Llaman a estudiantes a sumarse a la resistencia
Fiesta en CU y negros presagios en San Lázaro rumbo al Informe
Ampliar la imagen Aspecto del concierto Mueve tu bote por un voto, que tuvo lugar ayer en Ciudad Universitaria Foto: María Meléndrez Parada
Unos 15 mil estudiantes universitarios se reunieron ayer por la tarde en el estadio de beisbol de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el momento más concurrido del concierto que desde el mediodía y hasta el anochecer ofrecieron famosas bandas como Santa Sabina, la Maldita Vecindad y Botellita de Jerez, en un esfuerzo conjunto por incorporar a los jóvenes de la máxima casa de estudios al movimiento de resistencia civil pacífica en contra del fraude electoral.
En medio de graves contradicciones de la rectoría, José Narro Robles hizo esfuerzos por evitar que la reunión se llevara a cabo en las islas de Ciudad Universitaria, asegurando que allí los espectadores serían víctimas de un ataque de porros. Por su parte, David Vázquez, subdirector de Promoción Artística de la UNAM, hizo insistentes llamadas telefónicas a organizadores y estudiantes para recomendarles que "por su bien" no asistieran al concierto.
Jesusa Rodríguez, al pronunciar un discurso en la apertura del concierto, criticó a los jóvenes que se dejaron "intimidar" por las amenazas de los funcionarios, y les dijo que de cara a la resistencia civil estaban rebasados por los ancianos y los adultos, y que tenían que hacer un esfuerzo "para sumarse a la lucha contra la imposición y el golpe de Estado".
No pueden pasar
Mientras el grupo Salario Mínimo inicia el espectáculo en el estadio universitario de beisbol, al otro lado de la ciudad de México, alrededor del Palacio Legislativo de San Lázaro, la expresión "golpe de Estado" cobra cuerpo escenográfica y deprimentemente.
Barreras metálicas cierran las bocacalles que desembocan a la avenida Congreso de la Unión; miles de hombres uniformados de gris, con toletes, cascos y escudos antimotines resguardan el deportivo Cecilio Robelo y la pequeña escuela primaria de la que salen grupos de niños asustados y caminan hacia las rejas del virtual estado de sitio, como si vivieran en un país invadido por una fuerza de ocupación extranjera.
Reina el silencio. Los hombres uniformados de gris con toda su parafernalia encima deciden quién puede y quién no puede cruzar los puentes peatonales que llevan hacia el único restaurante que se encuentra fuera del recinto legislativo. El reportero obtiene el permiso, pero no una señora muy humilde, con chanclas de plástico, quien se ve obligada a caminar kilómetros para llegar hasta el otro lado del puente, mientras camiones de la Policía Federal Preventiva y misteriosos telones de plástico negro que ocultan las famosas tanquetas de agua y gases lacrimógenos pintan el escenario con tétricas tonalidades.
Inclusive para entrar a una pequeña iglesia frente al deportivo Cecilio Robelo hay que obtener la autorización de los uniformados de gris. La atmósfera es alucinante. Los vecinos le preguntan a este reportero si acaso la pesadilla se va a prolongar hasta el primero de diciembre.
¡Todos a San Lázaro!
En el concierto universitario, Rita Guerrero ondula detrás del micrófono sacando de su cuerpo los más insólitos y estremecedores sonidos; a sus pies hay unos 3 mil jóvenes que cantan con ella y la miran conquistados por su presencia y su voz. Una trompeta aumenta la temperatura de la tarde cuando empieza la actuación de Salón Victoria, pero después de una ligera llovizna, quién sabe de dónde, brotan miles y miles de jóvenes más y la cancha de pasto vibra cuando todos ellos saltan al compás del Pachuco de Maldita Vecindad, mientras cuerpos de muchachos descamisados surcan repentinamente el aire de aquí para allá.
Entre cada grupo musical los convocantes del acto subrayan la necesidad de que los universitarios se incorporen a la lucha, pero no mencionan a López Obrador ni al PRD, sino al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a los pueblos indios, a los presos políticos de Atenco, y lanzan consignas contra el fraude electoral.
En el Zócalo, a las siete de la noche, al cumplirse 31 días del plantón, Jesusa Rodríguez llama a que toda la gente se concentre allí mismo, en la Plaza de la Constitución, mañana viernes a las dos de la tarde, para formar la compacta columna de decenas de miles que irán a protestar a San Lázaro contra el presidente Vicente Fox, pero que nadie, subraya la actriz, se vaya por su cuenta para no hacerle el juego a los provocadores. El reloj entra en cuenta regresiva y comienza a escucharse un inquietante tictac, tictac, tictac...