Presenta el catedrático libro, en el que repasa la historia de este proceso en la institución
El ejercicio del poder político en la UNAM, tema en la obra de Ordorika
Ampliar la imagen Imanol Ordorika, Adolfo Gillly, Lorenzo Meyer y Humberto Muñoz en la presentación de la obra La disputa por el campus: poder, política y autonomía en la UNAM Foto: Cristina Rodríguez
En una lectura crítica del papel de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como un espacio político de la sociedad, especialistas e investigadores, señalaron que la obra La disputa por el campus: poder, política y autonomía en la UNAM, de Imanol Ordorika, permite conocer no sólo el devenir histórico de una institución universitaria, sino comprender el ejercicio del poder en un espacio no partidista.
Reunidos en el Instituto de Investigaciones Económicas de la máxima casa de estudios, Adolfo Gilly, Lorenzo Meyer y José Narro Robles analizaron los factores que hacen de la UNAM un espacio político, "en el sentido amplio", por lo que no sólo se trata de un estudio sobre las disputas por el mando entre altas esferas del poder universitario, sino de la relación inseparable que mantiene con el Estado, entendido como nación.
Adolfo Gilly, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, aseguró que la UNAM no puede dejar de ser un centro nacional de investigación científica de creación de conocimientos, de formación intelectual y cultural, a pesar de los daños de las políticas presupuestales de los gobiernos en turno, pues no ha dejado de ser un componente de la movilidad social que aún persiste en México, y por tanto, es un factor necesario en la persistencia de la legitimidad de los gobernantes.
Por ello, y por la resistencia de los estudiantes y buena parte de sus académicos, los intentos neoliberales para disminuir el carácter público y gratuito de la universidad han fracasado.
Señaló que en su "cuidada investigación y recapitulación de las etapas sucesivas del poder, política y autonomía en la UNAM, Ordorika también da cuenta de la historia de ese fracaso, pues en las etapas sucesivas de la disputa por el campus, después del parteaguas de la Segunda Guerra Mundial, con los conflictos de 1945-1962, 1966-1968, 1986-1990, con el Congreso Universitario, 1992 y 1999-2000, con una larga huelga, son nuevos e infructuosos los asaltos contra la gratuidad de la educación, es decir contra el carácter de bien público de las universidad, que finalmente no fructificaron".
Señaló que un ejemplo de que la UNAM sigue "palpitando" con la vida nacional, es que desde 1988 se abrió la universidad a la presencia de los candidatos presidenciales, "y debe llamarnos la atención que en la elección presidencial de este 2 de julio, ningún candidato se haya atrevido a someterse al juicio y criterio de la UNAM, a dialogar con ella, a venir al campus, lo que podría ser uno de los síntomas del estado actual de las relaciones entre la política institucional y los sentimientos de la nación".
José Narro, director de la Facultad de Medicina y secretario general de la UNAM, afirmó que en la obra de Ordorika nos invita a reflexionar sobre "lo que hemos logrado, pero también lo que podremos lograr de cara a un nuevo contexto político y social en el país".
Aseguró que la UNAM si bien es un espacio político de la sociedad mexicana, también es una institución académica dedicada a la investigación y a la generación de nuevos conocimientos en la que "coexisten ambas funciones".
Rechazó que no se cuenten con espacios de discusión y toma de decisiones en los que puede participar la comunidad universitaria, porque el conflicto se genera cuando los organismos encargados de dirimir una divergencia de opiniones "se vuelve una de las partes".
Lorenzo Meyer, investigador de El Colegio de México, aseguró que una universidad de las dimensiones de la UNAM, "la hace reflejo de lo que pasa en su entorno social, y la convierte en un microcosmo en la que se pueden identificar los principales problemas que afectan a la sociedad mexicana".