El pasado que poco a poco se borra
Toma las piezas del rompecabezas y empieza a acomodarlas. Primero las observa, levanta una, le da vueltas y la coloca sobre la mesa. Toma la segunda y se detiene para atender la pregunta que se le hace sobre su familia. Entonces, voltea y observa fijamente a su interlocutora.
-¿Cómo se llaman tus hijos? -pregunta por segunda vez Luisa, trabajadora social del centro de día.
-Alfredo y el otro .... no me acuerdo del otro. -Tu hijo es Gerardo y tu hija ¿cómo se llama?
Otra vez Carmen fija la mirada. Así permanece durante varios segundos. No se mueve ni cuando Luisa le ayuda a recordar y le pregunta directamente por su segunda hija, quien se llama "Ili..."
La respuesta se queda inconclusa. Carmen no logra recordar. Sus ojos miran hacia ningún lado y así se queda hasta que Luisa, de nuevo, le pregunta si va a continuar con el rompecabezas. Carmen retoma entonces la tarea pendiente y busca dónde acomodar la segunda de las tres piezas del juego.
La distrae una nueva pregunta sobre lo que le gusta hacer. Alza la vista y por unos instantes se queda como pensando para luego decir "cosas".
-¿Cómo cuáles?
-Esas cosas y esas cosas...
Ya no dice más y sólo se mueve cuando Luisa la invita a que siga armando el rompecabezas.
Carmen se encuentra en la segunda etapa de la enfermedad de Alzheimer. Tiene 56 años y desde hace cinco ha ido perdiendo la memoria poco a poco. Cuando llegó al centro de día de Alzheimer México, institución de asistencia privada, se tuvieron que cubrir los espejos. Carmen ya no se reconocía y debido a que se sentía agredida por la "otra persona" que la miraba, se peleaba con ella.
Ahora ya no, comenta Alejandra Martínez Miranda, licenciada en enfermería y gerontóloga, de Alzheimer México. Ya no hace caso de su reflejo y tampoco se acuerda que debe comer aunque tenga el plato frente a ella, como tampoco se acuerda de su esposo, a quien confunde con su papá. Así es el Alzheimer.
Angeles Cruz Martínez