Civiles, la mayoría de las víctimas; destruir el país, plan de Tel Aviv
Todo Líbano, "blanco terrorista" para el ejército y la aviación israelíes
Intacto, el cuartel general de Hezbollah en Haret Hreik, mientras sus alrededores están arrasados
Pese a llamado del premier libanés a Bush, Israel continúa despedazando el territorio con misiles
Ampliar la imagen Un vehículo es sacado de un cráter de bomba inundado después de un bombardeo israelí en el sur de Beirut Foto: Ap
Mdeirej, 14 de julio. El hermoso viaducto que serpentea entre las montañas se ha vuelto un blanco "terrorista". Este viernes, poco después del anochecer, los israelíes atacaron la autopista internacional que va de Beirut a Damasco y dejaron caer una bomba sobre el tramo central del puente de construcción italiana -símbolo de la cooperación libanesa con la Unión Europea-, la cual arrojó trozos de concreto al valle que se extiende cientos de metros abajo. Era el orgullo del asesinado ex primer ministro Rafiq Hariri, el rostro del surgimiento de un nuevo Líbano. Y ahora es un blanco "terrorista".
Así pues, conduje con cautela mi automóvil por el viejo camino montañoso que va hacia la Beeka -los jets israelíes pasaban zumbando-, y al dar vuelta para regresar a la autopista me encontré con un cráter de 15 metros y una anciana que trepaba con dificultad por el borde, tratando de llegar a su casa, ubicada en el valle que resplandecía hacia el este. También se ha vuelto blanco "terrorista".
Eso ocurre hoy en todo Líbano. En los suburbios del sur -donde tiene su cuartel Hezbollah, captor de los dos soldados israelíes-, una tremenda bomba había derribado los costados de edificios de departamentos ubicados junto a una iglesia, arrojando ventanas y balcones destrozados sobre los autos estacionados abajo. Otro blanco "terrorista". Sacaron a un hombre que aullaba de dolor, cubierto de sangre. Otro blanco "terrorista".
Por todo el camino al aeropuerto se veían puentes destrozados, caminos llenos de hoyos. Todos eran blancos "terroristas". En el aeropuerto, lenguas de fuego se elevaban hacia el cielo desde los depósitos de combustible y oscurecían el este de Beirut. Más blancos "terroristas". En Jiyeh, los israelíes atacaron la estación de energía eléctrica... otro blanco "terrorista".
Sin embargo, cuando me acerqué al verdadero cuartel de Hezbollah, un alto edificio en Haret Hreik, estaba -esperen a oír esto- totalmente ileso.
¿Se puede, entonces, perdonar a los libaneses -o a cualquier persona- por creer que los israelíes tienen más interés en destruir a Líbano que el que puedan tener por sus dos soldados? No sorprende que Middle East Airlines, la aerolínea oficial libanesa, pusiera este viernes tripulantes en sus cuatro aviones Airbus que estaban varados en el aeropuerto de Beirut y los sacara a hurtadillas del país hacia Ammán, antes que los israelíes se dieran cuenta de que estaban cargados de combustible y partían.
Los políticos europeos comentan la "desproporcionada" respuesta israelí a la captura de sus soldados, ocurrida el miércoles. Se equivocan. Lo que observo día a día en Líbano es un escándalo. ¿Cómo podría haber una excusa -cualquiera- para los 73 civiles libaneses volados en pedazos en tres días? Lo mismo se aplica, desde luego, a los dos civiles israelíes muertos por cohetes de Hezbollah.
Pero tómese nota, por favor, de que el tipo de cambio de vidas israelíes a vidas de civiles libaneses es ahora de una a más de 30, sin incluir a los dos niños pulverizados en su hogar, en Dweir, el jueves pasado, cuyos cuerpos no han aparecido. Sus seis hermanos y hermanas fueron sepultados hoy, junto con su madre y su padre. Otro blanco "terrorista". Lo mismo pasó con una familia vecina de cinco hijos, que también fueron enterrados este viernes. Otro blanco "terrorista" de Israel.
Terrorista, terrorista, terrorista. Hay algo perverso en todo esto, la matanza y la destrucción en masa y el uso constante, canceroso e hipócrita de la palabra "terrorista". No, no olvidemos que Hezbollah violó el derecho internacional, cruzó la frontera de Israel, mató a tres soldados israelíes, capturó otros dos y se los llevó a su terreno.
Fue un acto de calculada crueldad que jamás debería permitir al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, al sonreír con tanta amplitud en su conferencia de prensa. Ha llevado una tragedia sin precedente a incontables inocentes en Líbano. Y, por supuesto, ha conducido a Hezbollah a lanzar por lo menos 170 Katiushas hacia Israel.
