Posada Carriles, una historia de impunidad
Para la autora de Pusimos la bomba ¿y qué? la excarcelación del terrorista violará todo principio
La Habana, 12 de septiembre. Luego del fallo del magistrado federal con sede en El Paso, Texas, que recomienda la inmediata liberación del terrorista cubano Luis Posada Carriles -detenido desde hace año y medio en esa ciudad- es "muy probable" que la procuraduría estatal texana dicte su excarcelación. "Y con ello -afirma la periodista venezolana Alicia Herrera, autora del libro Pusimos la bomba ¿y qué?- las autoridades de Estados Unidos van a consumar una injusticia del tamaño de una catedral, además de violar todos los principios que ellos mismos han impulsado en los foros internacionales para combatir el terrorismo".
El magistrado Neil Garney determinó que mantener en prisión a Posada Carriles viola el precepto legal que prohíbe retener presos a extranjeros que no puedan ser sometidos a deportación. Estados Unidos ha negado reiteradamente a Caracas la petición de extradición del hombre que planeó y dirigió el atentado contra un avión de Cubana que en 1976 estalló en el aire, provocando la muerte de 76 personas, argumentando que el anciano terrorista "podría ser torturado" si es entregado a la justicia venezolana. Ningún otro país ha aceptado acoger al contrarrevolucionario.
El último intento de Posada de atentar contra Fidel Castro fue frustrado en Panamá en 2006, cuando él y todos sus cómplices, una banda de saboteadores de la tercera edad, intentaron poner una carga explosiva en un foro al que asistiría el líder cubano. Declarado culpable por un tribunal panameño, obtuvo su libertad cuando la saliente presidenta Mireya Moscoso decidió excarcelarlo el último día de su mandato. Se mantuvo prófugo e ingresó ilegalmente a México en mayo del año pasado, desembarcando en Cancún. Apoyado por las estructuras de la contrarrevolución cubana asentada en Miami, cruzó territorio mexicano hasta la frontera norte sin que las autoridades locales intentaran intervenir. La cancillería mexicana nunca ofreció una explicación.
Ayer, en esta ciudad, la periodista Alicia Herrera alertó sobre la posible culminación del proceso que permitirá, una vez más, la impunidad del contrarrevolucionario cubano. Hace 30 años Herrera escribió el libro Pusimos la bomba ¿y qué?, relato detallado de la participación de cuatro hombres en el estallido en pleno vuelo de un avión en el que viajaban adolescentes del equipo de esgrima de Cuba.
''¡Pusimos la bomba! ¿Y qué?"
Alicia Herrera solía acudir con frecuencia a la prisión cuartel de San Carlos, en Caracas, a visitar a dos compañeros suyos, fotógrafos de la empresa en la que trabajaba, Publicación Capriles. Se decía que estos dos jóvenes -Fredy Lugo y Hernán Ricardo- habían participado en el atentado aéreo que había sacudido en esos días la región. Ella, al principio, los creía inocentes. Pero con el tiempo y la confianza, la historia de cómo llevaron los explosivos a bordo del avión siniestrado empezó a surgir con todo detalle, no sólo en boca de los dos venezolanos, sino también relatada por el propio Orlando Bosch, otro de los grandes terroristas cubanos y que, junto con Posada, también estaba preso en San Carlos.
"Bosch es un hombre histriónico y se jactó, ante mí, de todos los atentados que había organizado", relató.
Por su parte, Nieves Posada, esposa de Luis Posada Carriles, tomó a la periodista como paño de lágrimas y con sus confidencias terminó de detallar la historia. Un día de pelea, en el patio de la prisión, Fredy Lugo explotó con un grito: "Pusimos la bomba ¿y qué?"
Entonces Herrera se decidió: "Esta experiencia marcó mi vida. O me quedaba callada o hablaba. Y tomaba partido. Lo tomé. La lucha contra el terrorismo ha sido mi causa. Me costó 10 años de exilio. Hace año y medio, cuando se desclasificaron los documentos que revelaron que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) conocía el plan de Bosch y Posadas seis meses antes del atentado, se demostró que todo lo que había yo publicado 30 años era cierto".
Tres décadas después Alicia Herrera no quita el dedo del renglón: "En Estados Unidos llaman a Posada Carriles 'activista exiliado'. Eso es inmoral. Lo están procesando como si fuera un espalda mojada cualquiera, y no como uno de los mayores terroristas que han existido en América Latina".