Fueron los 30 días más divertidos de mi vida, dice en libro
En 88, Fox demandaba abrir paquetes electorales
Los soldados nos pararon y nos zurrábamos del susto, narra
El presidente Vicente Fox, quien apenas ayer consideró que quien descalifica las elecciones del 2 de julio cuestiona a los ciudadanos, reclamaba en 1988 la apertura de los paquetes electorales y, tres años después, encabezó un movimiento de resistencia civil en Guanajuato, que implicó la toma de carreteras, del aeropuerto de Silao y las principales plazas del estado, en una presión social que llevó a la primera concertacesión entre el PAN y el PRI para remover de la gubernatura a Ramón Aguirre Velázquez.
Fox, quien entonces defendió "el cerco" a la ciudad de Guanajuato, en 1991, y el movimiento de ciudadanos, "lo mismo amas de casas que estudiantes y ancianos que denunciaban el fraude electoral", ayer afirmó que "la democracia en todos los países, ciertamente, rechaza la violencia y los llamados a la violencia".
Esos episodios, que contrastan con la posición asumida por el PAN de rechazo al recuento voto por voto de la elección presidencial del 2 de julio, son relatados por el ahora Ejecutivo saliente en el libro A Los Pinos: rencuentro autobiográfico y político, de Editorial Océano.
Se encuentran en el capítulo A la arena política, donde define su participación en el último colegio electoral que calificó unos comicios presidenciales como "los treinta días más divertidos de mi vida". Fox asegura que en la Cámara de Diputados, "por un lado estaba el PRI perfumado; por el otro, se encontraba una chusma que se sublevó y le aventó al rostro las boletas fraudulentas".
Los paquetes electorales estaban bajo custodia del Ejército, en la bóveda de la Cámara de Diputados, ubicada en el basamento, y Fox refiere que un grupo de diputados panistas y del Frente Democrático Nacional, que al año siguiente sería la base del PRD, decidieron bajar al sótano a "abrir personalmente los paquetes", donde se encontraban las pruebas del fraude electoral.
El hecho, que ocurrió el 21 de agosto de 1988, es contado por Fox así:
"Treinta y dos legisladores, todos muy envalentonados, nos organizamos y empezamos a caminar. Cuando llegamos a esos lúgubres sótanos nos recibieron por lo menos cien miembros del Ejército, que se encontraban ahí no para defender a la nación, sino al sistema y al Presidente de la República. 'Un paso más y se mueren, cabrones', nos advirtieron y cortaron cartucho. Aunque nos íbamos zurrando del susto le echamos valor civil y dimos unos cuantos pasos más, pero terminamos por dar marcha atrás; todavía no era momento de entregar la vida por la patria".
Finalmente, expone, llegó el día límite en el colegio electoral para validar los comicios y declarar electo al próximo presidente. "Ahí sobrevino la gran embestida del sistema", dice, y admite que la oposición no sabía a ciencia cierta cómo conseguir, al menos, denunciar "el gigantesco fraude electoral instrumentado por el Salinillas (y) para evitar que fuera nombrado nuevo emperador".
Los panistas habían llevado a mostrar a la Cámara cajas con "boletas fraudulentas" a favor de Salinas, y Fox recuerda haber participado en el largo debate previo a la calificación. Fue, reconoce, un discurso de rabia e impotencia y en el que para "caracterizarme como el propio Salinillas" confeccionó un par de orejas con las papeletas, que se colocó en la cabeza.
Fox propuso al pleno trasladarse mentalmente a la casa de Salinas y pensar en cómo éste estaría dirigiéndose a sus hijos, con tristeza por tener que obligar a sus amigos a ayudarle a ganar.
Desde la tribuna, refiere, dijo a los diputados sobre la presunta escena, y como si Salinas hablara, todavía ante sus hijos: "Cómo quisiera que el colegio electoral no sólo pudiera abrir los paquetes electorales, sino que en apoyo a la Constitución y al derecho pudiera legitimar y aclarar ante todo el pueblo mi triunfo electoral. Quisiera que de no haber sido un proceso electoral limpio, se me relevara de la obligación de tomar este trago amargo de gobernar contra la voluntad del pueblo; se me relevara de tener que enfrentar la mirada de mis auténticos amigos y, sobre todo, de mis hijos y de mi esposa".
También Fox destina un párrafo a recordar que Manuel J. Clouthier había llamado a la movilización social, lo cual ocurrió el 9 de julio de 1988 en el Zócalo. Dijo El Maquío en esa fecha: "Debemos impedir ese nuevo ultraje. Convoco a todos los mexicanos, para que a partir de este momento nos declaremos en resistencia civil activa y pacífica, denunciemos la injusticia electoral y rechacemos la imposición de autoridades ilegítimas..."
Asimismo, dedicó una crítica a su partido por permitir -bajo la conducción de Diego Fernández de Cevallos- la quema de las boletas y que "las voces conservadoras del PAN" aceptaran darle tiempo a Salinas para legitimarse en el poder.
"En 1988, cuando finalmente tuvimos tirado al sistema y le pusimos el pie en el pescuezo, fuimos una bola de collones y no le dimos el tiro de gracia cuando pudimos, en gran medida por una corriente de temerosos al interior del PAN. En ese momento se levantó el cadáver, se rasuró la cabeza, le crecieron las orejas y en tres años se recuperó por completo".