Augura que tendrá una victoria "contundente" y pide sentarse a dialogar
Calderón llama a sus contrincantes a jugar limpio y acatar los resultados
Ampliar la imagen Felipe Calderón durante el acto de cierre de campaña en Guadalajara Foto: Arturo Campos Cedillo
Guadalajara, Jal., 28 de junio. En un cierre cargado de simbolismos para Felipe Calderón, en el estado de su destape y con los hermanos de Marta Sahagún entre los invitados de honor en Zamora, Michoacán, el candidato panista llamó a sus contrincantes a que respeten el "resultado de las urnas, juguemos limpio", y a que sean capaces de sentarse a dialogar el 3 de julio.
Dos años y un mes después de que el gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, le levantara el brazo para ser candidato presidencial, el michoacano pronunció en Guadalajara un breve discurso, de apenas 12 minutos, a causa de la lluvia, y saludó a sus cuatro contrincantes con la frase: "Fue un placer".
En horas pasó del tono engallado y de descalificación hacia López Obrador y a Madrazo, a las frases emocionadas, sentimentales. En español y en purépecha agradeció a Dios que le haya permitido llegar hasta aquí y auguró que tendrá una victoria "contundente".
Los escenarios del remate de la campaña fueron una comilona con 2 mil personas, en Zamora, y luego un mitin en la explanada del Instituto Cultural Cabañas, en la capital de Jalisco, bastión blanquiazul que en la elección del 2 de julio podría arrebatarle el PRI.
Mientras en la concentración de Guadalajara los 35 mil asistentes se empapaban y no sabían adónde correr para guarecerse, los aliados de Calderón estaban eufóricos: lloraban, se abrazaban, se besaban, se despedían...
En medio de la rebatiña por tomarse las consabidas fotografías con el candidato, recordaban como una odisea los malos tiempos de Calderón, cuando se peleó con el presidente Vicente Fox y contendió con Santiago Creel por la candidatura. Ahí estaban también la esposa del abanderado, Margarita Zavala, y sus tres hijos: María, Luis Felipe y Juan Pablo.
Para el remate proselitista acudieron Josefina Vázquez Mota y Juan Camilo Mouriño, coordinadora y vicecoordinador de campaña; algunos integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, como Gerardo Priego, Juan Molinar Horcasitas y Rogelio Carbajal, y los integrantes de la tropa.
El último día de proselitismo fue intenso. A las 11:10 horas se reunió con todos los integrantes de la casa de campaña y les pidió no demostrar flaqueza; les aseguró que la mayoría de las encuestas le dan una ventaja contundente.
Como para sentirse en familia, después viajó a Zamora, Michoacán, su estado natal, y ahí tuvo entre sus convidados a la familia de la esposa del Presidente.
La tierra de Marta Sahagún
En un enorme galerón llamado El Princess, los hermanos de la esposa del presidente Fox se sentaron en la mesa principal, al lado de representantes de las familias panistas de abolengo de Zamora. Sus nombres y apellidos estaban escritos en los lugares donde estaban sentados.
Beatriz Sahagún Jiménez era la más saludada y fotografiada. Sonreía y se dejaba apapachar por quien se acercaba.
Vestido con una camisa blanca que llevaba bordado el nombre de Felipe Calderón, Alberto Sahagún -cuyo repentino crecimiento en los negocios generó polémica- comentaba con su esposa, Rosita Alcázar de Sahagún, la situación política del país: "Andaban preguntando de un diario que si estábamos los hermanos de Marta Sahagún. Cuestión de joder, para eso les pagan", . Su esposa decía que no se imaginaba un triunfo de López Obrador. "Es un tipo loco, parecido a Hugo Chávez", comentaba Alberto Sahagún, y luego decía que los anuncios de los empresarios -en contra de López Obrador- "son buenísimos".
Alguien se acercó y le preguntó si no se iba a dedicar a la política. "El día que deje de ser doctor", respondió, y luego declinó hablar con la prensa.
