Niños, mujeres y ancianos, la mayoría de los que han cruzado la frontera
Llegan a diario unos 5 mil libaneses refugiados a Siria, calcula el ACNUR
Son personas que han perdido familia, amigos y están traumatizados por los bombardeos
Ampliar la imagen En un refugio de Beirut, libaneses desplazados escuchan un mensaje transmitido ayer por televisión del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah Foto: Ap
Madrid, 3 de agosto. Las bombas y la artillería israelí están convirtiendo a Líbano en un país derruido por la destrucción de las armas; pero también en un país sin mujeres ni niños. Hadiya Ali, una madre libanesa cargó a sus dos hijos al hombro tras la devastación de su pueblo, Baalbeck, en el valle de Bekaa, hasta llegar a tierras sirias, donde se convirtió en una refugiada más. "Mi esposo quedó atrás. Lo llamé y dijo que nuestra casa ha sido destruida. El duerme en el jardín ahora, pero está dispuesto a defender a nuestro país", dijo tras recibir los primeros auxilios luego de su largo periplo.
Los bombardeos israelíes han provocado que cientos de miles de familias se conviertan de un día para otro en personas sin hogar, sin ropa, separadas de sus seres queridos y, sobre todo, con un futuro incierto. "No sabemos cuánto tiempo estaremos aquí. Nuestra casa está destruida, pero tan pronto como la crisis termine, queremos regresar para reconstruirla", añadió Hadiya Ali. A un costado de esta madre refugiada, una anciana de ochenta años preguntaba: "¿Por qué nos están haciendo esto? Nuestros niños no llevan armas".
La escalada del conflicto en Oriente Próximo ha desatado una crisis de proporciones incalculables, que hasta ahora ha sido paliada gracias a la ayuda humanitaria y al trabajo de organizaciones como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) y la Media Luna Roja.
Annette Rehrl, vocera del ACNUR en Siria, se encuentra en Zabadany con la titánica labor de coordinar las tareas de ayuda humanitaria para los refugiados libaneses en Siria. En entrevista telefónica con La Jornada, Rehrl advirtió de las secuelas que ha dejado la guerra en estas personas.
-¿Cuál es en estos momentos la situación en Siria con los refugiados?
-De momento, hay alrededor de 150 mil refugiados libaneses. Los primeros empezaron a llegar un día después de comenzado el conflicto, es decir, desde el 13 y 14 de julio. Pero siguen llegando, nosotros calculamos que entran 5 mil personas por día a Siria. En Líbano sabemos que hay unos 800 mil desplazados que, si la guerra continúa, es muy probable que tengan que abandonar su país.
-¿En qué condiciones viven esos cientos de miles de personas?
-La situación varía, ya que hay muchísimos que han sido albergados en escuelas públicas; por ahora se puede hacer pues los niños están de vacaciones, pero como el año escolar inicia en septiembre ya empezó el traslado de refugiados a otros sitios, fuera de las grandes ciudades como Damasco. También hay muchos refugiados en conventos, mezquitas, comunidades públicas, casas particulares, fábricas y hasta hoteles. Los ciudadanos sirios se están ocupando de una manera impresionante de todos ellos, demostrando una solidaridad enorme, pues cocinan para ellos, les dejan sus casas, sus ropas, etcétera.
-¿Cuántos niños hay?
-La proporción de niños no la conocemos exactamente, pero sí puedo decir que hemos visto que en los últimos tres o cuatro días 90 por ciento de los que llegan son mujeres y niños. Es la gente que viene de la región Baalbek, que ha sido destruida recientemente. Los que vinieron antes, que procedían del sur de Líbano y Beirut, son familias enteras.
En cuanto a su situación, los que llegaron primero están relativamente bien, pero los que han llegado en las últimas semanas están francamente mal. Estas personas han visto la destrucción de sus pueblos, tienen miedo, cuando ven un helicóptero o un avión se aterrorizan, además de que muchos han tenido que venir andando porque las carreteras han sido destruidas y están muy traumatizados.
-Entonces la mayoría son personas que han perdido sus casas...
-Sí, pero no sólo han perdido sus casas, muchos también han perdido a sus familias, a sus vecinos y a sus amigos. Están en un estado de ansiedad constante porque tienen miedo, pero al mismo tiempo quieren volver a casa y no saben hasta cuándo se pueden quedar, pues hay que recordar que se fueron de su país sin nada, únicamente con lo puesto.
-¿Se está haciendo algo para paliar los traumas sicológicos por las bombas y la destrucción?
-Estamos empezando, junto con Unicef (el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), a buscar organizaciones no gubernamentales que se puedan ocupar de los niños y de las mujeres, sobre todo, pero también de los ancianos traumatizados. Porque aquí lo que llegan son ancianos, bebés y hasta recién nacidos con notorias secuelas por los bombardeos.
-¿No han tenido ningún problema para abandonar la zona de conflicto por parte del ejército israelí?
-No, al menos para entrar a Siria no han tenido ningún problema. Ahora, hay dos tipos de refugiados: los que viven cerca de la frontera, y los que vienen del sur, que son los desplazados internos. Esta gente del sur generalmente ha ido al pueblo o a la ciudad siguiente, se han quedado dos o tres días ahí y al ver la situación se han ido a otro sitio. Como el conflicto ha seguido, al final han decidido venir aquí como refugiados.
-¿Tienen suficientes recursos para atender a tantas personas?
-No, en este tipo de situaciones nunca tenemos suficiente. Pero de momento la respuesta internacional ha sido muy buena y está llegando ayuda, pero seguimos pidiendo más porque no sabemos cuánto va a durar. Sin embargo, la comunidad internacional se centra más en Líbano y se olvida un poco de que Siria también está sufriendo esta situación, por lo que hasta ahora todo ha sido pagado por el gobierno sirio y los propios ciudadanos que comparten todo lo que tienen con los libaneses. Hay familias, por ejemplo, que tienen hasta 40 huéspedes.
-Como experta en la zona, en el caso de que la guerra se ampliara a Irán ¿existe un plan de ayuda para auxiliar a los eventuales refugiados?
-Todavía no pensamos en eso.