Usted está aquí: miércoles 26 de julio de 2006 Opinión Bajo la Lupa

Bajo la Lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Detrás de la invasión israelí, ¿la "guerra del agua" por el río Litani?

Ya empezaron las "guerras del agua" y Líbano pagará muy caro ser una potencia hidráulica, cuyas aguas codician Israel y Siria

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Ampliar la imagen En su periplo coreográfico por la región, que tiene por objeto dar tiempo suficiente al ejército israelí para erradicar a Hezbollah y asestarle un doble golpe a Siria e Irán mientras llegan las "bombas de precisión", Condoleezza Rice se refirió a la catástrofe libanesa como los "dolores de parto" de un "nuevo Medio Oriente" Foto: Ap

A cada quien su guerra por los recursos primarios ajenos. Mientras EU intenta capturar los recursos energéticos en Eurasia, Africa y Latinoamérica -en Venezuela y México (mediante la imposición del salinista Calderón, un títere de las trasnacionales petroleras texanas e hispanas)-, Israel pretende controlar las aguas del río Litani en su nueva invasión al Líbano, si resultan ciertos los asertos de Terrell E. Arnold (TEA), alto funcionario jubilado del Departamento de Estado, anterior vicedirector de la Oficina de Estado de Contraterrorismo, ex director del Departamento de Estudios Internacionales del Colegio Nacional de Guerra de EU y autor del libro Un mundo menos seguro.

Una de las principales carencias del Estado hebreo es el agua y Arnold (22/7/06) aduce que la "recompensa" de la invasión al Líbano y la "limpieza (sic) poblacional" arriba de 30 kilómetros de la frontera norteña israelí la constituyen las aguas del codiciado y estratégico río Litani, que nace en las montañas de nieves eternas del Líbano y desemboca a unos kilómetros de la ciudad chiíta de Tiro, antigua ciudad- Estado fenicia, donde nació Cadmo, quien enseñó a leer a los griegos (dato histórico real) y cuya hermana, la princesa Europa, fue raptada por Zeus (dato legendario). Tiro tuvo como colonia a Cártago que alumbró al genial Aníbal y al inconmensurable San Agustín de Hipona.

"Visto desde Israel" , según Arnold, "no existe otra fuente potencial de agua potable o de irrigación en la región". Desde la década de los 30 del siglo pasado, Ben Gurión, uno de los padres fundadores del moderno Israel, "concibió las fronteras del naciente Estado israelí hasta el río Litani"; otros han soñado también con sus aguas y "han diseñado esquemas como acueductos y túneles para llevar las aguas hasta Israel".

El proyecto irredentista del "Gran Israel" va del río Nilo (Egipto) hasta el río Eufrates (Irak) y la cartografía hidráulica previsora de Ben Gurión incorporaba también al río Yarmuk, uno de los principales afluentes que nutren al bíblico río Jordán, donde El Nazareno fue bautizado por San Juan Bautista.

No minimiza la crueldad de sus asertos: "en términos brutales (sic), en una tierra donde el agua es vida, los israelíes están dispuestos a matar (sic), herir y desplazar (sic) a miles de personas y rehacer el mapa regional para obtener el agua".

Ahora queda "claro (sic) que los israelíes planean capturar el territorio e instalarse en las riberas del río Litani. Con el pretexto de acabar con la amenaza de Hezbollah a las regiones norteñas de Israel, la idea será crear una zona de amortiguamiento, lo que se ha vuelto una necesidad imperativa debido al exitoso lanzamiento de misiles sobre Haifa".

La idea ha hecho su camino y "es improbable que sea opuesta por EU, los europeos o la ONU". El problema que los israelíes deberán resolver "es su manejo en una segunda fase, ya que estaría bajo el control de una fuerza internacional de paz, lo cual no servirá de ayuda a sus esquemas". Se trata de que el Estado hebreo "esté a cargo del proyecto y sea capaz de crear nuevos hechos consumados sobre el terreno que incorporen el territorio ocupado como parte de Israel".

