Fija López Obrador lo que podrían ser las banderas de un largo movimiento opositor
"Voto por voto, casilla por casilla", consigna que vive sus últimos días
Muchos dicen que esta lucha va más allá del tabasqueño, pero nadie se la explica sin él
Ampliar la imagen Partidaria de Andrés Manuel López Obrador, en el Zócalo, durante la asamblea en la que fueron anunciadas nuevas medidas de resistencia civil Foto: Carlos Ramos Mamahua
La consigna vive sus últimos días. Ha marcado el ritmo de este movimiento y truena en el Zócalo cada tanto, mientras Andrés Manuel López Obrador hilvana los pasos siguientes en 42 minutos. "Voto por voto, casilla por casilla". Hay menos gente que en otros mítines, pero el entusiasmo sigue intacto. "Voto por voto, casilla por casilla".
López Obrador fija los cinco puntos que podrían ser las banderas que animen un movimiento opositor de largo aliento y se anticipa el escenario que considera más posible: "No permitiremos la imposición. No aceptaremos un gobierno ilegítimo y a un presidente espurio".
Y el "voto por voto, casilla por casilla" deriva entonces en la consigna clásica: "El pueblo unido jamás será vencido".
Ya se veía venir el "escalamiento" de la resistencia civil. A lo largo de la semana lo adelantaban dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de otros partidos y de las redes ciudadanas. Aunque también se rumoró fuerte sobre el levantamiento parcial del plantón, sobre todo en Paseo de la Reforma.
"Estamos preparados para resistir el tiempo que sea necesario, podríamos estar aquí por años, si así lo ameritan las circunstancias", advierte López Obrador y se acaba la discusión al grito de "Ni un paso atrás" que recorre la plancha del Zócalo.
El tabasqueño se apoya en el discurso de Horacio Duarte y afirma que los medios de comunicación, "con honrosas excepciones, se hacen de la vista gorda" respecto de las irregularidades arrojadas por el recuento de votos.
En las cuentas y el análisis de la coalición Por el Bien de Todos, el recuento ha probado un fraude electoral. Si se anularan las casillas donde hubo boletas de más o de menos para la elección presidencial, asevera Duarte, la diferencia en favor de López Obrador sería de 420 mil votos.
"El resultado cambiaría y tendrían que reconocer nuestro triunfo en la Presidencia de la República", expresa el candidato y le siguen aplausos y consignas.
Pero no es tal el escenario que prevé López Obrador cuando anuncia las acciones venideras: protestas el primero de septiembre, en ocasión del último informe de Vicente Fox; el Grito en el Zócalo hecho campamento el 15 de septiembre, y la Convención Nacional Democrática -a la que asistirían al menos una decena de personas por cada municipio del país- el 16 de septiembre, cuando la zona del plantón está usualmente destinada al desfile militar conmemorativo de la Independencia.
El "voto por voto, casilla por casilla" se escucha aún en la plaza. Pero ya López Obrador ha pasado a ¿la agenda mínima de un amplio movimiento opositor? O bien, ¿a definir las banderas que Felipe Calderón habrá de enfrentar si, como dijo a un periódico extranjero, está preparado para un sexenio de movilizaciones de protesta?
Traza la agenda López Obrador: el combate a la pobreza "y la monstruosa desigualdad", impedir las privatizaciones, hacer valer el derecho a la información, enfrentar la corrupción y la impunidad y realizar una "renovación tajante de las instituciones".
"Líder no va a faltar"
"Vamos a resistir todas las embestidas y todas las adversidades, porque tenemos principios, porque tenemos ideales, porque estamos defendiendo una causa justa. Tengan la seguridad de que no los voy a traicionar. Líder no va a faltar. Seguiré adelante hasta las últimas consecuencias", cierra López Obrador y un largo aplauso sacude la plaza.
El matrimonio formado por los sicólogos Félix Rodríguez y Jovita Camacho está entre quienes aplauden y comparten: "Esto va a llegar hasta donde ellos (los panistas, los jueces) quieran llegar. Y sí, nos vamos a cansar, pero nos volveremos a levantar".
Pegaso y la tradición familiar
La espera es paciente. Una asamblea más de un movimiento que ya los asistentes imaginan prolongado, pese a que Andrés Manuel López Obrador no ha hecho el anuncio formal. Ahí donde desemboca la avenida 20 de Noviembre, el artista Rolando de la Rosa exhibe su pieza dedicada a la coyuntura: sobre cuatro diablitos ha montado una estructura de madera que remata coronada por un caballo construido con pequeños huacales.
