Su propósito, detener a los líderes de los movimientos de resistencia civil
Capacita el gobierno a grupos de ''disuasión'' tipo halcones
PFP y AFI, encargadas del curso en instalaciones militares de Guanajuato y la base aérea de Santa Lucía
El gobierno federal capacita en instalaciones militares de Guanajuato y la base aérea de Santa Lucía, en el estado de México, grupos de ''disuasión'' que tienen como propósito la detención de los líderes (a quienes se acusaría del delito de rebeldía) de los movimientos de resistencia civil y la desarticulación de los mismos, lo que podría ocurrir en los días posteriores al sexto Informe de gobierno de Vicente Fox, antes de la eventual toma de posesión de Felipe Calderón Hinojosa, revelaron funcionarios de áreas de inteligencia del gobierno mexicano.
Al menos mil 200 hombres, con estudios mínimos de bachillerato y divididos en grupos -dos adscritos a la Policía Federal Preventiva (PFP) y dos más a la Agencia Federal de Investigación (AFI)-, fueron ''contratados'' bajo la condición de mantener en absoluto secreto la existencia de estas ''brigadas''.
Prevención ''antisubversiva''
Estos hombres conforman unidades distintas a la sexta Brigada de Infantería Ligera del Ejército Mexicano, con sede en la ciudad de México, lista para contrarrestar cualquier ''acto subversivo'' que se presente en los próximos días.
Cada grupo, denominado compañía, está dividido en células y cada una de ellas está compuesta por 40 personas adiestradas en infiltración, manejo de armas de fuego y defensa personal, así como en tácticas de contrainsurgencia y labores de inteligencia.
De acuerdo con las fuentes consultadas, en el proceso de capacitación de estas brigadas estarían participando algunos integrantes del grupo que en los años 70 se conoció como Los Halcones, que dirigía el entonces coronel Manuel Díaz Escobar Figueroa.
Los funcionarios entrevistados indicaron que los jóvenes que aceptaron formar parte de estos grupos fueron previamente seleccionados aplicando los mecanismos que se utilizan para contratar personal en instituciones de seguridad, tales como exámenes antidoping, socioeconómicos y poligráficos.
A los cursos de capacitación, impartidos por militares en retiro y activo, no sólo asisten los reclutados, sino también los jefes regionales del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Según los datos obtenidos, a partir de análisis de inteligencia elaborados principalmente por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y el Cisen (éste en colaboración con la Secretaría de Seguridad Pública federal), era necesario crear grupos que realizaran ''tareas estratégicas de investigación, disuasión y detención'', pero ajenos al Ejército Mexicano.
Para ello se consideró, refieren los entrevistados, que jóvenes con estudios de preparatoria o superiores sin completar, y sin actividades profesionales, conformaran unidades especializadas para combatir de manera ''discreta acciones que pongan en riesgo la gobernabilidad en la capital del país, así como otras zonas consideradas de alto riesgo''.
A cada uno de estos elementos se les prometió un salario base mensual de 9 mil pesos y una compensación de 12 mil.
Los cursos de capacitación durarían tres meses, y quienes aceptaron también accedieron a no revelar información de sus actividades o misiones encomendadas. De acuerdo con versiones obtenidas de distintos funcionarios de alto nivel -de la Procuraduría General de la República (PGR), Sedena, Cisen y SSP federal-, entre los capacitadores de los reclutados estarían ex integrantes de Los Halcones, algunos de los cuales se mantuvieron como servidores públicos de bajo perfil, impartiendo cursos de defensa personal y artes marciales en centros deportivos.
Cabe recordar que el 10 de junio de 1971 apareció en la ciudad de México un grupo paramilitar que en su intento por detener una marcha de estudiantes y organizaciones civiles atacó con armas de fuego a los manifestantes, provocando lo que hoy se conoce como la matanza del jueves de Corpus. Al grupo se le identificó como Los Halcones, una organización constituida por militares con jóvenes de escasos recursos a los que se capacitó en artes marciales y manejo de armas de fuego en los llanos de San Juan de Aragón, y que supuestamente laboraban en el entonces Departamento del Distrito Federal como recolectores de basura, cuidadores de panteones, vigilantes del Metro y guardabosques, bajo las órdenes de Manuel Díaz Escobar Figueroa.
Tras los sucesos del 10 de junio de 1971, supuestamente el grupo fue disuelto, aunque los militares se reintegraron a las fuerzas armadas en activo; inclusive, su principal líder fue enviado como agregado militar a Chile en 1973, antes del golpe militar de Augusto Pinochet.
Los nuevos grupos, aunque no están conformados por jóvenes sin estudios ni recursos, tienen la misma finalidad que Los Halcones en 1971: desactivar y desarticular cualquier núcleo que intente acciones consideradas subversivas por el gobierno federal.
Los elementos que integran los ''grupos de disuasión'' no están obligados a parecer militares; inclusive, a algunos se les pidió que se dejaran crecer el cabello y no cambiar sus modales ni su conducta pública, a fin de ''pasar lo más desapercibidos posible''.
Los entrevistados mencionaron que ex integrantes de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS) se negaron a participar en los cursos de capacitación, infiltración o recopilación de información para estas acciones o grupos.
Según las fuentes consultadas, los grupos recién constituidos actuarán en coordinación con la sexta Brigada de Infantería Ligera de la Sedena, integrada también por alrededor de mil 200 elementos, y capacitados en acciones de contrainsurgencia en zonas urbanas.
Detenciones ''discretas''
A pesar de ello, las fuentes revelaron que en semanas recientes los altos mandos de la Sedena dejaron en manos del presidente Vicente Fox Quesada la decisión de utilizar al Ejército para desalojar a manifestantes, situación que obligó al ala civil del gobierno federal a considerar que sólo los grupos creados, que están auspiciados por la AFI y la SSP federal, sean los encargados de las aprehensiones.
El operativo, al cual no se le ha puesto fecha, contempla que los integrantes de las mencionadas brigadas de disuasión no utilicen armas de fuego, que realicen detenciones de manera selectiva lo más discretas posible y, en dado caso, serían apoyados con gases lacrimógenos y otros químicos que afectarían las vías respiratorias de sus oponentes, indicaron los entrevistados.
Las acciones estarían reapaldadas por alrededor de mil 500 elementos de la Policía Federal Preventiva, pertenecientes a las Fuerzas Federales de Apoyo, que en su mayoría están conformadas por miembros de la Policía Militar, y que resguardarán los edificios federales que se localizan en la ciudad de México, así como por integrantes de la sexta Brigada de Infantería Ligera de la Secretaría de la Defensa.