Navegaciones
Recordación de Lucy
Divagación en horas de recuento de votos
Respuesta de un lector
E n estas horas de tarde de miércoles, en México se vive algo más importante que todos los sucesos del sexenio que está por terminar. El murmullo de las actas electorales contabilizadas por manos ciudadanas se deja oír en todos los rincones. Es mejor contener la respiración, hablar de otra cosa y recordar, por ejemplo, a un antepasado remoto. Dice la Red Escolar del ILCE: "Quizá la especie más famosa de Australopithecus es la Australopithecus Afarensis, gracias al descubrimiento, en 1974 en Hadar, Etiopía, de los restos de una joven mujer que murió en su segunda década de vida, y de la que se encontraron 52 huesos de un esqueleto semicompleto, con una edad aproximada de 3.2 millones de años. Esta especie trepaba árboles pero también podía caminar en dos pies". Sus ejemplares poseían una capacidad craneana media de unos 400 centímetros cúbicos, y muchos rasgos semejantes a los de los humanos actuales, como unas manos capaces de moverse y asir objetos con precisión.
Durante mucho tiempo se pensó en Lucy como la abuela de la humanidad, pero parece ser que ha perdido ese lugar preponderante que llegó a tener en el álbum de familia. Hace 32 años, cuando fue sacada de la tierra, dice Pedro Lima en Sciences Actualités, "pertenecía a la especie más antigua del linaje humano, y era lógico situarla en el árbol genealógico de los homínidos, es decir, el conjunto de las formas humanas extinguidas o actuales que fueron el origen de todas las demás". Desde entonces, La Abuela "ha tenido que ceder a varios candidatos el envidiado título de antepasado más antiguo del linaje humano; es el caso, por ejemplo de Orrorin tugenensis, fósil con una antigüedad de 6 millones de años descubierto en Kenia y cuyo fémur rectilíneo demuestra que caminaba mucho más derecho que Lucy; otro pretendiente, el etíope Ardipithecus kadabba, con 5.7 millones de años en el contador y una estatura de más de un metro, pero relacionado por algunos investigadores con el linaje de los grandes monos".
Es lo de menos. Los restos del ser que descansan en una caja fuerte de Addis Abeba, y de los que existen réplicas moldeadas en diversos museos y laboratorios del mundo, dejaron una impronta afectiva en el imaginario de toda una generación. ¿Por qué Lucy?
Aquella mañana del domingo 24 de noviembre de 1974, en el campamento arqueológico de Hadar, "se bebió champaña a la salud del homínido fósil exhumado de su ganga de tierra, mientras en el pequeño magnetófono del campamento sonaba la famosa canción de los Beatles Lucy in the sky with diamonds".
http://home.att.net/~jerry.h.jenkins/Lucy.htm
http://www.diamondhouse.be/diamonds/Lucyinthesky.htm
No soy, por supuesto , el único que se conmueve al pensar en Lucy. Jerry H. Jenkins le dedicó un poema.
"No somos más que polvo estelar", decía el difunto Carl Sagan al referirse al origen humilde de nuestra propia especie y de la vida en general. El otro día colgué esto en el blog de Navegaciones, y ahora, cuando es mejor tener el corazón en una cosa y la mente en otra, lo recupero para el papel. Sí, Alonso, se escribió en este barco.
http://bluepoint.gen.tr/sagan/memo3.html
http://www.ciencia.cl/CienciaAlDia/volumen1/numero1/articulos/articulo4.html
En la sabana de Africa soleada
se yergue en sus dos pies y se sostiene
el ínfimo primate que proviene
del abismo animal y de la Nada:
Lucy entre los diamantes constelada,
Eva evolucionada que contiene
la semilla de un vértigo perenne
de amor y destrucción ensimismada.
Abuela, en tus tinieblas animales
qué luz te alumbra, qué calor te alienta
antes del fuego, bípeda y menguada.
Lucy, de qué matriz, de dónde sales
y antecedes al hombre que comenta
"somos polvo estelar y somos nada".