Usted está aquí: domingo 16 de julio de 2006 Política Bajo la lupa

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

¿Guerra global en proceso o tercera guerra mundial?

Ampliar la imagen Aviones de guerra israelíes hicieron blanco ayer, repetidamente, en los suburbios del sur de Beirut, Líbano, área considerada bastión de Hezbollah FOTOAp

Se han intensificado varias guerras focales que representan una guerra global en proceso, más que una tercera guerra mundial, en el intervalo de la exitosa cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) -a la que fue fueron invitadas Irán e India, y donde Rusia y China han contrarrestado la ofensiva unilateralista anglosajona en Asia central-, hasta las vísperas de la cumbre del G-8 en San Petersburgo, cuyo tema central es la "seguridad energética".

Círculos vinculados a Israel han insistido en la "tercera guerra mundial". Michael Goodwin, en el New York Daily News (09/07/06), afirma que "es la tercera guerra mundial y Estados Unidos está sin ideas". Goodwin ya había sido antecedido dos años antes por Norman Podhoretz, editor de la revista hebrea estadunidense Commentary (septiembre 04) quien aseguraba la "cuarta (sic) guerra mundial". Podhoretz es aliado del antidemócrata y filoplutócrata Enrique Krauze Kleinbort, quien en México se ostenta como uno de los principales propagandistas del unilateralismo bushiano, al unísono de los medios hermanos Andrés Rozental y Jorge Castañeda Gutman.

Es notoria la falta de control de Estados Unidos en el "gran Medio Oriente", al encontrarse empantanado en Irak y en Afganistán, y cuyo vacío militar está siendo colmado por Israel en la costa del mar Mediterráneo, desde Gaza, pasando por el sur de Líbano, hasta Siria. ¿Al no haber podido "reordenar" el "gran Medio Oriente" a su antojo unilateral, recurren los halcones del régimen bushiano al caos para torpedear los logros de la OCS que tanto preocupó a Henry Kissinger (PBS-Tv, 21/06/06) y, de paso, torpedear la cumbre del G-8 en San Petersburgo?

Cuesta trabajo digerir que el secuestro del juvenil caporal israelí Gilad Shalit por los integristas palestinos de Hamas, por más que sea condenable desde el punto de vista humano, haya desembocado en una ofensiva militar de gran envergadura en dos frentes (Gaza y Líbano Sur, respectivamente bastiones de Hamas y Hezbollah) y que está a punto de abrir un tercero en Siria.

Diez días antes del secuestro del caporal israelí, que exhibió extrañas fallas en la seguridad hebrea, se realizó una reunión, en el contexto de una conferencia del ultrabélico American Enterprise Institute, en Beaver Creek (Colorado), entre Richard Cheney, Donald Rumsfelf y Bibi Netanyahu, el líder del partido Likud israelí, quien favorece la guerra total contra los "terroristas islámicos".

Tres semanas antes, Ehud Olmert, el sucesor del general Sharon, había antecedido a Netanyahu en sus negociaciones con la dupla Cheney-Rumsfeld, que busca la guerra regional en la costa del mar Mediterráneo para intentar aminorar el costo de su derrota estratégica en Irak, donde Irán resultó el gran triunfador.

Se trata de una guerra global en proceso, donde las medianas potencias regionales colisionan entre sí: por un lado, Israel (con el apoyo tácito de Estados Unidos y un poco a la distancia de la Unión Europea), frente al eje Siria-Irán, apuntalado hasta cierto punto y con diferentes matices por Rusia y China.

Las potencias medianas fagocitan a los pequeños actores en Palestina (al integrismo islámico de Hamas, aliado de Siria e Irán, mientras se paraliza en Cisjordania al movimiento "laico" de Al-Fatah, que cuenta con el apoyo de Egipto y Arabia Saudita, lo cual enmarca una larvada guerra civil intrapalestina), en Líbano (el Hezbollah chiíta apoyado por el eje Siria-Irán frente a la alianza antisiria de sunitas, drusos y cristianos de la tripleta Haririr-Jumblat-Geagea), y Siria, donde la satrapía minoritaria alawita (una excrecencia del chiísmo) del nepotismo dinástico de los Assad se aferra al poder frente a la mayoría sunita, cuyo líder opositor es el anterior vicepresidente Abdel Halim Khaddam, apuntalado por Egipto, Arabia Saudita y Francia.

