Las reformas estructurales, ''regresiones'' que llevan a catástrofe social, dice Saxe
Con el neoliberalismo México requiere tres décadas para duplicar su tamaño: Delgado
El modelo liberal-residual en el país sólo ''administra la pobreza'', alerta Boltvinik
En lugar de acelerar el ritmo de crecimiento económico que pretendía con los recortes al gasto público y la reducción del compromiso social del Estado, el neoliberalismo sorprende por su ''incapacidad'' al respecto, porque desde que se impuso, la economía mexicana requiere tres décadas para duplicar su tamaño, cuando antes bastaba con una, aseveró el economista Orlando Delgado.
''La manera en que ha crecido la economía mundial ha sido mucho menor a las épocas anteriores. Si pensamos sólo en México, resulta que entre 1950 y 1980 la economía crecía a un ritmo tal que para duplicar su tamaño sólo requería diez años, pero de 1981 a 2004 requiere 30 años. Esto ilustra cómo el modelo neoliberal no ha sido ni siquiera capaz de compararse con los ritmos anteriores'', dijo el especialista durante la conferencia Neoliberalismo: hambre, insalubridad y miseria, organizada por la delegación Coyoacán la noche del miércoles y donde participaron articulistas de La Jornada.
Delgado manifestó que con el actual conflicto postelectoral, en México se vive una disputa por la nación entre neoliberales y quienes no lo son y apoyan a Andrés Manuel López Obrador, quien se inclina por un capitalismo nacionalista.
A su vez, Luis Linares Zapata advirtió que si Felipe Calderón es declarado presidente electo podríamos tener otro sexenio más de ''estancamiento estabilizador'', como los observados con Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.
Ponente también en la mesa, el investigador de la UNAM, John Saxe Fernández aseguró que las llamadas reformas estructurales a la economía nacional, que no son otra cosa que ''regresiones'' o ''contrarreformas'', han producido una ''catástrofe social'', reconocida incluso por Estados Unidos, pues sólo en el campo hubo una caída de 80 por ciento en la inversión pública al eliminarse los subsidios, los precios de garantía de los granos y la regulación del mercado agrícola, mucho antes de la entrada en vigor del TLCAN.
Expuso que el Procampo ha sido un programa de modernización agrícola diseñado y financiado por el Banco Mundial en un año electoral, pues el PRI pretendía mantenerse en el poder, pero el ''mayor beneficiario'' ha sido Estados Unidos.
Saxe Fernández reveló que informes de asesores de la embajada de Estados Unidos en México asentaron en un documento confidencial que el Procampo ''ha sido un instrumento creado a la luz del TLCAN para opacar el dolor del campesinado hacia la transición de un mercado abierto. La transformación económica del campo hacia el sector privado ha tenido consecuencias abruptas y catastróficas para la población rural mexicana que pocas posibilidades tiene de competir con Estados Unidos en el marco del TLC...Esta política agropecuaria ha contribuido a fomentar la inestabilidad social y por tanto a impulsar el movimiento guerrillero zapatista''.
A su vez, Julio Boltvinik dijo que puede sorprender que gobiernos neoliberales cuenten con programas para atender la pobreza, pero explicó que en casos como el de México se aplica un modelo ''liberal-residual'', basado en la ''focalización individual'', porque sólo se atiende a quien demuestre que padece pobreza extrema, porque en esa situación ''no puede jugar el juego del mercado, por eso hay que darles de comer para que puedan participar y ofrecer su fuerza de trabajo''.
Se trata de un modelo con el cual se ''administra la pobreza'', pero no se elimina, ya que ''se espera a que la gente caiga en la pobreza, se le dan apoyos muy magros para que no se muera de hambre, pero no cambia su situación''.
Advirtió que ''los gobiernos neoliberales, los medios de difusión y nuestra propia ignorancia, nos han vendido este modelo de atención a la pobreza, focalizado y dirigido, e incluso mucha gente del PRD y de la izquierda lo defiende'', cuando hay otros modelos de bienestar social donde se busca la satisfacción de las necesidades sociales y humanas, como el europeo, que es superior al ''liberal-residual'' que impone el Banco Mundial, y que en México se implantó en la segunda mitad del gobierno de Ernesto Zedillo con el Progresa.