Ojarasca 111 julio 2006
Congreso Nacional Indígena
Un espacio de lucha
en la Otra Campaña
Ramón Vera Herrera, Distrito Federal, julio. En la segunda asamblea nacional de la Otra Campaña, el Congreso Nacional Indígena (CNI) hizo un importante pronunciamiento: "los pueblos indios hemos construido por diez años una alianza con los zapatistas y estamos empeñados en que esta asamblea nos reconozca como lo que somos. No aceptamos ser considerados un sector --como puede haber un sector de obreros o uno de estudiantes. Les decimos respetuosamente que nos reivindicamos en un espacio de lucha y reflexión donde somos asamblea cuando estamos juntos y red cuando estamos separados: ese espacio es de todos y es el Congreso Nacional Indígena", dijo Carlos Manzo, del Consejo Unhidalguense, de Rancho Gubiña, en la región del Istmo oaxaqueño, y a nombre del cni repudió los asesinatos de Javier Cortés y Alexis Benhumea, (asesinados por la policía en San Salvador Atenco), y de los compañeros del CNI Concepción Gabino, de Cuzalapa, Jalisco, ultimado por los caciques, y Faustino Acevedo, de San Blas Atempa, Oaxaca, asesinado fuera de su casa por paramilitares cuando se disponía a asistir al Cuarto Congreso Nacional Indígena. También repudió la violación de todas las compañeras a manos de los policías que invadieron Atenco, y pidió solidaridad contra los megaproyectos como el Corredor Eólico del Istmo, la presa La Parota y las actividades de las mineras en el sur de Jalisco y Costa de Michoacán.
Luego, Juan Chávez Alonso, respetado comunero p'urhépecha de Nurío, Michoacán, puntualizó: "Nosotros estábamos aquí desde antes de la invasión europea, antes que estos sistemas nos quisieran sojuzgar. Somos sujetos de derecho, tenemos territorios. Si aceptáramos ser un sector estaríamos cada quien por su lado y estaríamos renunciando a nuestra historia antigua y reciente. Queremos ser reconocidos y respetados como pueblos, naciones, tribus y barrios, que es lo que somos. No podemos heredar prácticas corporativistas que no reconocen la pluralidad o diversidad de nuestras identidades. Nuestra lucha es y seguirá por siempre. Primero con el Foro Nacional Indígena impulsado por los zapatistas en el marco de los Diálogos de San Andrés y luego como Congreso desde octubre de 1996, con la participación de la Comandanta Ramona (la primera que rompió el cerco impuesto a los zapatistas) ahí seguimos. Ahora, desde ese espacio nuestro, el CNI, participamos en la Otra Campaña. Desde ahí mantenemos nuestra lucha, que es por abajo y a la izquierda, que es anticapitalista. Ratificamos la Sexta Declaración de la Selva Lacandona".
Lo dicho por Carlos Manzo y Juan Chávez fue consenso una semana antes, en la Asamblea Extraordinaria de Pueblos Indígenas donde los representantes de comunidades y organizaciones de pueblos, tribus, naciones y barrios de por lo menos 18 estados del país se reunieron a repensar su papel dentro de la Otra Campaña y a planear cómo incidir en la liberación de los presos políticos de Texcoco y San Salvador Atenco, en particular Magdalena García Durán, representante mazahua de San Antonio Pueblo Nuevo, injustamente presa en la brutal represión desatada por los gobiernos federal, estatal y municipal en San Salvador Atenco, estado de México.Los participantes reafirmaron su compromiso de juntarse en un movimiento social más amplio contra las políticas neoliberales impuestas por el Estado mexicano y las empresas transnacionales, pero aclararon, como Víctor Guzmán de Xi'Nich', que "las comunidades indígenas tienen sus propios tiempos. Ahora mismo, muchos compañeros no pudieron venir porque están en plena siembra o preparando sus terrenos para comenzarla en cuanto caigan las primeras lluvias. Para nosotros, esa siembra es vital y es parte de nuestra lucha por la autonomía".
En su turno, Carlos González, de la Región Centro Pacífico, llamó a todos a "profundizar la regionalización del CNI, a trabajar en un horizonte de larguísimo plazo, encontrando poco a poco las formas de articulación regional y nacional con que podamos resistir ante los proyectos de devastación capitalista, las invasiones reiteradas, la construcción de megaproyectos y todos los programas de gobierno con que el Estado nos quiere dividir".
Dicha asamblea extraordinaria refrendó las conclusiones del Cuarto Congreso Nacional Indígena, celebrado en San Pedro Atlapulco el 5 y 6 de mayo, que expresó en la Declaración de D'onguaní: "reprobamos con toda nuestra energía y nuestra rabia la represión, el asesinato y el encarcelamiento contra nuestras comunidades y pueblos por el puro y vil interés de quedarse con nuestros recursos, despojarnos de nuestros territorios y convertirnos en obreros asalariados y alejados de nuestras propias comunidades...
"...Atenco es un espejo... también ellos están defendiendo su tierra, también ellos son campesinos, también ellos defienden sus siembras, porque también ellos están empeñados en defender su vida y su derecho, su razón y su destino contra las grandes empresas que quieren acabarnos...
"...en muchas regiones del país los pueblos ejercen ya su autonomía en los hechos. Hacemos reuniones, talleres, encuentros, pero también fortalecemos nuestras asambleas, nuestras autoridades agrarias y tradicionales, la lucha en defensa de nuestros maíces, la defensa de nuestros bosques y agua, la lucha contra la certificación de nuestras tierras y los servicios ambientales, ejerciendo una educación cada vez más autónoma. En la práctica de la autonomía y defensa de nuestros derechos hemos comprendido que los grandes intereses que hoy dominan el mundo globalmente han coptado al sistema de partidos y a su clase política, imponiéndoles sus agendas y profundizando el despojo de los pueblos.
"Ante el sometimiento del Estado mexicano a los intereses del gran capital, hemos llegado a la conclusión de que no podemos solicitar el reconocimiento de derechos a un Estado que ante nuestros ojos ha perdido toda legitimidad. Hoy aquí le gritamos al Estado mexicano que impugnamos toda su corrupción, todo su sistema político de partidos y todas sus legislaciones que no obedecen al interés del pueblo; que cuestionamos todo su modelo de desarrollo, su sistema racista y discriminador, y rechazamos su política de exterminio y represión contra los pueblos, comunidades y personas cuyo único delito es defender la vida".
En síntesis, la lucha del Congreso Nacional Indígena sigue siendo una lucha "para siempre" que rebasa cualquier coyuntura de cambio de poderes en el país y que reivindica propuestas para sí mismos y para la transformación y la justicia en todo México.
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