Los bleus eliminaron a Portugal con gol de su capitán y buscarán su segundo título mundial
Francia-Italia, la final; como de cuento, la despedida de Zidane
Scolari perdió su primer partido en una Copa del Mundo después de 13 choques
El portero Ricardo trató de ir en busca del empate que no llegó
Los afición gala empezó a festejar antes de acabar el juego
Ampliar la imagen Zinedine Zidane festeja su anotación de tiro penal contra el conjunto luso Foto: Ap
Munich, 5 de julio. Las selecciones de Francia e Italia definirán este domingo el título del Mundial de Alemania 2006, luego de que el equipo de Zinedine Zidane se impuso 1-0 a Portugal, en la semifinal disputada en Munich.
Zizou anotó al minuto 33 el gol del triunfo de los bleus, al convertir un penal cometido por Ricardo Carvalho sobre Thierry Henry.
Así, como si estuviera escrito en un guión de Hollywood, el 10 francés tendrá la despedida del futbol soñada por cualquier jugador: en la final de una Copa del Mundo.
Será una repetición del partido por el título de la Eurocopa 2000, cuando el conjunto galo se impuso 2-1 a los azzurri.
El partido de hoy se había presentado como el choque entre dos cerebros tácticos, los de Luiz Felipe Scolari y Raymond Domenech. Sin embargo, empezó eléctrico y descontrolado.
Apenas habían transcurrido 30 segundos cuando el francés Florent Malouda provocó el primer "ohhh" en el estadio con un disparo desviado.
Portugal no tardó en responder. Primero fue Deco, que no estaba dispuesto a pasar inadvertido en su regreso al equipo tras cumplir un partido de suspensión, y luego Maniche, pero el jugador del Barcelona se encontró con el portero Barthez y el del Chelsea lanzó alto.
El peligroso Figo
Figo volvió loco a Abidal. El capitán portugués ganaba siempre en su duelo con el lateral francés y apenas transcurridos 10 minutos ya había probado los guantes del guardameta bleu con un tiro de zurda.
Fue entonces cuando los 22 jugadores reunidos en el campo se dieron cuenta de que estaban disputando las semifinales de un Mundial y decidieron tomarse un respiro.
Y el partido se calmó, lo que aprovecharon los 66 mil espectadores que llenaban el impresionante estadio de Munich para probar a desatar una ola humana.
No obstante, cuando apenas había logrado formarse, Henry recortó en el área y Carvalho lo derribó, por lo que el árbitro decretó la pena máxima.
Zidane se dirigió al balón. Lo colocó en el punto de penal. Esperó la indicación del silbante y lanzó; fuerte y a la derecha, imposible de alcanzar por Ricardo, quien había sido el héroe en la tanda de penales contra Inglaterra, en cuartos de final.
El gran capitán francés ni lo celebró. Con el semblante serio volvió a su campo rodeado por sus pretorianos, Makelele y Thuram, quienes parecían decirle: "todo el mundo tranquilo, esto no hizo sino empezar". Zidane no decía mucho, sólo asentía. Nadie necesitaba más.
A sus 34 años, el elegante mediocampista dejará el futbol cuando termine el Mundial y quiere hacerlo levantando la Copa.
Todo su equipo de veteranos lo sabe. Ahí está Thuram y sus 120 juegos internacionales, Vieira y sus 93, y Barthez y sus 86.
Por eso las arrancadas de Cristiano Ronaldo, abucheado cada vez que tocaba el balón, o los disparos de Maniche no descompusieron al ordenado equipo francés, que cedió el balón esperando salir al contrataque, igual que hizo ante España y Brasil.
Henry estuvo a punto de lograr un nuevo tanto apenas comenzada la segunda parte, en un rápido contragolpe. Y poco después el turno fue para el rapidísimo Ribery, pero ambos se encontraron con el portero Ricardo.
Portugal dominaba, pero sus jugadas se perdían cerca del área francesa, sin peligro y con continuas protestas al árbitro.
Francia parecía estar cómoda y al conjunto luso se le reproducían los problemas. Miguel se lesionó en el minuto 60 y Scolari tuvo que gastar un cambio con el que no contaba, Paulo Ferreira, antes de jugarse su última carta con Helder Postiga.
Mientras tanto Domenech movía sus fichas. Malouda dejó su lugar al rápido Wyltrod y Ribery salió del campo para que entrara Govou. Refrescos, porque el equipo siguió atrás. Esperando.
Los portugueses tuvieron el empate en un remate con la cabeza de Figo, después de recoger un rechazo defectuoso de Barthez, pero el balón se fue alto, y ante los franceses no hay que desaprovechar las oportunidades. Ni siquiera Scolari, que hoy perdió su primer partido en un Mundial después de 13 choques, puede nada contra eso.
Al final el portero Ricardo se fue al ataque para ayudar a sus compañeros en la búsqueda de un empate que nunca llegó. Portugal, que el sábado se enfrentará a Alemania por el tercer puesto, nunca ha vencido a Francia en una competición oficial.
Antes de que el árbitro señalara el final del partido, miles de franceses se habían lanzado ya a las calles para festejar la victoria y el acceso a la segunda final de la historia. Como en los días de gloria de 1998, la avenida de los Campos Elíseos se convirtió en el centro neurálgico de la fiesta.