"Tener una Cuba libre e independiente ha sido la esperanza de Estados Unidos", dice

Bush llama al pueblo cubano a trabajar por un cambio democrático

Ofrece Washington apoyo "pleno e incondicional"; descartado, un diálogo con Raúl Castro

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 3 de agosto. Por primera vez desde que se anunció el traslado provisional de poderes en Cuba, el presidente George W. Bush decidió emitir una declaración en la que afirma el apoyo "pleno e incondicional" de Estados Unidos al pueblo cubano si éste decide promover un cambio "democrático" en la isla.

"Insto al pueblo cubano a trabajar por un cambio democrático en la isla. Nosotros los apoyaremos en su esfuerzo para construir un gobierno de transición en Cuba comprometido con la democracia, y tomaremos nota de aquellos, en el régimen cubano actual, que obstruyan su deseo por una Cuba libre", dijo Bush en una declaración emitida desde McAllen, Texas, donde revisaba el despliegue de las 6 mil tropas de la Guardia Nacional en la frontera con México.

"En el evento de una transición en el gobierno cubano -agregó-, estamos listos para otorgar asistencia humanitaria tal como se necesite para ayudar al pueblo cubano. Ha sido desde hace mucho tiempo la esperanza de Estados Unidos tener una Cuba libre, independiente y democrática como un amigo cercano y vecino. Para lograr esto, el pueblo cubano puede contar con el apoyo pleno e incondicional de Estados Unidos".

Bush señaló que "Estados Unidos monitorea activamente la situación en Cuba después del anuncio de un traslado de poder". En lo que consideró un "momento de incertidumbre", Bush invitó "a todas las naciones democráticas a unirse en apoyo del derecho del pueblo cubano para definir un futuro democrático para su país".

Por su lado, el Departamento de Estado reiteró esta posición oficial hoy, pero agregó, ante el debate sobre si el gobierno estadunidense debería buscar una relación con Raúl Castro, que ésta no sería una opción. "La imposición de Raúl Castro niega al pueblo cubano su derecho de elegir libremente a su gobierno", afirmó Sean McCormack, vocero del Departamento de Estado.

A la vez, McCormack, como lo han repetido otros altos funcionarios, envió el mensaje de que "alentamos al pueblo cubano a promover esa causa (la transición democrática) también al permanecer en Cuba y trabajar por un cambio positivo". Tal vez una de las preocupaciones más graves del gobierno en este momento es la posibilidad de una crisis de refugiados cubanos. Al mismo tiempo, también hay preocupaciones -y mensajes para desalentar- un flujo "prematuro" de cubanos exiliados en Estados Unidos que intenten regresar a la isla en esta coyuntura.

La Guardia Costera y la Marina de Estados Unidos están monitoreando estas posibilidades, y afirman que tienen un plan de contingencia, incluyendo suficientes naves para enfrentar estas posibilidades. Hasta el momento, oficiales del gobierno reportan que no han detectado movimientos en ninguna de las dos direcciones entre Cuba y Florida.

En tanto, el debate dentro y fuera de la comunidad cubanoestadunidense continúa dividido sobre si actuar ahora para establecer un nuevo diálogo bilateral, o mantener firme la política estadunidense actual. Los tres representantes federales cubanoestadunidenses, Lincoln Díaz Balart, su hermano Mario, e Ileana Ros-Lehtinen, se reunieron esta semana con el Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca antes de viajar a Miami, expresando que la mayoría de la comunidad exiliada está unida en su posición de no negociar con el gobierno cubano en esta coyuntura.

"No hay ninguna oferta diplomática al gobierno cubano", subrayó Ros-Lehtinen en entrevista con el Wall Street Journal. Los tres legisladores aseguraron que hay consenso entre la comunidad cubanoestadunidense de no aflojar o ablandar la política estadunidense.

Sin embargo, el senador Mel Martínez estimó que se podría considerar un cambio a la ley Helms-Burton, que prohíbe la relación con el gobierno cubano mientras sea encabezado por Fidel o Raúl Castro, si esto conviene a los intereses de Estados Unidos.

Otros dentro de la comunidad cubanoestadunidense continúan promoviendo una posición en favor de ampliar el diálogo con Cuba, que incluye aflojar el bloqueo comercial y permitir una vez más mayores intercambios y viajes entre ambos países. De hecho, hasta la propia Fundación Nacional Cubanoamericana, después de la muerte de su fundador, Jorge Mas Canosa, ha ablandado un poco su posición. José Hernández, presidente de la fundación, informó al Wall Street Journal que su agrupación ha empleado a "intermediarios" para contactar a funcionarios del gobierno cubano, para informarles que "ahora es el momento... la transición democrática en Cuba tiene que contar con la participación de todos en Cuba".

Ninoska Pérez Castellón, directora del Consejo de Libertad Cubana -entidad que surgió de una escisión con la Fundación Nacional Cubanoamericana por considerarla demasiado moderada- rechaza esta posibilidad, pues "no creo que haya gente democrática en el gobierno cubano. Por ahora, Raúl Castro no es nada más que otro general que ha ayudado a Castro a permanecer en el poder durante años", dijo al Journal.

Por otro lado, analistas y otros políticos han señalado que la política actual definida por la Helms-Burton impide que el gobierno estadunidense tenga el margen de maniobra para influir en una transición política en esta coyuntura.

Al parecer, no hay consenso dentro ni fuera de la comunidad cubanoestadunidense, y tampoco en Washington, sobre cómo actuar ante esta crisis en Cuba. Pero eso sí, casi todos ofrecen recetas de cómo intervenir a nombre de la "democracia". Hasta algunos hoteleros y restauranteros en Nueva York y Miami ya están soñando sobre qué tipo de hoteles, restaurantes y casinos de lujo podrán establecer en una "Cuba libre"; la nostalgia en nombre de la "modernidad".