrés Belmonte, ex integrantes del colectivo musical Hechos contra el Decoro (banda fundamental en la "barricada cultural" del Pueblo de Seattle, vinculada al movimiento de los okupas, que logró trascender "la dinámica de gueto" y llegar a un público europeo más amplio), se juntaron recientemente para crear el colectivo La Kermés.
A diferencia de Hechos contra el Decoro, que surgió de la urgencia de una lucha en las calles, La Kermés nació de una reflexión en soledad (toca más el tema del amor de pareja). Ya cuenta con un disco de rumba, reggae y hiphop, entre otros géneros, producido de manera independiente, con una licencia Creative Commons, que permite copiar y hacer uso de su música libremente siempre que sea sin ánimo de lucro (www.lakermes.info).
Visita a México
Ruso visita México con otros dos integrantes de La Kermés: Guillermo Zapata, guionista, miembro fundador de Indymedia Madrid y gran conocedor de temas relacionados con la comunicación y la propiedad intelectual, y Martintxo, video-jockey y diseñador gráfico.
Los tres participarán en varios encuentros musicales y charlas, entre ellos el coloquio internacional La autonomía posible: reinvención de la política y emancipación, organizado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, que invitó a Ruso al país.
Esta noche presentarán el VideoSound System en el Multiforo Alicia (20:45 horas). Ruso pinchará la música y Martintxo la imagen, que "baila" con la música. Hoy también participarán en el foro Privatización neoliberal de los conocimientos, en Casa Lamm (19 horas).
En charla con este diario, Ruso dice que en Europa "se vive actualmente un receso de los movimientos" (que participaron en el Pueblo de Seattle). En cambio emergen nuevas figuras sociales y se da un nuevo tipo de composición social en torno a los conflictos emergentes que podría definirse en términos de exceso: "Los de arriba sólo encuentran la guerra generalizada como forma de gobierno" y se enfrentan con que el conocimiento tiene una naturaleza colectiva, es decir, que se multiplica.
"Si tú tienes una idea y yo otra, tú me das tu idea y yo te doy la mía y tendremos dos ideas. Cuando esa lógica se convierte en la principal fuerza productiva del desarrollo capitalista, están jodidos.
"Están muertos de miedo ante el migrante que no se disciplina, el metropolitano que se lanza a la revuelta, ante esta inteligencia colectiva que no se deja atar, ante movimientos como el de la copyleft. Tienen que dar la guerra, no les queda de otra".
Curiosamente, ese "exceso" también se refleja en los movimientos. Por eso Ruso dice que se trata de "un fin de ciclo" del Pueblo de Seattle. "El sujeto fundamental del movimiento global eran los movimientos". En cambio, "los protagonistas de los conflictos de hoy no son la gente organizada", son figuras como los migrantes ("están organizados para brincar una frontera, pero no en términos de lo que es formalmente lo político") y los jóvenes "que queman coches en París y asustan a los movimientos porque los exceden".
Además, "el movimiento global tuvo un problema interno: un sector dejó de entender que el sentido fundamental era romper las viejas dinámicas de la política y se puso a reproducirlas". En Europa los sectores ligados, por ejemplo, "a los partidos trotskistas clásicos y a las burocracias de las ONG se arrogaron la representación de ese movimiento".
Los colectivos, los sectores "más dinámicos del movimiento, los más autónomos, preocupados por la autorganización, dijeron 'de cualquier manera no vale'".
Esto contribuyó al fin de un ciclo.
"En Génova, partidos que hablaban de que otro mundo es posible hoy son gobierno en Italia y hacen políticas sobre migración restrictivas y neoliberales." En España, José Luis Rodríguez Zapatero ha precarizado más las condiciones de trabajo. También en ese país "se produce una revuelta de los migrantes en el sur y las medidas que adopta el gobierno socialista son la represión, que ha costado vidas, y ha impulsado a las autoridades a ir a Bruselas para exigir a la Unión Europea el endurecimiento de las políticas policiales.
Adherente de la otra campaña
"No es el mismo barco. Por eso soy adherente a la otra campaña y suscribo la Sexta Declaración de la Selva Lacandona", porque dice: No, de cualquier manera no vale; "no se puede ignorar más la crisis abierta que viven la representación política, como categoría, y los partidos", explica Ruso.
"La otra es fundamental, porque hay una izquierda semántica que cuando se hace gobierno aplica políticas neoliberales. La otra dice: no podemos habitar el mismo barco que esa izquierda, tenemos que articular un antagonismo social organizado que vaya a la raíz de las cosas.
"Es una cuestión de ética, de dignidad, y la dignidad no acepta cálculos. No puedo estar calculando qué es lo que me conviene ahora. Yo sólo sé que con una persona que en una frontera mata a sangre y fuego a otro que intenta ganarse el derecho a vivir no puedo viajar", dice Ruso.
En Europa "decir 'estamos por la nueva política y rechazamos la vieja política' supone que en muchos casos se haya tirado al niño con el agua sucia: se ha producido un rechazo a la política y a organizarse. La otra a mí me dice: de cualquier manera no vale, pero además hay que organizarse".
Afirma: "El escenario en el que nos hemos movido hasta ahora se está cayendo a trozos. No tenemos que tener miedo a ser radicales a la hora de construir y pensar lo nuevo, lo que tiene que venir".