Nueve retenes impiden a la gente llegar a San Lázaro
¿Libertad de tránsito?, n'hombre, aquí se obedece
Nadie puede transitar por ahí sin autorización de guardias
Ampliar la imagen Personal del Estado Mayor Presidencial, de la Policía Federal Preventiva y de seguridad de la Cámara de Diputados resguarda el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde se espera que el presidente Vicente Fox presente mañana su último Informe de gobierno Foto: José Carlo González
"¿Libertad de tránsito?, n'hombre, aquí tiene que obedecer lo que se le indique. En todos los retenes lo van a revisar o no pasa, es la orden y se tiene que acatar", es la frase que obtiene de respuesta quien se atreve a cuestionar a los militares y policías, aparentemente desarmados, que vigilan que nadie transgreda los cierres al tránsito vehicular y peatonal en las zonas aledañas al Palacio Legislativo de San Lázaro.
Nadie puede caminar sin autorización por el perímetro del recinto parlamentario, tampoco puede acceder a las calles que circundan la Cámara de Diputados, pues están cerradas con vallas metálicas. Para entrar a la zona se requiere pasar por alguno de los cuatro puestos de revisión instalados en los alrededores.
Quien pretenda caminar por la zona vigilada debe acreditar su "legal" tránsito en por lo menos nueve ocasiones, ya que es el número de retenes que existen en toda el área, vigilados tanto por personal de seguridad de la Cámara de Diputados, como por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) -vestidos de civil, con un overol de color negro y una leyenda que dice "seguridad"- y personal de la Policía Federal Preventiva (PFP).
Durante un recorrido por la zona se pudo constatar que tanto el personal de la PFP como del EMP han instalado tres campamentos donde militares y policías federales descansan mientras otros los relevan en sus comisiones.
El más grande, con unas 20 "casas de campaña" construidas con plásticos y palos, está en el Jardín Chiapas, ubicado en la esquina de Fray Servando Teresa de Mier y Congreso de la Unión; otro está frente al acceso del Palacio de Justicia Federal, en la avenida Eduardo Molina, y el tercero en el jardín que se localiza frente a la puerta principal del recinto legislativo, en el lado poniente de avenida Congreso de la Unión.
Toda persona que por algún motivo tenga que acercarse a las inmediaciones de la Cámara de Diputados y no cuente con la identificación que lo acredita como empleado del Congreso, está obligado a tolerar que sus pertenencias sean revisadas y, además, debe mostrar una identificación oficial y convencer a los vigilantes de que sólo va de paso, que se dirige a su domicilio, o si va a realizar algún trámite a la oficina de la tesorería capitalina debe mostrar el formulario que va a pagar.
Si aún así su conducta parece sospechosa, a juicio de los vigilantes, un integrante del EMP lo vigilará desde muy corta distancia hasta que salga de la zona.
La vigilancia policiaca y militar abarca, en la parte oriente de la avenida Congreso de la Unión, desde Lorenzo Boturini hasta Alarcón, y sólo se permite la circulación de vehículos acreditados en la Cámara de Diputados.
En ese tramo hay cinco retenes. El primero, en el cruce de Congreso de la Unión y Fray Servando Teresa de Mier. En ese punto la vigilancia es relativamente más laxa, pues en la zona hay tres escuelas y un centro de salud. Sin embargo, todo aquel que no lleve a un menor al colegio debe informar a dónde y a qué va.
Al llegar al cruce de Congreso de la Unión y Stand de Tiro, la situación es más complicada: los transeúntes deben acreditar para qué quieren circular por la zona, pues allí, sobre la calle Stand de Tiro, se encuentran unos seis vehículos antimotines, cubiertos con plásticos negros, y cuatro pipas de agua para abastecer esas unidades.
Un tercer retén se ubica en el cruce de Congreso de la Unión y Sidar y Rovirosa, por ser uno de los puntos más cercanos a los accesos de la Cámara de Diputados. Ahí el paso es imposible para cualquier persona ajena al recinto parlamentario.
El cuarto retén se encuentra en el cruce de San Pablo y Congreso de la Unión. Ahí se revisa de nueva cuenta a vehículos y transeúntes, pues a menos de 300 metros está el acceso principal de la Cámara de Diputados.
El último retén de ese lado de Congreso de la Unión está en la esquina que forma con la calle Alarcón.
En el lado poniente de Congreso de la Unión, el cerco con mallas metálicas de más de dos metros de altura comienza en Fray Servando Teresa de Mier y llega hasta Alarcón. Ningún vehículo o persona pueden cruzarlos.
Ayer, las uniones de las placas que forman las murallas metálicas fueron aseguradas con tornillos.
Por el lado sur se puede acceder a la zona por las calles de Cecilio Robelo y Lázaro Pavia, pero sólo se permite el paso a quienes acuden al Hospital de Balbuena o a las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
Existe un retén en el que además del personal de la Cámara de Diputados, PFP y EMP, están empleados de seguridad del Poder Judicial Federal; ellos únicamente permiten el paso a quienes acrediten ser servidores públicos que laboran en el Palacio de Justicia o a litigantes que realizarán algún trámite.
Nadie puede caminar libremente sobre Eduardo Molina, entre Sidar y Rovirosa y San Pablo, pues se levantó una malla metálica a la mitad de Molina.
Para acceder al recinto legislativo o a las viviendas ubicadas entre Molina y Congreso de la Unión se requiere que el personal de seguridad autorice su ascenso al puente peatonal que comunica la salida de la terminal de autobuses TAPO a la acera de la Cámara de Diputados.
El último retén está en San Pablo y Eduardo Molina, en el lado poniente de esta vialidad.