Convierten en verbena el levantamiento del plantón
Más que despedida, nos llevamos la esperanza de cambiar este país
Ampliar la imagen Transeúntes caminan sobre Reforma, a la altura del Circuito Interior, tras el levantamiento de los campamentos y la limpieza del arroyo, aceras y camellones Foto: José Carlo González
Con dejo de nostalgia y sentimientos encontrados, pero con el mismo entusiasmo que los caracterizó la primera noche de resistencia civil pacífica -en la que la ciudadanía se apoderó de las calles capitalinas para gritar al mundo su inconformidad frente a los resultados electorales de la elección presidencial- los simpatizantes de la coalición Por el Bien de Todos iniciaron el retiro del plantón en el que se cobijaron durante 47 días.
Desde muy temprano, en el tramo que va de la fuente de Petróleos al Eje Central Lázaro Cárdenas, uno a uno comenzaron a ser descolgados los carteles, periódicos murales, mamparas, mantas y con ellas las consignas, los recortes de periódicos y las imágenes que dieron vida al movimiento, y sólo dejaron pequeñas "islas" con carpas equipadas con lo indispensable, para abrir la circulación vial después del Grito de Independencia.
Sin embargo, ni en el último día de plantón el ambiente de fiesta se agotó. En las carpas que aún quedaban erguidas continuaron las tribunas ciudadanas, los conciertos de música, desde la ranchera, la trova y las melodías de protesta.
En cada núcleo no faltó el platillo especial que desde diversos puntos de la ciudad se trajeron para darse la despedida los amigos y las familias formadas en los campamentos.
Incluso en algunos, como el de Tláhuac, ubicado a un costado de Insurgentes, se hizo del último día de estancia una auténtica verbena. En un ambiente de fiesta, mujeres, niños y hombres, familias completas provenientes de esa demarcación cooperaron para disfrutar de un banquete similar al acostumbrado en los festejos de aquella localidad.
Carnitas, arroz, frijoles negros, refrescos y hasta pastel se ofrecieron lo mismo a los que diariamente estuvieron presentes en el campamento, los que se sumaban los fines de semana o los que pasaban por Reforma y se detenían a escuchar los mensajes de los activistas, a través del equipo de sonido antes de ser desconectado.
Ahí, hombres y mujeres se expresaron reconocimiento y gratitud por la solidaridad y el activismo mostrado en estos días. Todos refrendaron su apoyo a Andrés Manuel López Obrador y su compromiso en la lucha hacia un país mejor.
"No nos llevamos la derrota, sino la esperanza de cambiar este país". "Nunca voy a reconocer a un presidente salido de un fraude. Felipe Calderón no va a aguantar la presión ni el rechazo de la gente". "La historia la escribimos todos los que no sólo tomamos las avenidas, sino también las conciencias", fueron algunas de las consignas lanzadas por los líderes del campamento y secundadas por todos los presentes.
El recuento de las experiencias por niños, jóvenes y adultos mayores que noche y día, pese a la lluvia y el granizo y todas las incomodidades que implica dormir en el suelo encima de tarimas o huacales, no cesaron en su lucha, recorrieron como un murmullo la mayor parte de los 280 campamentos instalados sobre Paseo de la Reforma, avenida Juárez y Madero, por los que transitaron alrededor de cien mil personas.
La lucha sigue
Pese a que la mayor parte del plantón se levantó ayer, se mantiene el ubicado en la calle de Madero, que va del Eje Central a la Plaza de la Constitución. Ahí las actividades continúan sin cesar y aunque algunas de las carpas, parte del mobiliario y del equipo de sonido comienzan a ser retirados, permanecen las consignas en papel a lo largo del corredor.
"Será lo último en levantar, porque es la parte material más valiosa del movimiento y por ello no irán a parar a la basura, sino que serán resguardados para montar exposiciones en diferentes lugares de la ciudad, plazas públicas, explanadas delegacionales y todos aquellos rincones a los que tengamos que llevar el mensaje de resistencia", señala el señor Juan Manuel Nava.