Organizó la empresa Mattel; participaron 52 presos
Realiza el Reclusorio Norte su primer Torneo de Scrabble
Ampliar la imagen Un momento de concentración para responder al desafío Foto: Roberto García Ortiz
"¿Existe lirón?", pregunta Isaac, preso de 18 años de edad, quien asegura que cayó al penal "por cábula". Lleva apenas dos meses ahí y le faltan 11 años... Ríen sus compañeros, tres de los 52 participantes en el primer Torneo de Scrabble en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte (Reno), realizado el pasado viernes.
En otra mesa, Rafael Moro Avila, El Moro, quien ha pasado 17 años tras las rejas por el asesinato del periodista Manuel Buendía, trata de armar diminutivos, superlativos, aumentativos y despectivos, nombres propios, prefijos, sufijos, elementos compositivos, formas compuestas, siglas y acrónimos, abreviaturas, símbolos químicos, apócopes, extranjerismos y verbos.
Organizado por iniciativa de Mattel, empresa que distribuye el juego de palabras cruzadas más famoso del mundo, con la idea de demostrar que todos pueden practicarlo y enriquecer el vocabulario, inclusive en circunstancias extremas.
"Queríamos llevar Scrabble a un contexto donde pudiera ser exitoso y a la vez contribuir a una buena causa, y lo llevamos al Reclusorio Norte", expresa Gabriel Galván, gerente de Grupo de Mattel de México.
La iniciativa comenzó con un taller de cuatro semanas para instruir a los reclusos sobre los pormenores del Scrabble (garabato, del inglés), que en el mundo tiene seguidores en 29 idiomas. El Moro dice que le gusta el juego: "La verdad te hace pensar mucho, te entretiene, te hace perder el tiempo. Te hace conocer palabras nuevas porque no se pueden inventar, pues tienes que estar consciente de que quepan, de que sean las buenas".
Forma la palabra "mía". "¡Mía, la culpa ha sido mía!", canta. Suma 15 puntos para su cosecha. Fue guitarrista del grupo de Javier Bátiz, y en el Reno tiene una banda de rock que se llama Asociación Delictuosa, que tocará al final del torneo.
"Estoy aquí desde hace 17 años. Me trajeron por un asunto que ni hice, pero me trajo la buena justicia. Ya sabes. Me acusaron de lo de su compañero Manuel Buendía. Soy un chivo expiatorio."
La fuerza de las palabras
Todos se dicen inocentes. El Moro pierde en la primera ronda y se va a afinar sus instrumentos. "Ya me voy. Si sigo hablando me van a meter al apando." A su lado, Víctor forma la palabra "piña". "A mí me acusan de secuestro exprés. Yo era oficial de la Policía Preventiva del Distrito Federal. Tuve un problema con una persona y me denunció. Me aventaron 16 años, un mes y 16 días. Llevo dos años". Arma la palabra "ríe".
Los de esa mesa no rebasan la segunda ronda. Les falló la suerte, la táctica y el conocimiento de la lengua. Tienen a su lado el diccionario Larousse-Vocabulario oficial del Scrabble, con más de 80 mil voces.
En otras mesas, los reos se ayudan y se corrigen: "Hada lleva hache, no seas güey".
"Las palabras tienen su fuerza. Ahí tienes al Zidane. Perdió la cabeza por unas palabras. Hay que saber perder. Por eso perdió Francia el campeonato mundial", comenta El Moro.
Octavos de final, semifinales... La partida final es entre los internos Marco Montoya y Fernando Olivares. Este último vence por más de 40 puntos. Un reportero pierde su pluma. "¿No la vieron?", pregunta a unos presos. "Aquí no hay rateros", le contestan.
Acabado el torneo, los reos se dirigieron al auditorio, donde Asociación Delictuosa (que tiene un disco grabado en el Reno) les interpretó unas de Hendrix, otra de Pink Floyd, una más de los Doors, más unas de "puro rock mexicano".
Se premiaron los primeros 15 lugares. A los últimos, tableros de Scrabble. Al segundo lugar, una televisión pequeña y un juego de mesa. A Olivares, un reproductor de discos compactos. Este dijo que está preso por robo. "Pero espero salir pronto; ojalá me den un beneficio, para poder estar de nuevo con mis cuatro hijos".
Entre las palabras que armó se encuentran fuma, ruedan, humo, popa, deseos, creí.