Usted está aquí: miércoles 26 de julio de 2006 Cultura Con el nombre de literatura ''entiendo todo lo que es extensión del espíritu''

Prosiguen homenajes por el centenario natal del escritor andaluz Francisco Ayala

Con el nombre de literatura ''entiendo todo lo que es extensión del espíritu''

El ejercicio de la libertad, la condición humana y la unidad de la lengua permean su obra

En la FIL de Guadalajara presentarán sus memorias y una antología de sus narraciones

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

El pasado marzo el poeta, narrador y ensayista andaluz Francisco Ayala cumplió cien años y por ello España, y en particular Andalucía, dedican este año a rendirle un homenaje especial, lo mismo que la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que se realizará a finales del próximo noviembre.

Ayala (Granada, 1906) ha sido candidato en varias ocasiones al Nobel de Literatura y en 1998 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias, entre muchos otros galardones y doctorados honoris causa.

Algunos de los temas centrales en su obra son el ejercicio de la libertad, la condición humana y la unidad de la lengua. Durante una charla con la prensa se manifiesta ''jubilado de la escritura".

-Pero se dice que los escritores no se jubilan.

-Esa es la cosa: el escritor no se jubila, pero muchos deberían jubilarse inclusive antes de empezar. Estoy jubilado, pero de pronto me da la loca de escribir algo, pero creo que mi obra está concluida. Desearía seguir haciendo literatura, pero uno no puede pedir vivir eternamente; bueno, puede pedirlo, pero que no sea tonto y no lo pida (risas).

La espontaneidad como guía

Autor de Ensayo sobre la libertad (1945), Francisco Ayala advierte que el ser humano no camina hacia la utopía de la libertad, más bien ''lucha por avanzar. Son pasos para adelante, con pequeños o grandes retrocesos, pero esa lucha por lograr la libertad es lo que distingue al hombre de las otras especies animales. Es precisamente esa inquietud, ese espíritu, de querer ser libre lo que le hace ser quien es y no simplemente un integrante del rebaño".

Y aquí entra otro de sus temas de reflexión: la condición humana, a la que define como ''la condición de un ser biológico, o sea de un animal, que aspira a salir de esa situación básica".

De la condición humana ''estoy decepcionado de antemano y sobre esa base trato de ver los aspectos positivos y destacarlos o, al contrario, condenar lo que me parece negativo, pero no es que me haga unas ilusiones locas. Simplemente hay que bregar con la condición humana y tratar de sacar de ella lo mejor que uno pueda".

Abrumado por todos los homenajes que recibe este 2006, Francisco Ayala subraya que lo que más le molesta es la tontería ''de la cual participaré como todo ser humano. La literatura en este caso puede ser una de tantas maneras, quizá la fundamental, para escapar de esa tontería porque yo, bajo el nombre de literatura, entiendo todo lo que es extensión del espíritu. Todo lo que no es concreto y material ya es literatura en cierto modo: lo espiritual es literatura y todo lo que no es literatura es objeto material".

Sin embargo, para el autor de El problema del liberalismo e Historia de la libertad, a quien tocó vivir de lejos y de cerca las dos guerras mundiales, la Guerra Civil española y el exilio, la literatura no es un arma, pero sí ''la única manera que tiene el hombre de defenderse individualmente y en colectividad, porque la literatura comunica valores y pide participación, quién sabe la eficacia que ello tenga".

Como escritor, añade, ''me concedo toda la libertad que uno puede concederse; de modo que no he hecho planes ni me he obligado a una disciplina, sino que he dejado que la espontaneidad me guiara y no me ha ido mal después de todo''.

-¿Cómo mira ahora a España y América Latina con el cambio de siglo?

-El mundo hispánico ha crecido de un modo enorme, está superponiéndose al imperio estadunidense. Precisamente son los mexicanos los que hoy día se están tragando a ese territorio inmenso que es Estados Unidos, país que ha tenido una trayectoria brillantísima, pero que se ha terminado. Ese predominio de Estados Unidos es del pasado y cuando ha querido afirmarlo a ultranza, como hace el actual presidente, queda en ridículo.

La resignación, una especie de felicidad

Como parte de las celebraciones por el centenario de su natalicio se prepara un disco, a cargo de Miguel Ríos, con el título La música de Francisco Ayala, en la que se cuenta el siglo XX mediante las canciones que el ensayista escuchaba y recuerda, y que van de la música clásica a la canción popular.

También se editaron dos libros que se presentarán en la FIL de Guadalajara: la edición definitiva de sus memorias, que se titula Recuerdos y olvidos: 1906-2006, y una antología con sus narraciones, De toda la vida, preparada por su esposa, Carolyn Richmond, crítica de literatura y docente.

Hoy, expresa Francisco Ayala, ''puedo decir que soy feliz porque uno sabe que no existe la eternidad, o por lo menos yo tengo esa convicción.

''No espero nada de ultratumba, se está resignado y la resignación es una especie de felicidad pequeña.

''No es una felicidad exultante, gloriosa, sino una felicidad de 'bueno, qué bien, aquí estamos todavía'."

 
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