Balance de la Jornada
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Fue un choque entre dos viejos caudillos. Y, al momento de enfrentar al destino, Zinedine Zidane tuvo el temple para llevar a sus huestes a la victoria, mientras Luis Figo perdió quizá la más grande oportunidad para su equipo y ahí se definió la segunda semifinal.
Lejos estuvo el partido del duelo previo entre Italia y Alemania. Menos reñido, vibrante y disputado.
Y es que no sólo Figo falló en la jugada decisiva, sino que los portugueses no se mostraron capaces de realizar la hazaña que define a los grandes. Física, futbolística y quizá hasta mentalmente, a los lusitanos les quedó grande el duelo en esta instancia.
Por eso el equipo galo -al que ya le quitaron lo de vieja Francia- se dio el lujo de sobrellevar las acciones, de jugar al contragolpe y con un Zidane que no tuvo la magia mostrada ante Brasil, pero que le dio ritmo a su escuadrón.
Zizou, de los últimos tácticos sobrevivientes en este futbol muchas veces mecanizado, sigue asumiendo su rol. Es el jefe y como tal se comporta. Pero a su lado tiene a otras figuras que cumplen cabalmente su función y saben qué hacer en la cancha.
Francia gana porque "ya no hay Zidane y los demás, sino Zidane con los demás", como escribió "desde el Caribe criollo y francés" la lectora Anne-Marie Loiseau, quien además resaltó a la selección multiracial:
"A este equipo lo llaman Francia, pero sería más exacto completar con La Francia de Ultramar, ya que es un reflejo de lo que desde hace muchos años da a esta nación una dimensión universal... casi todos provenientes del ultramar políticamente francés o de ex colonias africanas."
Y la Francia de Ultramar chocará ante una squadra azzurra que impresiona. No sólo maneja a la perfección el Catenaccio, sino que está complementado con unos delanteros que poseen habilidad y contundencia.
Italia llega, al parecer, como favorito. Es un cuadro compacto, con defensa de acero que deja pocos senderos para los enemigos.
Pero enfrente estará Zidane.
Y, después de lo observado hasta ahora, el veterano de mil batallas merece respeto. Y tiene, además, la calidad y el fuelle para llevar a su equipo a la victoria final.