Preocupación de la Unión Europea; afectaría relaciones diplomáticas con Japón
Presiona Rusia a Shell para tener más participación en proyecto energético
Buscar forzar a grandes petroleras extranjeras a renunciar a ventajosos acuerdos
Moscú, 19 de septiembre. Rusia aumentó este martes la presión sobre Royal Dutch Shell y sus socios japoneses, por un emprendimiento de gas y petróleo en el Lejano Oriente de 20 mil millones de dólares, lo que generó malestar en Japón y en la Unión Europea.
El último escollo del proyecto Sakhalin-2, uno de las mayores iniciativas energéticas del mundo, fue el anuncio del monopolio de gas ruso Gazprom de que suspendió las conversaciones, que se habían estancado durante meses, para un intercambio de activos con Shell.
Este anuncio siguió a la decisión de Rusia de revocar las autorizaciones ambientales al proyecto, por acusaciones de que Shell había violado las normas, algo que la empresa ha negado. Shell posee 55 por ciento en el proyecto y tiene la calidad de operador.
En Bruselas, la Comisión Europea dijo que consideraba ''con mucha seriedad'' la decisión rusa y llamó a Moscú a garantizar un clima de inversiones seguro y predecible.
El primer ministro interino de Japón, Shinzo Abe, declaró que un retraso mayor del proyecto Sakhalin podría afectar las relaciones diplomáticas. Mientras, el líder de la Agencia de Energía Internacional, Claude Mandil, indicó que podía afectar al clima de inversiones en Rusia.
Las japonesas Mitsui & Co Ltd y Mitsubishi Corp poseen 45 por ciento de las acciones de Sakhalin-2. Japón, que depende de las importaciones, será un importante cliente del emprendimiento.
Los rusos quieren estar dentro
Los analistas sospechan que el Kremlin elevará la presión al punto de que Shell se vea forzado a renunciar a su acuerdo de producción, para darle a Rusia mayor participación.
''Los rusos quieren estar dentro y punto'', dijo Al Breach, economista jefe de UBS. ''Rusia no quiere que estos amplios terrenos estén manejados por extranjeros. Está presionando a Shell para llegar a un acuerdo. Es una cuestión de dinero'', añadió.
Sakhalin-2 implica la construcción de la mayor planta de gas natural licuado (GNL), con una capacidad de producción de 9.6 millones de toneladas por año, que serían enviadas a consumidores de Japón, Estados Unidos y otros países de Asia.
Shell ha invertido más de 10 mil millones de dólares en Sakhalin-2, en la remota y montañosa isla del océano Pacífico Sakhalin donde hay bajísimas temperaturas en el invierno.
El proyecto comenzaría a funcionar en 2008 y ya tiene clientes para gran parte de su producción inicial.
Hasta agosto, la compañía indicaba que había trabajado de la mano de los reguladores rusos para conseguir todos los permisos necesarios.
Diplomáticos de Moscú montaron una amplia operación de cabildeo para salvar al acuerdo Sakhalin-2, la mayor inversión extranjera en Rusia.
''Estamos profundamente preocupados'', dijo a Reuters el embajador británico Tony Brenton en Rusia.
Los analistas indicaron que Rusia está tratando de forzar a las grandes petrolíferas extranjeras a renunciar a parte de sus ventajosos acuerdos de producción, que fueron negociados en épocas de menores precios globales del petróleo.
El acuerdo que Shell firmó en 1993 no permite a Rusia dar fin al proyecto de manera unilateral. Sin embargo, los precios récord del petróleo implican que Rusia está perdiendo potenciales ingresos.
Los analistas indicaron que Rusia además quería ayudar a su principal empresa de gas, Gazprom, a mejorar los términos de su participación en el proyecto. Gazprom había planeado intercambiar 50 por ciento de sus depósitos en el campo Zapolyarnoye en Siberia, por 25 por ciento de participación en Sakhalin-2.
Sin embargo, el plan encontró problemas luego de que los costos de Sakhalin-2, la mayor inversión de una sola empresa en Rusia, se elevaron a 20 mil millones de dólares, mientras la primera entrega de gas natural líquido se pospondría hasta el verano de 2008.