Variadas rutas jazzísticas con un quinteto en el FIC
Guanajuato, Gto., 17 de octubre. No son los cuatro, pero sí cinco fantásticos y excelentes músicos los que integran The Dave McMurdo Quintet featuring Mike Marlone, ensamble canadiense que en un solo concierto ofreció una ecléctica muestra de talento, en el contexto de la versión 34 del Festival Internacional Cervantino (FIC).
La digerible sesión de jazz, que se realizó el pasado sábado en la ex Hacienda San Gabriel, comenzó transformándose desde el comienzo en un laboratorio de evocaciones, atmósferas e improvisaciones.
Tras lanzar sin complacencias sus cartas de presentación de la única manera que un músico lo debe hacer -tocando Dave MacMurdo al trombón; Mike Marlone, trompeta; Reg Schwager, guitarra eléctrica; Pat Collins, contrabajo, y Kevin Dempsey, en la batería-, abrieron distintas rutas jazzísticas que se fueron acolchonando y adoquinando con las sutiles pero sólidas interpretaciones.
El péndulo musical osciló de las composiciones originales de los integrantes del ensamble, evocadoras de amores melancólicos, vaporosos sueños y tibias y ligeras armonías, pasando por sinuosas y achispadas improvisaciones, hasta los personalísimos arreglos de composiciones como Amapola, Somos novios y Besáme mucho, que provocaron en el público una luminosa comunión con los músicos.
En la segunda parte del programa, The Dave McMurdo Quintet abrió otras vías jazzísticas, más juguetonas, lúdicas y rítmicas, destacando las magistrales interpretaciones a la trompeta de Mike Malone y los deslizamientos sensuales de la piel acerada del trombón, guiados por las manos de McMurdo, aunque por supuesto sin demérito alguno, los demás integrantes de manera individual igual pudieron dar muestra sustancial de su talento.
Este otro mosaico jazzístico se pintó con audaces pasiones cosmopolitas, que de Canadá viajaron hasta las tierras de Brasil, con un singular arreglo a la bella, cachonda y carioca composición La chica de Ipanema.
Un concierto ecléctico cuyas coloraturas transportaron y transformaron al público, a uno de esos espacios acogedores, mullidos e intensos, que sólo el vocabulario del jazz puede crear.