Usted está aquí: martes 29 de agosto de 2006 Cultura MunDOS mariNOS, postales de belleza sublime que van de lo surrealista a lo mítico

La coreografía de Humanicorp se presenta en el Teatro de las Artes

MunDOS mariNOS, postales de belleza sublime que van de lo surrealista a lo mítico

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Cuerpos dúctiles flotan ligeros, desafiando la ley de la gravedad, y confrontan los límites de la anatomía humana, lo mismo en contorsiones que en derroche de fortaleza Foto: Francisco Olvera

Ampliar la imagen Cuerpos dúctiles flotan ligeros, desafiando la ley de la gravedad, y confrontan los límites de la anatomía humana, lo mismo en contorsiones que en derroche de fortaleza Foto: Francisco Olvera

Ampliar la imagen El fuego, dador de vida, metáfora del deseo y el pecado, del dolor y el placer, es el elemento que caracteriza esta parte de la obra

Ampliar la imagen Estructuras propias de las matemáticas y la astronomía hacen las veces de juguete dentro del que los bailarines ejecutan sus evoluciones

La más reciente coreografía de Humanicorp, MunDOS mariNOS, no da tregua a la imaginación. Es un devenir incesante de postales de belleza sublime que transita entre lo onírico, lo surrealista y lo mítico. Setenta minutos con la fantasía en vilo y varios momentos de alucine.

Imágenes en movimiento que parecen sustraídas de los universos pictóricos de René Magritte o Remedios Varo, y que, sin embargo, toman como fuente de inspiración las asombrosas y estrujantes propuestas escultóricas de los hermanos Jorge y Javier Marín.

Once actores-bailarines-equilibristas-malabaristas sobre el escenario, que en una especie de alquimia medieval se trasmutan lo mismo en átomos que en piras humanas, en Icaros que en Faunos, en susurros que en gritos, en recuerdos que en crítica, en risa y llanto.

Desafío a la ley de gravedad: flotan ligeros, suspendidos con la ayuda de arneses, en evoluciones en momentos acaso circenses, por antonomasia, sorprendentes. Dúctiles, sus cuerpos confrontan los límites de la anatomía humana, lo mismo en contorsiones que en derroche de fortaleza.

Energía, sutileza, abstracción, altivez, erotismo, cachondería, ternura, azoro, furia, son algunos de los elementos que se condensan en los dos actos que integran esta propuesta de Gerardo Hernández, director de Humanicorp.

Actos abstractos

La primera parte de la pieza está manejada con un lenguaje más narrativo, si bien no deja de ser una historia estrambótica en la que un individuo parece confrontar sus vivencias, deseos, fantasías y desilusiones con las de su otro yo. Juego de ilusiones en un mundo bizarro. El espejo de Borges.

Aún más abstracto es el segundo acto de la coreografía, con una serie de representaciones de imágenes y objetos más propios de las matemáticas y la astronomía, como compases, reglas, astrolabios, órbitas, estructuras que hacen las veces de juguete dentro del que los bailarines ejecutan sus evoluciones

El fuego, dador de vida, metáfora del deseo y el pecado, del dolor y el placer, es el elemento que caracteriza esta parte de la obra.

Austera en escenografía, inclusive minimalista, mucho del peso dramático y la profundidad emocional de la coreografía están centrados en la iluminación, sobre todo con el manejo de tonalidades tenues, que permite varios efectos ópticos, entre ellos la modificación de tamaños en los ejecutantes.

A lo anterior, se suma un discurso musical provocador, que pasa indistintamente de lo clásico a lo tecno, de Bach a lo electrónico. En la segunda parte, hay una estampa conmovedora, tersísima, efecto producido por cantos corales en francés y el balanceo sutil de un par de bailarinas que cuelgan sobre el escenario.

Malabares de antro

No obstante estas cualidades, el estreno MunDOS mariNOS, el pasado 3 de agosto, provocó contraste de opiniones entre el público que asistió al Teatro de las Artes, en el Centro Nacional de las Artes, donde mantendrá temporada hasta el 17 de septiembre, con funciones de jueves a domingo.

Si bien la mayoría de los asistentes reconoció la singularidad de la belleza de los cuadros coreográficos, fueron varios también quienes criticaron la poca limpieza técnica y la falta de sincronía que se evidenció en algunos momentos de la obra. De igual manera, no satisfizo del todo lo básico de los malabares empleados e inclusive algunos aseguraron que éstos "son más propios para antro que para un espectáculo dancístico".

 
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