¿Pero qué ocurriría si el impotente gobierno libanés hubiera lanzado ataques aéreos por todo Israel la última vez que las tropas de éste incursionaron en Líbano? ¿Y si la fuerza aérea libanesa hubiera matado a 73 civiles israelíes en ataques con bombas en Ashkelon, Tel Aviv y Jerusalén occidental? ¿Y si un avión caza libanés hubiera bombardeado el aeropuerto Ben Gurión, en Lod? ¿Y si un avión libanés hubiese destruido 26 puentes carreteros en Israel? ¿Acaso no dirían que fue "terrorismo"? Yo creo que sí. Pero si Israel fuera la víctima, probablemente sería también la tercera guerra mundial.
Por supuesto, Líbano no puede atacar Tel Aviv. Su fuerza aérea consta de tres vetustos Hawker Hunters y una ruinosa flota de helicópteros Huey de la época de la guerra de Vietnam. Siria, en cambio, cuenta con misiles que pueden llegar a Tel Aviv. Así que Siria -la cual Israel cree con razón que está detrás del ataque de Hezbollah del miércoles- no será bombardeada. Es Líbano al que hay que castigar. Y aun así decimos que el daño que se le infiere es "desproporcionado" y llamamos a la prudencia.
Este viernes se supo que el gobierno israelí intenta "romper" a Hezbollah -ésa es la rara frase que usó uno de sus altos mandos militares- y destruir su "cáncer terrorista". ¿De veras? ¿En serio creen los israelíes que pueden "romper" uno de los ejércitos guerrilleros más recios del mundo? ¿Y cómo?
Aquí hay cuestiones verdaderas. Conforme a la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) -la misma que sacó al ejército sirio de Líbano-, la milicia musulmana chiíta Hezbollah debió ser desarmada. No lo fue porque, si el primer ministro libanés, Fouad Siniora, lo hubiera intentado, el ejército libanés habría tenido que enfrentar a la organización guerrillera y casi de seguro se habría dividido, porque la mayoría de los soldados son musulmanes chiítas.
Podríamos ver el reinicio de la guerra civil en Líbano, hecho del cual Nasrallah está cínicamente consciente. También los intentos de Siniora y su gabinete por encontrar un nuevo papel para Hezbollah, el cual tiene un ministro en el gobierno (el de Trabajo), se vinieron por tierra. Y el mayor peligro ahora es que el gobierno libanés se derrumbe y sea remplazado por un régimen pro Damasco que vuelva a invitar a los sirios al país.
Así pues, hay un verdadero enigma que resolver. Pero no se va a lograr con un bombardeo en masa de Líbano por Israel. Ni con la obsesión por los terroristas, terroristas, terroristas.
Llamado a causar "menos daño"
La noche de este viernes, Beirut volvió a estremecerse con la vibración de bombas luego que Siniora llamó al presidente estadunidense, George Bush, a poner fin a la violencia. Bush dijo que pediría a los israelíes causar menos daño.
Pero se trata del mismo Bush que ordenó a los israelíes retirarse de la ciudad palestina de Jenin en 2002 -"tienen que salir", dijo- y luego nada hizo cuando Israel desoyó su llamado. Ya lo dijo Nicolas Burns, alto funcionario del Departamento de Estado, fuera de nota a periodistas en París, esta semana: "en la ONU vetaremos cualquier crítica a Israel".
Entre tanto, las mentiras continúan. Los israelíes dicen que el gobierno libanés es responsable del ataque del miércoles anterior, cuando saben que no es verdad. Hezbollah amenaza con lanzar cohetes contra Haifa y luego, cuando los cohetes explotan, asegura que no los disparó. Y luego están todos esos blancos "terroristas" inocentes, totalmente civiles.
Siempre que Israel toma a Líbano por asalto, crea nombres operacionales para uso militar y otros falsos para los medios internacionales. En 1982 dijo a la prensa que su invasión a Líbano se llamaba Operación Paz para Galilea. Su verdadero nombre militar era Operación Bola de Nieve. Y las bolas de nieve -a diferencia de la paz- se vuelven mayores al rodar cuesta abajo. Este viernes se dio a los periodistas el nombre falso de este último bombardeo: Operación Retribución Justa.
Cuando sepamos cuál es el nombre verdadero, tal vez descubramos lo que hay detrás de este baño de sangre... aparte, claro, de terrorismo, terrorismo, terrorismo.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya