Evita el mandatario brasileño hablar sobre ejecuciones y brutalidad policiacas
Lula visita una favela en su campaña por la relección; ofrece mejoras educativas
El presidente encabeza las preferencias del voto de cara a los comicios de octubre
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Luiz Inacio Lula da Silva con niños de la favela Ciudad de Dios, en Río de Janeiro, donde ayer realizó un acto de campaña en la búsqueda por su relección en la presidencia de Brasil
Foto: Ap
Río de Janeiro, 3 de septiembre. El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, prometió el sábado un mejor acceso a la educación para ayudar a los pobres a escapar del crimen, al hacer campaña para su relección en la favela Ciudad de Dios, en Río de Janeiro.
Pero Lula no hizo alusión a una de las principales preocupaciones de los moradores de Ciudad de Dios: los asesinatos policiales de jóvenes y otros actos de brutalidad en barriadas de Río de Janeiro, donde más de un millón de personas viven en la miseria.
"Queremos preguntarle a Lula si puede decirle a la policía en su segundo mandato que no mate a tantas personas jóvenes y negras en las afueras", dijo la cantante de samba Leci Brandao ante más de mil personas en un gimnasio de Ciudad de Dios, normalmente utilizado para los ensayos de los desfiles de Carnaval.
La película de 2002 Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles acerca de niños que luchan por sobrevivir en la violenta barriada, algunos uniéndose a pandillas de narcotraficantes y otros buscando un trabajo, ganó muchos premios internacionales y obtuvo cuatro nominaciones al Oscar en 2004.
Lula encabeza por amplio margen los sondeos de opinión de cara a las elecciones del 1º de octubre. El primer presidente de clase trabajadora de Brasil afirmó que el país tenía una "enorme deuda con su gente negra" y con los jóvenes pobres abandonados a su suerte en las favelas.
"Esta deuda tomará muchos años para pagarse (...) La principal inversión que podemos hacer está en la educación de nuestros jóvenes. Es más barato construir un salón de clases que una celda de prisión, más barato encargarse de un alumno que estudia en una universidad que de un criminal sentenciado a 60 años", dijo Lula.
El mandatario también recibió su ronda de aplausos, pero Edineide Gomes, una costurera de 45 años que vive en la barriada, manifestó su decepción tras el discurso de 15 minutos. "Está en lo cierto acerca de la educación, pero pronto no tendremos muchos jóvenes a los que educar: ¿por qué no habló acerca de los asesinatos policiales?"
Grupos de derechos humanos se han quejado de que la policía, en su guerra contra las pandillas de narcotraficantes, recurre a ejecuciones sumarias de sospechosos desarmados. La policía mató cerca de mil personas el año pasado en Río en situaciones descritas como "resistencia al arresto".
De su lado, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso acusó a Lula de presidir una "república de malandros (delincuentes)", mientras el diario O Estado de Sao Paulo señaló que más de 25 por ciento de los diputados federales brasileños por el estado de Sao Paulo que buscan su relección están sometidos a alguna investigación judicial.
El año pasado, el oficialista Partido de los Trabajadores (izquierda) fue acusado de pagar sobornos a diputados. El escándalo derivó en la renuncia de los principales ministros de Lula y de los principales dirigentes del partido.
Muchos de los denunciados en los escándalos son candidatos en las elecciones de octubre, cuando los brasileños elegirán presidente y renovarán la totalidad de la cámara baja, un tercio del Senado y los 27 gobernadores de estados.
En otro asunto, la policía federal inició una ofensiva contra la banda criminal del Primer Comando de la Capital, responsable de una serie de ataques desde mayo en Sao Paulo, en la que participan cien agentes con apoyo de helicópteros y que logró a detención de 43 sospechosos en esa localidad.