La PGR, obligada a investigar, dice Xavier Olea
Con la revelación de nuevas conversaciones del empresario textilero Kamel Nacif Borge, la Procuraduría General de la República (PGR) está obligada a dar prioridad a las investigaciones sobre la ''red de corrupción internacional'' que destapó la periodista Lydia Cacho a partir de su libro Los demonios del edén, sobre prácticas de pederastia; inclusive se debe citar como testigos al coordinador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón, y al gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, consideró el penalista Xavier Olea Peláez, abogado de la periodista y escritora.
En entrevista telefónica, el litigante puntualizó que la PGR está obligada a requerir las declaraciones de ambos políticos priístas ''para ver qué tipo de favores han recibido de Kamel Nacif, pues éste le dice claramente a su hija que los entonces senadores lo buscaron para ver 'con cuánto me voy a caer'; eso quiere decir que o Kamel ha participado en proyectos empresariales con ellos o dio dinero para sus campañas electorales, lo cual revela un evidente tráfico de influencias, cohecho y actos de corrupción''.
Ayer fueron difundidas grabaciones telefónicas entre el llamado Rey de la mezclilla y el pederasta preso en Quintana Roo, Jean Succar Kuri, en la que queda en evidencia la relación de amistad entre ambos. También se dio a conocer otra grabación que revela que Kamel Nacif exigió al entonces senador priísta Emilio Gamboa detener reformas legales con las que se permitiría abrir un casino en el Hipódromo de las Américas.
Entrevistado sobre el contenido de las grabaciones, Olea Peláez indicó que esas llamadas ''comprueban que hubo evidente tráfico de influencias, cohecho y una clara red de corrupción, donde se ve que Nacif se siente apoyado por todos los actores políticos que aparecen. En cuanto a Succar Kuri, se demuestra que existe amistad, que hay negocios entre ellos y que en principio los dos son proclives a la pederastia''.
Finalmente refirió que las grabaciones prueban que la periodista Lydia Cacho no ha incurrido en difamaciones, pues sólo contó hechos que le constan a diversos testigos.