En casi cinco décadas, en tres ocasiones Fidel ha ofrecido retirarse de sus funciones
Justicia histórica, la asunción de Raúl Castro al poder en Cuba: Granma
"Desde los primeros años de lucha se ganó el derecho de dar continuidad al proceso", dice el diario
Ampliar la imagen Un cubano vende en una plaza de La Habana el diario oficial Granma, en donde se dice que hay confianza en la fuerza del presidente Fidel Castro Foto: Ap
La Habana, 2 de agosto. El traspaso provisional de funciones del presidente Fidel Castro a su hermano Raúl, anunciado el pasado lunes, fue descrito hoy por el diario oficial Granma como "un acto de justicia histórica".
"El hecho de que el jefe de la revolución haya delegado provisionalmente sus funciones en Raúl Castro no sólo está dentro de lo establecido por la Constitución de la república, sino que es un acto de justicia histórica", señaló el matutino en su primera plana.
"Raúl fue el organizador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Partido (Comunista de Cuba) dentro de esos mandos", explicó el matutino. "Desde los primeros años de lucha de la revolución se ganó el derecho histórico de dar continuidad al proceso, algo natural para el pueblo cubano".
Tras la declaración del martes de Fidel Castro, que confirmaba la conocida circunstancia de que su estado de salud es valorado en Cuba como secreto de Estado, cesó la información oficial sobre la situación del mandatario, quien al empezar la semana delegó sus cargos en Raúl Castro y asignó tareas específicas de gobierno a un minigabinete de seis personas.
El líder parlamentario, Ricardo Alarcón, informó que ha estado en contacto con Castro, primero personalmente el lunes, antes de que se difundiera el traspaso de poderes, y luego, al parecer por teléfono, el martes.
En versiones recogidas en parte por la prensa local y el programa de radio estadunidense Democracy Now, Alarcón relató que Castro "está perfectamente consciente, muy conversador como siempre" y hasta bromeó; hablaron de Líbano, de la situación mundial y del impacto de la declaración del lunes.
Situación única
Aunque el traspaso de sus funciones tiene carácter temporal, la decisión de Castro de reorganizar el mando en Cuba sin su liderazgo confirma sus propias previsiones públicas y crea una nueva situación política en el país, única en cuatro décadas.
La dirigencia nacional ha mudado de forma en Cuba desde el triunfo de la revolución, en 1959, pero Castro ha permanecido en ese lapso en posiciones decisivas: primer ministro en los años 60 y presidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros (jefe de Estado y de gobierno, respectivamente) desde que esos cargos fueron creados por la Constitución de 1976.
Paralelamente a sus funciones estatales, también ha estado al frente de las sucesivas agrupaciones políticas hegemónicas: el Movimiento 26 de Julio, las Organizaciones Revolucionarias Integradas, el Partido Unido de la Revolución Socialista y, desde su fundación en 1965, el Partido Comunista de Cuba, del que es primer secretario de su Comité Central.
En la cúspide de sus atributos, Castro conserva el rango histórico de comandante en jefe, símbolo de su sitio de vanguardia en la lucha guerrillera de hace casi medio siglo y que al paso de los años devino en un reconocimiento a una jefatura institucional de alcance superior.
Cuando fue relecto jefe de Estado para su sexto mandato quinquenal consecutivo, el 6 de marzo de 2003, el líder cubano evocó dos factores que gravitan con fuerza sobre el presente y el futuro de la isla: los límites de su propia vida y su permanencia en el poder.
"Sabemos que el tiempo pasa y las energías se agotan", dijo al Parlamento en esa ocasión. "Quizá la incesante lucha nos entrenó para tan larga batalla. Pienso que el secreto puede estar en la fuerza de una gran ilusión, de un entusiasmo inagotable y de un amor a nuestra noble causa que creció cada día de la vida. Pero ésta tiene sus leyes inexorables.
"Les prometo que estaré con ustedes, si así lo desean, mientras tenga conciencia de que pueda ser útil y si antes no lo decide la propia naturaleza. Ni un minuto menos, ni un segundo más. Ahora comprendo que mi destino no era venir al mundo para descansar al final de la vida".
