Argentina ya no tiene relaciones carnales con EU, dice
Demanda Kirchner a la justicia acelerar los juicios a represores
Buenos Aires, 8 de agosto. El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, reclamó este martes "mayor celeridad" a la justicia en los juicios a los represores de la última dictadura militar (1976-1983), y consideró que "deben ir a cárceles comunes" los responsables del terrorismo de Estado, a la vez que respondió a las amenazas de Estados Unidos en temas comerciales al recordar "que es bueno que todos tengamos presentes, el mundo y nosotros los argentinos, que este país ya no tiene más relaciones carnales con nadie, que (...) es independiente".
Al referirse a la lentitud de la justicia manifestó la necesidad de avanzar "con firmeza, celeridad, eficiencia, y seguridad" en las causas que juzgan a responsables de delitos de lesa humanidad, después de la anulación por el Congreso (2003) y la Corte Suprema (2005) de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Destacó que "todos aquellos que infringieron la ley, y más en este tema, tienen que ir a cárceles comunes, porque algunos siguen siendo tratados como si fueran lo que no son (...) y como todos los argentinos tienen que estar sujetos a las leyes y a las mismas obligaciones".
Al recalcar la imperiosa necesidad de justicia, llamó a "no tener miedo" para avanzar en estos juicios contra los violadores de derechos humanos, cuya tardanza sigue creando una serie de situaciones muy complejas que, aunque no lo dijo el mandatario argentino, inclusive impide un reacomodo al interior de las propias fuerzas armadas, donde diversos sectores quieren comenzar otra historia.
Al hablar hoy en la casa de gobierno, el presidente recordó el reciente informe de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, dirigido a Naciones Unidas, que reconoce la existencia de unos 490 centros clandestinos de detención en todo el país. Sin embargo, la cifra se puede elevar ya que hay otros 65 en revisión.
Antiguas investigaciones habían identificado 156, pero después de varios juicios y testimonios la suma escaló rápidamente.
Sólo en la provincia de Buenos Aires ya están registrados 102 y en esta capital hubo 43, entre ellos los más grandes de todo el país, como fue la Escuela de Mecánica de la Armada y especialmente Automotores Orletti, donde hubo la mayor actividad de militares y grupos que actuaron en la Operación Cóndor, la coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur.
El mandatario dijo que a pesar de esto "no llegamos a 200 o 300 detenidos; parece que hubo campos de concentración en que los detenidos estaban solos, se atendían solos. (...) Queremos justicia. Para eso (fue) la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que dictó la corte y es fundamental y central".
Recalcó la importancia de avanzar para que "no vayan a esperar quienes fueron represores que vuelva otro tiempo para recuperar impunidad, o buscar seudorreconciliaciones que los mantengan en la impunidad, como sucedió durante tanto tiempo".
De esta manera dio su pleno respaldo a la ministra de Defensa, Nilda Garré, quien demandó que los acusados de esos delitos vayan a cárceles comunes, una demanda de organismos humanitarios y la sociedad.
En el mismo acto, Kirchner respondió a la virtual advertencia de Estados Unidos de retirar ventajas arancelarias a varios países, entre ellos Argentina, después del fracaso de la ronda Doha de la Organización Mundial de Comercio, y la negativa de Buenos Aires y Brasilia a firmar el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas, iniciativa de Washington.
Kirchner dijo que Argentina "no tiene más relaciones carnales con nadie", en referencia al gobierno de Carlos Menem (1989-1999), cuando se acuñó el término de "relaciones carnales" por ese mandatario y su canciller Guido di Tella.
"Argentina sabe lo que tiene que hacer (...) sabe lo que significa el hambre, la caída de la industria, de nuestra producción, de nuestras exportaciones, que nos significó subordinarnos a políticas a las que no teníamos que subordinarnos". Destacó que debe quedar claro que el país toma sus propias decisiones y comparó las advertencias del gobierno estadunidense con "las viejas teorías del imperio romano".