El niño Cayetano
Ronda de piedra dormida /hermética y angulosa/ con cien capotes bordados/ sus azoteas adorna /con falsetas de sonata / va cantándonos su historia / mientras hunde sus veletas /en el toro de la aurora /".
Así le cantaba a su Ronda M. M. Remis y la poesía viene a cuento con la presentación en Ronda, la casa de la familia Ordóñez del niño Cayetano que entre pecho y espalda es heredero de esa leyenda torera. "El señor Pedro Romero /paso lento y frase corta / con redecillas de seda/ capa en vuelos de paloma /faja color viejo y cadena con dos onzas / por las callejas morunas / arrastra su gloria / y funda una escuela torea...".
El niño Cayetano Rivera Ordóñez recibe la alternativa en esa ronda, de manos de su hermano Francisco en corrida "goyesca" tradicional y la España torera se revuelve. Y la no torera también; bien administrado, apuesto, con empaque, planta torera, hijo, nieto y bisnieto de toreros, parte plaza con paso de matador caro.
Tan bien administrado que se despacha una corrida de Zaldueno, noblota, bobota, manejable y el niño Cayetano corta cuatro orejas, sale a hombros y el tendido es un jolgorio. Más allá de que el torero es un espectáculo, no queriendo ha pegado unos trincherazos dos por derecha y uno por izquierda de bajo de la pala del pitón que Ronda se volvió de piedra dormida y el niño Cayetano dará mucho de que hablar...
¡Ay de Ronda!