Usted está aquí: martes 5 de septiembre de 2006 Mundo En duda, la presencia de Fidel Castro en la cumbre de países no alineados

Hace poco más de un mes que el presidente cubano no aparece en público

En duda, la presencia de Fidel Castro en la cumbre de países no alineados

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 4 de septiembre. Por segunda ocasión en la historia del Movimiento de Países no Alineados (Noal), Cuba será la sede de una reunión al más alto nivel, pero esta vez la fecha del encuentro se acerca sin que se despeje la duda sobre la asistencia del principal anfitrión, el presidente Fidel Castro.

La décimo cuarta Conferencia Cumbre del Noal se realizará en La Habana del 11 al 16 de septiembre próximos en el Palacio de las Convenciones, el mismo lugar en el que sesionó la sexta cita de jefes de Estado y de gobierno en 1979.

En aquel momento Castro tenía 53 años de edad. Ahora ya octogenario, el líder cubano lleva más de un mes de convalecencia, tras una cirugía intestinal que le obligó a ceder interinamente sus funciones a Raúl Castro, su hermano menor y segundo en la jerarquía.

"Fidel está muy recuperado", dijo en la víspera el presidente Hugo Chávez, en su programa semanal de televisión. "Ya se sienta, escribe, tiene un teléfono, da órdenes, instrucciones".

El jueves último Chávez visitó por tercera ocasión a Castro en su lecho de enfermo. El domingo el presidente venezolano dijo que, en un mensaje escrito para el equipo médico que lo atiende, su amigo cubano manifestó deseos de volver a la oficina.

La salud de Castro se mantiene bajo el silencio que le impone su carácter oficial de secreto de Estado. Sin embargo, las autoridades han difundido en forma escalonada fotografías, videos y escuetas declaraciones, que apuntan a la progresiva mejoría del presidente.

En poco más de un mes de convalecencia, Castro no ha aparecido en público ni se le ha visto caminar. Según la más reciente filmación con Chávez, pudo sentarse, conversar con fluidez y escribir con caligrafía uniforme.

De acuerdo con el programa provisional de la cumbre, el presidente cubano tendría que someterse a dos días de sesiones maratónicas, con una jornada final sin límite previsible.

El viernes 15 Castro debería estar recibiendo de pie durante una hora y cuarto a las delegaciones de mayor jerarquía, las que estén encabezadas por jefes de Estado o de gobierno, príncipes herederos, vicepresidentes o líderes parlamentarios.

Luego tendría que caminar unos metros al salón de plenos, para encabezar una sesión de casi dos horas, en la cual habría de recibir la Presidencia del Movimiento para los próximos tres años, de manos de Abdullah bin Haji Ahmad Badawi, primer ministro de Malasia.

Castro haría luego el discurso inaugural, tras lo cual saldría junto con sus colegas a los jardines del complejo de auditorios para hacerse con ellos la foto oficial.

La tarde tendría que seguir con una reunión de más de cuatro horas y culminar con una cena.

El sábado 16 el mandatario asistiría a la plenaria matutina de cuatro horas, tomaría una hora y media para comer y volvería a la sala principal del Palacio, a encabezar la sesión que tiene disponibles otras seis horas corridas.

A las nueve de la noche de ese sábado debería iniciarse la última reunión, sólo para adoptar los resolutivos de la cumbre y escuchar el discurso de clausura del propio Castro.

El plan sonaba normal para los conocidos hábitos de trabajo del mandatario, pero ahora dibuja una interrogante sobre la decisión que tomará el líder cubano, en vista de su nueva situación.

No hay signos externos de que Castro esté en condiciones de cumplir un programa semejante, pero ¿podría, en cambio, aparecer de alguna forma sólo en algún momento clave del encuentro?

En menos de dos semanas habrá una respuesta.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.