Herrerías volvió a pagar la renta de la Plaza México
¿Habrá novillada el próximo domingo en la México? La respuesta la sabrá usted quizá antes incluso de leer esta pregunta, si hoy, como todo el mundo supone y sospecha, el tribunal electoral ratifica la validez de los comicios del 2 de julio y, en consecuencia, proclama ganador de la contienda al candidato conservador. Si éste en efecto se alza con el triunfo, usted podrá adelantar que el domigo venidero no habrá lidia de reses bravas en la arena de Mixcoac porque ésta será ocupada por los panistas para celebrar su propia fiesta.
Pero en lo que sabemos si serán peras o manzanas, los enterados aseguran que, otra vez, de una abultada chequera salió el dinero para que Rafael Herrerías Olea, como es costumbre desde hace ya 14 larguísimos años, pagara por lo que resta de 2006 y hasta finales del verano de 2007 el alquiler del embudo de Insurgentes que poseen los herederos de Moisés Cossío, quien es dueño también de las ruinas del Frontón México.
Según los informantes de esta sección, Herrerías depositó esta vez la friolera de 25 millones de pesos, cantidad muy superior a los casi 20 millones que habría entregado hace dos años, lo cual sin embargo es irrelevante porque lo importante es que a pesar del aparente cambio de administradores de la plazota, continúa la influencia del cacique de Mixcoac.
Nada nuevo bajo el sol
Por eso no convencen del todo los rumores que giran, hace días, en torno de la supuesta "ruptura" del diestro valenciano Enrique Ponce con los nuevos promotores de la México, Víctor Curro Vázquez y Chilolín, arguyendo que el creador de la cuclillina y otros pases más bien dignos de la danza que del toreo "es amigo de Herrerías, no de sus hombres de paja". La pugna, a juicio de los que ya no se chupan el dedo, es una vulgar obra de teatro para empezar a calentar la temporada 2006-2007, que debe arrancar dentro de dos meses y en la cual, como todos los años, Ponce participará como base del cartel para la renovación del derecho de apartado y como socio y coinversionista de la empresa.
No hay, pues, nada nuevo debajo del sol, excepto el todavía asombroso hecho de que en torno del astro rey gira un planeta menos, algo que jamás imaginamos que llegaría alguna vez a suceder, ni siquiera cuando a la gente de El Vaticano, ya no recuerdo bajo el solideo de qué pontífice, les dio por descontinuar santos. Fuera de ese extravagante ajuste de cuentas de los astrónomos con el universo, la única noticia del mundo de los toros bravos que en estos momentos provoca tristeza de verdad es la que nos habla de la muerte de Silverio Pérez, ocurrida el sábado en Texcoco, a los 90 años de su edad.
A los clásicos aniversarios luctuosos de agosto -mes que a lo largo del siglo XX se llevó a Ignacio Sánchez Mejía, Manuel Rodríguez Manolete y Manolo Martínez-, ahora, apenas entrado septiembre, se agregará el de Silverio Pérez. ¡Adiós, maestro!