Murió en el mismo accidente de Ramón Martín Huerta
Incumplen promesas de apoyo a viuda de copiloto
El presidente Fox ofreció ayuda para ella y sus hijos
A un año del siniestro en el que falleció Ramón Martín Huerta, entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, y otras personas, "las promesas de apoyo y ayuda" del presidente Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún a la familia del capitán Rafael Esquivel Arreguín, uno de los fallecidos el 21 de septiembre de 2005, "siguen sin llegar y esperan que se hagan efectivas las becas escolares para sus tres hijos, la plaza administrativa en la Policía Federal Preventiva (PFP), una pensión justa, y el esclarecimiento pleno de lo que sucedió, pues no creo en la teoría del desplome por falla humana", afirmó Zarahy Rocha Arteaga.
La viuda de quien fue copiloto del Bell-412 que se estrelló en la cima del paraje Las Canoas, municipio de Xilotzingo, en el estado de México, hace un año, incidente que dejó un saldo de nueve personas muertas, afirmó en entrevista: "sigo creyendo que los derribaron".
Rocha Arteaga aseguró que "al día siguiente del percance, durante la misa de cuerpo presente que se celebró a los funcionarios fallecidos, el presidente Fox se acercó a mí acompañado por su esposa. Ofreció ayudarme con todo tipo de trámites que surgieran; se comprometió a otorgar becas de estudio a mis tres hijos, y me exhortó a que no dudara en solicitar su apoyo si así lo requería.
"Pero el tiempo pasó y no llegaron las becas. Supuestamente la Presidencia de la República y la Secretaría de Educación Pública (SEP) habían acordado con la escuela de mis hijos que seguirían estudiando sin tener que pagar." Dos semanas después, de las escuelas de los hijos de uno de aquellos a quienes el presidente Fox llamó héroes caídos en el cumplimiento de su deber, "me informaban que ni la Presidencia ni la SEP pagarían sus colegiaturas.
"A un año del deceso de Rafael, mi hijo de 17 años ha tenido que dejar la escuela, no sólo por falta de apoyo, sino porque el accidente lo afectó a tal grado que ya recibió un dictamen médico que indica que sufrió trastornos sicológicos que lo imposibilitan de por vida.
"Los dos niños más pequeños (9 y 13 años) han sufrido la pérdida de su padre, y difícilmente se sostiene su educación, pues la pensión que se me otorgó es de cinco mil pesos mensuales.
"El salario de mi esposo ascendía a 45 mil pesos mensuales, pero funcionarios del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado han argumentado que la mayor parte del sueldo de mi esposo estaba compuesta por compensaciones, y su sueldo real era de eso, de cinco mil pesos.
"La pensión comenzó a pagarse hace apenas tres o cuatro meses, y yo, debido a la depresión, sufrí una especie de embolia que me mantuvo tres meses sin caminar.
"Aquella promesa presidencial de que para beneficiar a mi familia se me otorgaría una plaza administrativa en la PFP sólo quedó en palabras, pues el contador público Carlos Alberto López Castellón, director de Servicios al Personal de la PFP, me puso en la disyuntiva de plaza o pensión.
"Pero además, cuando le pregunté qué apoyo recibiría entonces de la PFP, me dijo que hasta el momento era todo. Que en la dependencia había varios decesos cada año y todos recibían el mismo trato, que no había prioridades. 'Si no, imagínese, tendríamos que ayudar a todas las familias de los finados. Esto es para nosotros un deceso más'", narró Zarahy Rocha Arteaga.
Esa situación no fue la única. "En octubre de 2005, ante la imposibilidad de resolver los diferentes trámites para la obtención de la pensión y otros beneficios que le correspondían a mi esposo, traté de entrevistarme con Marta Sahagún. Después de tres horas de antesala al fin logré hablar con su secretaria particular, Fabiola Alegría, quien me solicitó una petición por escrito y dijo que antes de dos meses ella me daría audiencia.
"Lo único que logré fueron varios encuentros con Benigno Aladro, titular de la coordinación Federal de Servicio a la Ciudadanía de la Presidencia de la República. Tampoco hubo mayores resultados."
La viuda de Rafael Esquivel Arreguín aseguró que la Procuraduría General de la República mantiene abierta una averiguación previa del caso, en Naucalpan.
La viuda habló de sus sospechas de que el percance "no fue un error humano, sino que el aparato fue derribado y algo se oculta, pues el mismo día del accidente personas de la Secretaría de Gobernación llegaron a mi casa en Monterrey para preguntar si habíamos recibido una llamada de mi marido, similar a la que supuestamente hizo el capitán Habacuc de León, asegurando que estaban con vida.
"Otro hecho raro consiste en que dos vouchers y dos tarjetas de crédito de mi esposo me fueron entregados como parte de las pertenencias encontradas luego del accidente. Los papeles estaban apenas quemados de la orilla, pero no se encontró su cartera, tampoco ninguna identificación, y el dictamen de su fallecimiento fue: muerte por calcinación en 95 por ciento del cuerpo. ¿Por qué si me devolvieron esos comprobantes de compra, no me regresaron ni sus insignias?", señaló Rocha Arteaga, quien fue entrevistada luego de la misa que se realizó con ocasión del primer aniversario luctuoso de Ramón Martín Huerta.
"Una duda más en torno a lo que ocurrió es por qué si hubo un incendio en la zona superior del tanque de combustible y éste se localiza en la parte trasera del helicóptero, los más calcinados fueron mi esposo y su compañero, Habacuc de León."