Alberto Chimal combina humor y religiosidad en Grey

En esta época en que abundan cultos y supuestas soluciones para la salvación, y "mercaderes que venden métodos para purificar el alma", no existe contacto ni interés en pensar en lo divino, en lo que está más allá de la vida cotidiana.

Ese, "si se desea encontrarlo", sería el sentido del nuevo libro del narrador Alberto Chimal, quien con los relatos de Grey (Era-CNCA) apuesta al humor en torno a historias cortas relacionadas con lo religioso.

De este trabajo "de transición", en el cual se observan algunos cambios respecto a temas anteriores (de la ciencia ficción a lo fantástico, por ejemplo), Chimal cuenta:

"Grey se empezó a cocinar de un modo muy chistoso. Primero vino la idea de escribir textos muy breves, extraños o sorprendentes, y luego resultó que poco a poco se fueron juntando historias que tratan los temas de lo religioso, de lo que está más allá del entendimiento.

"De pronto se me ocurrió que el tema no ha sido muy tratado, ya no digamos en cuentos así, sino sobre todo por medio del humor. Ya se sabe que la literatura nacional tiene serios problemas con lo humorístico, pero además tratar esta clase de asuntos genera una especie de miedo."

Chimal, quien la noche del miércoles, en la Casa del Poeta, presentó Grey a su grey acompañado de Lauro Zavala y Erika Mergruen, dijo que le "sigue interesando mucho el juego con lo fantástico, con la imaginación más que con la reproducción del mundo, aunque ambas se pueden compaginar de muchas formas".

El también autor de Gente de mundo y El país de los hablistas leyó además cuatro relatos con el común denominador del humor y de la escritura y la lectura veloz: Betania, La catarata, Manda fuego y Fideo y Altísimo.

Arturo Jiménez