Ciudad Perdida
Estrategias y símiles panistas
Estado de sitio y desalojo violento
Protesta festiva o tanquetas de miedo
La última estrategia montada por el panismo, con la ayuda de sus aliados de siempre, los señores de los sindicatos patronales, pretende establecer símiles entre el plantón de Reforma-Juárez-Zócalo, y el virtual estado de excepción que montó la PFP y el Estado Mayor Presidencial, tres kilómetros alrededor del Palacio Legislativo de San Lázaro.
Para cumplir con ese fin han pagado horas y horas de tiempo en televisión y en radio. El discurso es simple y doloso, perverso, se podría decir. La policía preventiva ya desalojó las calles y avenidas que tomó, ahora los ciudadanos deben hacer algo para limpiar el corredor, dicen con las voces del locutor o los extras alquilados.
En pocas palabras, el régimen de odio que se pretende instaurar con Felipe Calderón, y del que ya les habíamos hablado en una entrega anterior, busca, para afianzarse, el enfrentamiento físico.
¿Qué tenemos que hacer las personas para que desalojen el Paseo de la Reforma?, se preguntan, más o menos, en el nuevo video panfleto, como para ir metiendo en la cabeza de quienes escuchan con fervor a los instrumentos de su perversidad, la idea de tomar en sus manos lo que ellos pretenden como solución al conflicto: el desalojo violento.
Así, pretenden confundir , mezclar en la mente de sus siervos agua y aceite, justificar en una conjugación imposible la represión y la protesta para limpiar sus culpas. Total que la heroica policía federal no manche sus armas, que sea la gente bien, con la ayuda de muchos policías fallidamente disfrazados de civiles, como siempre, la que exacerbada por los cantos de la televisión se lance con toda la rabia sobre los campamentos, la disculpa ya la habrán construido los locutores.
Por eso es que se necesita oponer el significado del plantón al virtual estado de sitio que se vivió en cuando menos 24 colonias durante 15 días, y para ello hemos logrado identificar cuando menos cinco diferencias entre los dos hechos, la ocupación de las calles del oriente de la ciudad por la PFP y la manifestación en el centro-poniente que realiza el PRD.
Primero: la distinción más clara entre una y otra acción está en quién la hizo. Por un lado la gente y su esperanza en hacer que el país cambie para el bien de todos, a convocatoria de su líder.
Por el otro la gente de uniforme y armada que recibe la orden de un jefe para que lo protejan de la gente, que con toda seguridad, alguna vez lo apoyó y que ahora se siente traicionada.
Dos: En el plantón perredista hay libre tránsito de las personas, es decir, a nadie se le impide ir y venir por las avenidas. Es el tránsito de vehículos el que se halla interrumpido.
En la ocupación de la PFP y el EMP, el libre tránsito de las personas era restringido. Se pedía identificación y explicaciones a quienes pretendían cruzar las vallas de acero que colocaron los policías. Además, ningún vehículo, fuera de aquellos autorizados por las fuerzas policiales, podía circular en el perímetro ocupado.
Tres: En el de Reforma-Juárez-Zócalo, lo importante es que los empleados no llegan a tiempo a cumplir con las tareas que les impone el patrón, y que el patrón no puede ir, en su vehículo, con toda comodidad a sus citas en los restaurantes de moda, eso es lo importante. El tránsito de las personas nunca ha sido impedido.
En el otro la vallas de acero impidieron que los vehículos de transporte público y privado circularan por varias avenidas de importancia para la ciudad. Las personas sin identificación no pudieron transitar más allá de las misma vallas, porque para trasponerlas era necesario que la policía supiera quiénes eran y hacia dónde se dirigían. La ausencia de niños en las escuelas fue mayor a la normal, los mercados vieron caer sus ventas, y el temor por la represión dejó las calles solas durante dos semanas.
Cuatro: En las avenidas del plantón contra el fraude electoral se levantaron manifestaciones de arte y cultura, se protesta con bailes y cantos, con lecturas y exposiciones pictóricas. El plantón en las tardes y las noches, pero, sobre todo, los fines de semana es una fiesta.
En el cerco militar los habitantes de las colonias aledañas al Palacio Legislativo supieron del sabor del miedo. Las tanquetas que lanzan represión líquida se dispusieron en las calles, listas para atacar a la gente, envueltas en plásticos negros; los policías de gris unos, de negro otros, pasearon sus armaduras frente a la ciudadanía inerme.
Cinco: El día primero los plantados aplaudieron y gritaron vivas después de saber que los labios de Fox no proferirían ninguna otra mentira desde la tribuna de la casa del pueblo, que así se le conoce al recinto de la Cámara de Diputados, y que su intención, sin ningún tipo de violencia, había traspasado los aceros de las vallas policiales y silenció por fin la falacia.
Al otro lado, las hidrófilas tanquetas fueron guardadas, con la panza llena, sin haber desalojado ni un chorro de su cargamento, y las macanas y los gases pimienta y las granadas de gases lacrimógenos no pudieron recibir la orden de ir contra el enemigo: la gente. Esas, entre otras, fueron las diferencias.
P ero como el gobierno de Fox no alcanzó su objetivo, ahora la propuesta es enfrentar a unos en contra de otros, sin policía de por medio -cuando menos no de uniforme- para dejar listo el camino a la mano dura de Felipillo. ¿Verdad que sí hay diferencias?