Hazael Ruiz Ortega plantea crear más centros nacionales de arraigo en el país
En la lista de extraditables, 70 reos federales internos en penales del DF
Representan un riesgo social e institucional alto, afirma el director de Reclusorios
Ampliar la imagen Hazael Ruiz Ortega, director general de Prevención y Readaptación Social del Gobierno del Distrito Federal Foto: Notimex
Ampliar la imagen Elementos de la AFI vigilan un centro de arraigo de la PGR en la ciudad de México, donde son ingresados reos federales de alta peligrosidad Foto: José Carlo González
A los reclusorios de la capital han sido consignados integrantes de los principales carteles de las drogas del país, lo mismo del cártel del Golfo que de los de Sinaloa, Tijuana o de los hermanos Valencia, y 70 de ellos están en la lista de "extraditables", lo que significa un "alto riesgo social e institucional" para el sistema penitenciario local, advierte el director general de Prevención y Readaptación Social del Gobierno del Distrito Federal, Hazael Ruiz Ortega.
Incluso, los módulos de seguridad donde son ingresados esos reos, acusados de delincuencia organizada y delitos contra la salud, "se están llenando" y sin embargo siguen consignando a estos delincuentes del fuero federal que son detenidos en otras entidades de la República, añade el funcionario capitalino.
En entrevista con La Jornada, Hazael Ruiz puntualiza: "este asunto es grave y es urgente platicar en los niveles de gobierno que corresponde, porque de julio a la fecha nos han ingresado a 19 personas procedentes del Centro Nacional de Arraigo" (CNA), de la Procuraduría General de la República (PGR).
Argumenta que "el poder económico de esos internos es fuerte, es importante, tienen capacidad de planeación, de organización, tienen grupos que siguen operando en el exterior y esto vulnera la seguridad institucional, es decir, nos encontramos propensos al intento o realización de una fuga".
Sitios de tránsito
Como ejemplo, cita a los cinco sicarios del grupo de Los Zetas detenidos en Michoacán, y que están en el Reclusorio Oriente, mismo lugar donde se ingresó a cuatro sujetos identificados con la banda de Ismael (El Mayo) Zambada, o bien los 27 policías municipales de Michoacán que del Centro Nacional de Arraigo (CNA) fueron consignados al Reclusorio Sur, y todos llegaron por delincuencia organizada.
"Meterlos en un sitio de tránsito restringido (o módulos de seguridad) nos representa una situación difícil de manejar, porque hay que asignar más personal de custodia -a pesar de que no hemos incrementado el número de este personal-. Lo que ocurre es que se disminuye la seguridad en otras áreas de los penales, y cada vez se va requiriendo más esto porque nos están llegando de la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada), que los tiene en el CNA", agrega.
De hecho, precisa que todos estos reos de alta peligrosidad "viven del amparo" legal para no ser trasladados a un penal de máxima seguridad, y por eso se quedan por años en los reclusorios capitalinos. "Tienen un verdadero ejército de abogados y apenas llegan tramitan el primer amparo y obteniéndolo se siguen con los otros en escalera".
Por ello, explica Hazael Ruiz, cuando solicitamos su traslado al órgano desconcentrado de prevención y readaptación social de la Secretaría de Seguridad Pública federal la respuesta es que no se puede, pues tienen su amparo y de no acatarlo se estaría violando la ley.
Frente a este panorama, el director de Reclusorios del GDF considera que una salida a esa situación es crear más centros nacionales de arraigo en otras entidades o regiones del país. No sólo eso, "la PGR tiene delegaciones en todos los estados del país y podrían iniciarse las denuncias en los lugares donde son detenidos los presuntos narcotraficantes; por eso considero innecesario el traslado de ese tipo de gente".
Hazael Ruiz descarta que detrás de eso pudiera estar un factor político para dañar a la administración capitalina; sin embargo, sí pide que haya disposición de las autoridades federales a atender este asunto y evitar que los módulos de seguridad de los reclusorios estén cada vez más saturados, haciendo más difícil su control y eso pudiera generar alguna situación favorable para una fuga.