Algunos se acercan y el creador se da tiempo de explicar la historia de la fuente en el patio central del Palacio Nacional, coronada por Pegaso. "El fraude electoral es la medusa y Pegaso significa un buen gobierno, justo y generoso, el que saldrá de la cabeza cercenada del monstruo".
Como casi cualquier persona a la que uno se acerque en las asambleas que arrancaron apenas pasada la elección, De la Rosa insiste, sin pregunta de por medio, en que él trae aquí su obra y asiste por pura convicción. "Mi abuelo fue revolucionario, delahuertista; mi padre fue un sindicalista siempre sin tacha; ahora me toca a mí".
Los subestimados
Socorro Ortega es de las convencidas de que el plantón en Reforma "sí es una molestia". Pero también está harta de los conductores radiofónicos. "Están duro y duro con que la gente se va a cansar, que nadie iba a venir hoy. Algo consiguieron, porque por eso vine".
A su lado, su hija Mayela García, una abogada treintañera, también examina las posibilidades de desgaste de la resistencia civil. "Yo subestimé a la gente, pensé que esto no iba a durar, y ya ve".
Ambas mujeres están a unos pasos del campamento de Puebla, a la espera de unos parientes que vinieron desde esa entidad sólo a esta asamblea. La suya es una espera llena de orgullo porque sus familiares votaron por Vicente Fox en 2000 y ahora son más lopezobradoristas que ellas.
"La virtud de los seguidores de López Obrador es que somos gente pensante. No faltan los que todavía traen los sindicatos y otros grupos, pero la mayoría somos convencidos y sabemos, francamente, que es probable que López Obrador no llegue a la Presidencia..."
La prueba que ofrece es la enorme cantidad de carteles que la gente ha hecho con sus propias manos. Ella tiene su favorito y se lo aprendió de memoria: "¿Renegado? Dícese del ciudadano pensante que es ingobernable por un presidente pendejo".
La charla se prolonga. Mayela se sumerge en una disertación sobre los proyectos de gobierno que se perdieron en el ruido de las campañas, de la guerra sucia, y en lo que considera el fondo real de la resistencia: la necesidad de un cambio en el país que beneficie a la mayoría.
A su llegada, los parientes poblanos se suman a la charla. El médico Heriberto Alarcón aporta un apretado resumen histórico: "Fueron los maestritos, los estudiantitos, luego Cuauhtemoquito, y así. ¡Ahora es el pueblo!"
Encampamentados
El campamento seguirá al menos hasta el 16 de septiembre. "¿Para qué levantar si ya pagamos el costo del bloqueo de Reforma?", dice uno de los dirigentes
de la coalición.
Convencidos de que permanecerán varias semanas más, los plantonistas organizan decenas, cientos de actividades variadas. Los de Campeche visitan todos los campamentos y piden que les manden representantes para intercambiar informes y experiencias.
La mayoría de los presentes son miembros de las redes ciudadanas y más que desconfían de los partidos.
"Los del PRD contaminaron las redes porque allá no tienen dirección, ya que se la anuló el tribunal electoral", se queja la representante de Yucatán.
"O nos educamos a vivir en democracia, empezando aquí en el campamento, o este movimiento va a chafear", suelta Diego Salomón, de Sinaloa.
"Hay que alcanzar la democracia interna y acabar con los caciques que hay en todos los partidos", truena Armando Cutade, de Baja California.
Le llueve duro al PRD hasta que Jacinto Encampira, del estado de México, suelta su andanada: "Estamos divididos, tuvimos rudas elecciones internas, el gobierno estatal es priísta y nos echaron todo en contra. Y aún así, compañeros, le dimos a Andrés Manuel 2 millones y medio de votos, ¿cómo la ven?"
Nadie sabe exactamente a dónde van, pero están felices de estar aquí. Tendrán largos días para seguir discutiendo.
"Esta lucha, pase lo que pase, va a dejarnos un gran avance democrático", remata el bajacaliforniano.
Otro mexiquense insiste en que esta lucha "ya es del pueblo y va más allá de López Obrador". Puede ser. Pero nadie, y menos los campamentistas, se la explica sin López Obrador.