Al lado había una mesa más pequeña. Ahí Calderón -quien antes había saludado a los hermanos Sahagún- comió tacos de carnitas y arroz con ocho mujeres purépechas de Santiago Tangamandapio y Tarécuaro, que iban ataviadas con trajes tradicionales.
Cuando le tocó dar su mensaje, rompió el protocolo y pidió que las mujeres indígenas bailaran la Danza de las Panaderas, y "con eso nos vamos animando". Era un Calderón que no ocultaba el gusto de estar en su tierra. "No podía ir a Jalisco y pasar tan cerquita de la tierra despertándome la querencia sin estar aquí para agradecerle a Michoacán todo su apoyo", expresó a la multitud.
Con distintas manifestaciones se mostró seguro de tener la victoria en la bolsa: "Así como se dice 'este arroz ya se coció', refiriéndome a las elecciones, yo voy a decir que este pan, como se dice en purépecha, curinda anbakiti, este pan ya se coció y vamos a ganar".
Interrumpido por los acordes de una banda, prometió que será un "presidente responsable" con la economía y con los pobres, y ofreció a los michoacanos que a este estado "le va a ir muy bien, muy pero muy bien con un paisano en la Presidencia de la República".
Ante los familiares políticos del presidente Vicente Fox, elogió al mandatario porque cumplió con la promesa de construir una carretera.
En plena controversia por los anuncios del Consejo Coordinador Empresarial, reiteró su defensa del sector privado y sus ataques contra López Obrador.
Como lo hizo un día antes en Apizaco, Tlaxacala, defendió a los hombres de negocios del candidato que "se le pasa todos los días agrediendo a la gente que genera empleos".
De nuevo se burló de la propuesta de López Obrador de aumentar 20 por ciento los salarios de los más pobres: "¿De dónde se va a armar de mulas Pedro? Lo va a sacar de la deuda, que se eleven los precios de la vida. Ellos son los espantachambas de los mexicanos".
Como si ya hubiera ganado la elección presidencial, prometió que él inaugurará una época de paz y de prosperidad.
A los candidatos que minutos antes descalificó, les envió un saludo: "Quiero decirles que para mí ha sido un honor contender con ellos, con Patricia Mercado, con Roberto Campa, con Roberto Madrazo, con Andrés López Obrador, y decirles que van a tener en mí un presidente incluyente".
Media hora de mitin en el terruño panista
Después viajó a Jalisco, terruño panista que está en riesgo de dejar de serlo ante el priísta Arturo Zamora. Apenas alcanzó a posar para los fotógrafos cuando se soltó la lluvia. Media hora duró todo.
El candidato panista a gobernador, Emilio González, alcanzó a pronunciar algunas encendidas frases y a decir que no tiene compromisos con el narcotráfico, en referencia al escándalo de esta campaña local.
Emocionado, Calderón recordó cuando los capitanes yaquis le confirieron el cargo -como si fuera nueva oficial-."Para ti no habrá muerte, para ti no habrá dolor, para ti no habrá calor ni sed, ni hambre, ni lluvia, ni aire, ni enfermedad, ni familia. ¿Juras cumplir con el divino mandato? Y yo dije, y digo: sí, señores, estoy listo. Estoy listo porque conozco los problemas de México, porque sé cómo podemos solucionarlos".
A Alberto Cárdenas, el primero gobernador panista del estado, que ahora contiende por el Senado, se le frustró el discurso porque los mariachis lo interrumpieron. A esa hora pocos se dieron cuenta que quien puso los colores del PAN en el mapa de Jalisco había perdido la oportunidad de hablar.
Los panistas no cabían de gozo. Mientras se escuchaban los discursos, Juan Molinar Horcasitas se abrazaba y lo mismo hacían Mouriño y toda la gente panista que lo acompañó hasta aquí. Con su vestido blanco entintado por el confeti y el agua, Margarita Zavala repartía autógrafos y besos por todos lados. Al son de La Negra, en un tímido intento de cantar con los mariachis, Calderón remató su campaña.