Usted está aquí: martes 4 de julio de 2006 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Miguel Angel Ramírez

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Mientras Armando Archundia confesó que aún sueña con la final del Mundial, la pesadilla de los brasileños no termina.

No deja de extrañar esta situación. Porque Archundia no sólo se ganó que Henry lo calificara de incompetente, luego de no marcar un gol de los franceses ante Corea, sino que Mario Rubio, ex árbitro mexicano mundialista, pronóstico que Armando no tendría continuidad en Alemania 2006, en caso de que FIFA aplicara sus reglamentos (Récord, 19 de junio de 2006).

Pero Archundia fue mucho más allá de los dos partidos que dirigió Rubio en el Mundial de 1982; estará hoy en semifinales.

Ahora, es normal que el silbante siempre sea blanco de ataques. El escritor uruguayo Eduardo Galeano cuenta en su libro El futbol a sol y sombra que el poeta Jorge Enrique Adoum no podía dar crédito cuando un árbitro recibió un cerrado aplauso del público en Ecuador, por presentarse a dirigir un partido, pese a que en la víspera había fallecido su mamá.

"Y empezó el partido. A los 15 minutos, estalló el estadio: gol del Aucas. Pero el árbitro anuló el gol, por fuera de juego, y de inmediato la multitud recordó a la difunta autora de sus días: ¡Huérfano de puta!, rugieron las tribunas".

Los rugidos de los aficionados brasileños -que pensaban tener desde hace tiempo una reservación para el domingo en Berlín- los escuchó ayer el técnico Parreira.

Aunque los mismos seguidores del pentacampeón lo han puesto en peligro, incluso de no asistir a la Copa del Mundo. El 3 de septiembre de 1989, Rosemary Mello Nascimento Barcelos da Silva, Rosinha, lanzó una bengala en el estadio Maracaná, que supuestamente ocasionó una herida al portero chileno Roberto Rojas, en un partido eliminatorio.

Brasil se salvó , gracias a que la FIFA comprobó la farsa del arquero. Y mientras Rojas era suspendido de por vida (lo indultaron hasta 2001), Rosinha recibía un ramo de flores de una revista para caballeros y la invitación para posar desnuda.

La joven, que dejó en claro que nunca se desnudaría para pagar la multa de 20 mil francos suizos que la FIFA impuso al Scratch por el incidente, rápido se cambió de bando y anunció que, de proponérselo, participaría en campañas contra el lanzamiento de objetos a la cancha.

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