Afirma que "EU , los europeos y la ONU apoyarán la ocupación del territorio libanés por el tiempo que sea necesario, mientras se asienta el polvo y los libaneses intentan reorganizar sus vidas en el resto del país". El "proceso de recuperación (sic) tomará más tiempo del que requieren los israelíes para anexarse de facto el sur de Líbano".

La carnicería en curso no tiene nada de irracional: ha sido muy bien calculada y comporta un golpe de tres bandas, a juicio de Terrell E. Arnold: 1) remover a Hezbollah como una amenaza para Israel, 2) eliminar a Hezbollah como fuente paramiltar y sicológica de apoyo a los palestinos y 3) Robarse (sic) las aguas del río Litani (el principal río libanés).

Stephen Farrel y James Bone, de The Times (24/7/06), enuncian la "esterilización" (¡súper sic!) de Líbano-Sur para crear una "zona de amortiguamiento" por el ejército israelí (¿corolario de la doctrina Halutz como "factor disuasivo"? Ver Bajo la Lupa, 23/7/06): en medio del periplo de Condi Rice, "Israel ha llamado a miles de reservistas a su frontera norte para establecer una zona de amortiguamiento contra los combatientes de Hezbollah". Agregan que "funcionarios israelíes han revelado los planes para crear una zona de esterilización (¡súper sic!) a lo largo de la frontera libanesa" y conforme los refugiados libaneses son expulsados al norte del río Litani "a ningún (sic) civil le sería permitido entrar a la zona limpiada (sic) en la frontera"; las "casas también serían arrasadas para que ninguna persona pueda vivir allí". ¿No es esto una "limpieza étnica", aun en la definición unilateral de la tripleta anglosajona-israelí?

Para no dejar dudas, la flamante ginecobstetra y todavía soltera Condi Rice, quien se refiere a la catástrofe libanesa como los "dolores de parto" de un "nuevo (sic) Medio Oriente" (con la salvedad de que el parto ya es extrauterino a estas alturas), en su periplo coreográfico por la región, que tiene por objetivo dar tiempo suficiente al ejército israelí para erradicar a Hezbollah y asestarle un doble golpe a Siria e Irán mientras llegan las "bombas de precisión" y de fragmentación (bunker buster) enviadas con urgencia por Baby Bush, ha definido los términos para el "cese al fuego": remoción de Hezbollah arriba del río Litani (además de su desarme), despliegue de una fuerza internacional de paz en la frontera común, liberación incondicional de los dos soldados israelíes secuestrados y aplicación, tanto de la resolución 1559 de la ONU como de los acuerdos de Taif de 1990, que pusieron "fin" (sic) a la guerra civil libanesa (Al-Jazeera, 24/7/06)

Terrell E. Arnold concluye que para imponer el esquema de control de las aguas del río Litani, los "planificadores estratégicos del primer ministro Ehud Olmert necesitaban una justificación". El rapto de dos soldados israelíes por Hezbollah era "previsible" y la eliminación de la guerrilla chiíta, expuesta como "terrorista" y "peligro para la humanidad" (¿dónde escuchamos esto antes, proferido por los mismos círculos filo-plutócratas de la expropiación petrolera global?), sería asimilada por la buena conciencia occidental.

Hasta cierto punto, porque con todo y la campaña sistemática de exorcismo islamófobo de la tripleta anglosajona-israelí (que conforma una trinidad financiera global en la realidad), la opinión pública internacional ya no se deja engañar por la semántica propagandística eviscerada de todo contenido. En boca de los halcones de EU, Gran Bretaña e Israel, los peores depredadores que haya conocido el género humano a todos los niveles de las actividades, que incluye el monopolio unilateral de las definiciones, está resultando que ser "terrorista" (sic) se ha convertido en una suprema virtud del nuevo despertar lingüístico y metapolítico del siglo XXI. Ya empezaron las "guerras del agua" y Líbano pagará muy caro ser una potencia hidráulica, cuyas aguas codician Israel y Siria.

 
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