Más de medio siglo en la política
Castro lleva casi 48 años en el poder, ¿pero cuánto tiempo se ha dedicado a la lucha política? Puede decirse que 53 años, si se toma como referencia el asalto al cuartel Moncada, que el 26 de julio de 1953 marcó el primer acontecimiento directamente vinculado con la revolución.
Pero sería preciso hablar de seis décadas, si se fija como punto de partida 1946, cuando pronunció sus primeros discursos y fue electo delegado en la Asociación de Estudiantes de Derecho de la Universidad de La Habana.
Sólo en tres ocasiones ha ofrecido públicamente retirarse de sus funciones. El 17 de julio de 1959 renunció al cargo de primer ministro, pero lo recuperó tras una crisis de nueve días que precipitó la restructuración del gobierno.
En ese trance, en que mantuvo su liderazgo político y militar, Castro difundió sus discrepancias con el presidente Manuel Urrutia, quien dimitió y fue remplazado por Osvaldo Dorticós, con quien hallaba mayor afinidad.
Más de cuatro décadas después, Castro puso el ejercicio de sus funciones en prenda de su credibilidad en dos ocasiones.
La primera fue el lunes 22 de abril de 2002, en una sala del Palacio de las Convenciones, cuando tomaba impulso la crisis en la que se sumieron las relaciones entre Cuba y México durante el gobierno de Vicente Fox.
Cuatro días antes el mandatario cubano había abandonado abruptamente la Cumbre de Naciones Unidas para el Financiamiento y el Desarrollo, en Monterrey, al alegar que había sido presionado para retirarse. El gobierno mexicano replicó negando que hubiera forzado esa salida.
Ante un centenar de periodistas extranjeros, la plana mayor de su gobierno, en cadena nacional de radio y televisión, Castro difundió la cinta de una conversación privada que mantuvo con Fox.
El mexicano pide ahí al cubano que salga de la cumbre apenas concluya el primer banquete y que no ataque en su discurso al presidente George W. Bush.
Aludiendo a Fox y al entonces canciller Jorge G. Castañeda, Castro los retó: "Si lo reconocen, y si son o no exactas estas palabras, si se probara que tal conversación no tuvo lugar nunca y que éstas no son las palabras del presidente Fox, me comprometo a renunciar de inmediato a todos mis cargos y responsabilidades de dirigente del Estado y de la revolución cubana. No tendría cara para seguir dirigiendo este país con honor".
La siguiente ocasión ocurrió hace poco, también en lunes, el 15 de mayo de 2006. Durante una emisión especial de la televisión, Castro y algunos funcionarios de su gobierno replicaron a la versión de la revista financiera estadunidense Forbes, que atribuyó al mandatario una fortuna personal de 900 millones de dólares.
El líder cubano desafió a los editores, a Bush, a los servicios de inteligencia estadunidenses y a cualquier banco del mundo a que le probaran que tiene en el exterior cualquier depósito en dólares.
"Si prueban que yo tengo una cuenta en el exterior", dijo Castro en su alegato, "de 900 millones, de un millón, de 500 mil, de 100 mil, de un dólar, renuncio al cargo. Les ofrezco, les regalo lo que han pretendido. Han querido eliminarme y no han podido. Si lo prueban, no hacen falta más planes ni transiciones ni tonterías de ese tipo".
Al día siguiente, martes 16 de mayo, en el Palacio de las Convenciones, Castro participó en la primera de una serie de presentaciones del libro basado en su vida, que elaboró el escritor hispano-francés Ignacio Ramonet. Volvió a Forbes, a su oferta de renuncia y de pronto entrecruzó el alcance de la contingencia con una íntima reflexión en público.
"Les ofrezco la renuncia, les ofrezco mi separación de la política", dijo el líder cubano, valorando el peso de su apuesta. "Todavía puedo hacer algo. Poco menos que hace un número de años, pero todavía puedo hacer algo. En los días que me queden, en los meses que me queden o en los años útiles, fíjense bien, que me queden. Si me quedan años..."