Con Coughlin, de The Daily Telegraph (14/07/06), rotativo británico portavoz de los neomoabitas neoconservadores straussianos, asevera que la "teocracia de los ayatolas de Irán ha provocado una crisis" con el fin de "desviar la atención mundial sobre su enriquecimiento de uranio", cuando ha vuelto a ser referida al Consejo de Seguridad de la ONU por Francia.

The Teheran Times (13/07/06) explica que el "Hezbollah acudió en ayuda de los inocentes palestinos" y, a juicio de su analista Hassan Hanizadeh, luego de arremeter contra las "brutalidades sionistas" en Gaza y Líbano, aduce que Israel busca una "guerra civil" entre los palestinos de Hamas y Al-Fatah, cuyo "objetivo final es atacar a Siria" mediante bombardeos aéreos que destruyan su frágil economía.

Siria ha sido objeto de un ultimátum israelí de 72 horas para controlar a Hezbollah (Al-Hayat, 15/07/06), mientras los regímenes sunitas de Arabia Saudita, Egipto y Jordania, luego de condenar la agresión militar israelí, "han criticado el irresponsable aventurerismo de Hezbolá de causar daño a los intereses árabes" (An-Nahar, 15/07/96).

Stratfor (14/07/06) ya instaló un "centro de seguimiento de crisis" y asegura que Israel invadirá el 16 de julio Líbano, totalmente bloqueado (lo cual ha sido severamente condenado por el Vaticano), para erradicar a Hezbollah, puesto en la picota conjuntamente por George W. Bush y Vladimir Putin (¿para salvar la cumbre del G-8?).

La guerra es finalmente entre Israel e Irán, por interpósitos aliados, en el contexto del choque de las civilizaciones huntingtoniano, que fractura más al "gran Medio Oriente" en una guerra civil islámica entre chiítas (minoría en el mundo árabe, pero mayoría en Irán y en algunos países del golfo Pérsico, además del sur de Líbano) y sunitas (mayoría en los mundos árabe e islámico, pero microminoría en Irán).

Israel explota las contradicciones entre chiítas persas y sunitas árabes. En este sentido habría que dimensionar la carnicería azuzada que se libra en Bagdad entre sunitas y chiítas ante los ojos impávidos del ejército invasor anglosajón, la cual se transmuta en otra subdivisión del choque de civilizaciones con los bombazos bestiales de Mumbai (antes Bombay) y el recrudecimiento de los atentados en Cachemira.

La tan anhelada paz se encuentra en estado de coma como metáfora del estado clínico del general Ariel Sharon, quien definió el "gran Medio Oriente" como la región que va en línea horizontal de Marruecos hasta Cachemira y en línea vertical del Cáucaso hasta el Cuerno de Africa, y que se encuentra en llamas tanto en sus entrañas como en sus cuatro puntos cardinales. También se trata de una guerra civil estadunidense entre la dupla Cheney-Rumsfeld, con sus aliados neomoabitas neoconservadores straussianos, frente a los "realistas" que buscan una salida diplomática al empantanamiento en Irak y al contencioso nuclear iraní.

No es todavía una tercera guerra mundial porque los grandes actores de la geoestrategia mundial (por un lado, Estados Unidos y la Unión Europea y, por otro, Rusia y China) no se enfrascan aún en una guerra directa entre sí, sino que usan a sus interpósitos aliados, las potencias regionales medianas: Israel frente a Irán.

La guerra global en proceso ha llevado el barril del crudo a casi 80 dólares y tiene la "ventaja" de encubrir la grave crisis financiera y económica de la dupla anglosajona totalmente quebrada (próximo ensayo de Bajo la Lupa).

 
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