El negro de Bragar, a partir de hoy en Galería Pecanins
"Desnudo" ante el público se siente el artista visual Philip Bragar (Nueva York, 1925) cada vez que exhibe su obra, porque pone a la consideración de todos sus sentimientos más profundos.
No es la excepción El negro de Bragar, exposición de pintura, grabado y escultura, que abarca cuatro décadas, que será inaugurada hoy a las 19:30 horas en la Galería Pecanins (Durango 186, colonia Roma).
A sus 81 años, Bragar es un hombre con la emoción y la sensibilidad a flor de piel, pues suele actuar de acuerdo con sus corazonadas, como cuando salió de casa de sus tíos en las montañas de Nueva Jersey y, sin pensarlo, compró telas y pinturas; o cuando, animado por una colega, tomó un autobús a Nueva York; o cuando por fin decidió ser pintor: en vez de acudir a su trabajo de secretario ejecutivo, tomó otro camión, esta vez rumbo a México.
La vulnerabilidad que Bragar siente al mostrar su obra no debe confundirse con desconfianza. Asegura que hace años el miedo se fue de su obra. Explica: "hace 40 años estaba pintando y no supe qué hacer. No sabía que debía poner. Entonces me puse un ejercicio que consistió en limitar las formas a cuadros y el color a dos tonos de tierras. Luego me senté frente a la tela en blanco, que contemplé, sin pensar, porque la mente nos friega, durante media hora, a cuyo término esbocé un cuadro. De inmediato algo maravilloso pasó, porque ya la tela contaba con otro elemento más allá de su blancura".
Bragar repitió dicho ejercicio hasta que un mes después logró concluir la pieza. Hizo ocho cuadros más, todos abstractos, con el mismo método. Al término de ese experimento sintió que iba a estallar, porque su carácter es explosivo.
"Desde entonces nunca tuve dudas de mi obra. Fue un ejercicio bien duro. Lo inventé porque estaba cansado de preguntarme qué pongo aquí, qué pongo allá. Quería desarrollar mis sentimientos. A mis alumnos les digo que debemos aprender a dirigir nuestras emociones adonde quieren ir, pero con base en una disciplina creativa. Porque si no hay disciplina, no hay creación.
"Cada quien aprende de sus propias experiencias. Siento que la pintura, la escritura, la poesía, y otras profesiones también, básicamente vienen de muy adentro de la persona y debemos hacer ejercicios para profundizarnos más y más. Trabajamos con la mente, pero debe tener prioridad lo que dicta el corazón."
Ilustraciones sobre los 10 mandamientos
La obra más temprana incluida en la exposición es la serie Los 10 mandamientos (1967), integrada por 11 litografías. A Bragar no le gusta que le pongan temas, pero no quiso negarse a la petición de su primo Norman. Tras estudiar el tema nueve años, pues nunca trabaja de prisa, se sintió listo para ilustrarlo.
Aunque Bragar no es conocido como escultor, la muestra comprende siete obras de madera, clavos, pintados con acrílico, realizadas entre 1988 y 1994, que sus curadoras, Ana María y Teresa Pecanins, han colocado a manera de instalación en una de las salas.
Bragar recogió la madera usada en esa obras en el campo, afuera de Zacatlán de las Manzanas, después de que fue derribada una casa centenaria. "No he hecho más escultura -dice- porque no sé si podré conseguir la madera que quiero."