Usted está aquí: miércoles 20 de septiembre de 2006 Opinión EL FORO

EL FORO

Carlos Bonfil

Adiós, mamá

Ampliar la imagen Fotograma de la cinta del finland�s Klaus Haro

UNA ACLARACION PERTINENTE: como un cambio de última hora en la programación del Foro, la Cineteca Nacional ha cancelado la exhibición del documental brasileño Soy Cuba, el mamut siberiano, de Vicente Ferraz, y en su lugar proyectará hoy otra de sus cintas seleccionadas, la finlandesa Adiós, mamá.

DURANTE LA SEGUNDA Guerra Mundial, la colaboración de Finlandia con el régimen nazi provocó un enfrentamiento con la Unión Soviética que dejó en ruinas la capital Helsinki. Como consecuencia de esta situación, más de 70 mil niños tuvieron que ser trasladados en calidad de refugiados a Suecia, nación neutra que aceptó procurarles un hogar temporal.

ADIOS, MAMA (MOTHER of Mine), segundo largometraje del joven finlandés Klaus Haro, narra una historia de desarraigo infantil sin ahondar demasiado en la crónica puntual de los acontecimientos históricos. La cinta no depara grandes sorpresas en su tratamiento melodramático, atento a las convenciones del género y con una trama previsible en casi todo momento. Lo interesante es que a pesar de una realización muy próxima a un telefilme, con énfasis en el perfil sentimental de los personajes y en las virtudes fotogénicas del paisaje nórdico, el realizador consigue imprimir a la historia un notable ritmo dramático, brindando también actuaciones notables, como la del personaje infantil Eero (Topi Majaniemi), siempre convincente en su revuelta afectiva de pequeño paria lastimado.

LOS GUIONISTAS ORGANIZAN el guión a partir de una narración en dos tiempos: la época actual, donde el protagonista ya sexagenario evoca los tiempos de la guerra en una dura confrontación con su madre anciana, a quien reprocha su desapego; y la crónica de la educación sentimental del niño Eero, con su difícil aclimatación al país que lo recibe y a la familia que lo adopta con fuertes reticencias. Esta circulación de una época a otra no desvía la atención de lo que finalmente importa en la cinta: el punto de vista del niño que advierte, confusamente, cómo la guerra ha derribado su mundo afectivo al punto de hacer de él un ser marginal que continuamente vive el rechazo y la traición, real o imaginaria.

CONTRARIAMENTE A OTROS relatos sobre el impacto de la guerra en un niño (ejemplo clásico, La esperanza y la gloria, del británico John Boorman), el conflicto bélico es aquí una realidad lejana, referida sólo por medio de las cartas enviadas por la madre y las noticias que por la radio llegan hasta la tranquila región donde vive el protagonista. El drama se centra en la difícil relación madre e hijo (la incomprensible ausencia prolongada, una dolorosa deslealtad afectiva), y de modo especial, en la transformación de Signe (María Ludqvist), la mujer sueca con la que Eero comparte, en una complicidad inesperada, la vivencia de una enorme pérdida sentimental.

ADIOS, MAMA REFIERE, de modo melancólico, el derrumbe de la credulidad y la inocencia de Eero, y el íntimo proceso de duelo familiar que al prolongarse por 40 años se vuelve también metáfora de los efectos sociales de una guerra.

SE EXHIBE HOY y mañana en la Cineteca Nacional.

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