270 días y 8 mil kilómetros a la deriva
Los tres pescadores rescatados en Oceanía transitaron la ruta de la Nao de China
Ampliar la imagen El pequeño Juan José muestra una imagen familiar en la que aparece su padre Jesús Eduardo Vidaña López, quien navegó a la deriva durante unos nueve meses junto con otros dos pescadores que partieron del puerto nayarita de San Blas. Atrás, la esposa Yumei Yoselyn, quien estaba embarazada al momento de la desaparición, y su hija Juliana, de cinco meses, en su casa de Culiacán Foto: Fernando Brito/ La i Culiacán
Aunque no lo sabían, en su penoso navegar, aparentemente sin rumbo, los pescadores rescatados tras nueve meses de permanecer a la deriva sí tenían una trayectoria. Estaban siguiendo la misma ruta que los buques del imperio español trazaban entre el puerto de Manila, en Filipinas, y Acapulco, Guerrero: la ruta seguida por la Nao de China.
Desde aquel entonces los marineros tenían dificultad en volver, "pues no podían seguir la misma ruta" de regreso, cuenta Julio Sheinbaum Pardo, oceanógrafo físico del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada.
"El fraile y marino de origen vasco Andrés de Urdaneta, en 1565, descubrió que de Filipinas los barcos debían navegar hacia el norte (más allá de los 30 grados de latitud norte) hasta encontrar vientos del oeste, y al llegar a la costa americana, dar vuelta al sur", sigue Sheinbaum.
Esta es la ruta que podrían haber seguido nuestros pescadores a la deriva: Lucio Rendón Becerra, Salvador Ordóñez Vázquez y Jesús Eduardo Vidaña López, quienes partieron de costas nayaritas.
Han pasado más de cuatro siglos, pero los vientos mantienen su misma trayectoria.
La madrugada del 28 de octubre de 2005, los mexicanos salieron a pescar tiburón en una lancha de motor. Pero se quedaron sin gasolina. "La embarcación fue arrastrada por la llamada corriente norecuatorial, que va de las costas mexicanas hasta las costas de Filipinas", explica Sheinbaum.
Navegaron más de 270 días. Avanzaban a cuatro kilómetros por hora. Cruzaron el océano Pacífico, es decir, más de 8 mil kilómetros.
Sobrevivieron comiendo pescado y alguna que otra gaviota que lograban cazar, y bebiendo agua de lluvia hasta que fueron rescatados por un atunero taiwanés, cerca de las Islas Marshall, en Oceanía, el 9 de agosto.
Yumei Yoselyn, de 21 años, esposa de Jesús Eduardo Vidaña López, estaba embarazada, tenían un hijo de cuatro años cuando el mar parecía haberse tragado a su marido, de 27 años. Ella había decidido esperarlo toda la vida.
La familia de Lucio Rendón Becerra, originario del poblado El Limón, se encargó de la búsqueda de los jóvenes durante las primeras semanas. (Sus dos compañeros tenían poco tiempo de haber llegado a vivir a la zona. Salvador Ordóñez es originario de Chiapas y Jesús Eduardo Vidaña de Las Arenitas, Sinaloa.)
Las familias oraban a San Judas Tadeo, mientras los pescadores buscaban fe en una Biblia que llevaban consigo.
Hoy, los pescadores viajan en el barco taiwanés, y cuando éste regrese a tierra (en las Islas Marshall) serán trasladados a Nueva Zelanda, y de ahí a casa.
Jesús Eduardo, al fin, conocerá a su hija, Juliana Criset, de cinco meses.
En el municipio de San Blas se espera la llegada de estos hombres asombrosamente resistentes, con necias ganas de vivir. Serán recibidos, sin duda, con un gran festejo, como quien regresa de la muerte, como quien vive un milagro. O, como dijo uno de los pobladores, como quien vive algo "de película".
(Con información del corresponsal Jesús Narváez Robles y de Lucía Mimiaga, de La i Culiacán.)