Usted está aquí: miércoles 28 de junio de 2006 Cultura El Estado cometió un delito y debe resarcirme, señala Fernando Valdés

Luego de permanecer 10 meses en prisión fue absuelto del cargo de piratería

El Estado cometió un delito y debe resarcirme, señala Fernando Valdés

El editor atribuye su encarcelamiento a las críticas que hizo por la crisis en la industria del libro

Deplora ''la falta de acción de la Caniem y la ineficacia de la CNDH'' para defenderlo

FERNANDO CAMACHO SERVIN

Luego de 10 meses de permanecer preso en el Reclusorio Norte, el editor Fernando Valdés fue liberado la medianoche del pasado lunes al no comprobarse su responsabilidad en el presunto delito de realizar copias de una obra literaria sin autorización.

En entrevista con La Jornada, el presidente del sello Plaza y Valdés afirmó que el proceso judicial en su contra fue una represalia del gobierno de Vicente Fox por haber denunciado las condiciones adversas que enfrenta la industria editorial mexicana, y anunció que estudia con sus abogados la posibilidad de demandar legalmente al Estado por ello.

Como se informó en estas páginas, Valdés fue aprehendido en sus oficinas en agosto de 2005, acusado por Graciela Rincón Avila, autora del libro Gader de caligrafía, de ''especulación comercial" por haber impreso y comercializado ese volumen cuando el contrato para ello supuestamente ya había vencido.

Solidaridad de intelectuales

La aprehensión de Valdés suscitó de inmediato varias manifestaciones de solidaridad de escritores, intelectuales y académicos, entre los que se encuentran José Agustín, Vicente Leñero, Cristina Pacheco, Gilberto López y Rivas, Víctor Hugo Rascón Banda, Arturo Azuela, Leo Gabriel (director del Instituto Ludwing Boltzmann, de Austria), Txentxu Ausín (filósofo español) y Turid Hagene (investigadora de la Oslo University College de Noruega).

Inclusive llegó a plantearse que el caso fuera discutido en la Cámara de Diputados. El legislador Jesús González Schmal sugirió que, aun cuando ya no había elementos suficientes para continuarlo, el encarcelamiento de Valdés tendría motivos políticos (La Jornada, 25/02/06).

''Tengo la sospecha fundada -dijo en aquel momento González Schmal- de que su encarcelamiento podría tener tintes políticos por el tipo de libros, de autores, que promovió. Evidentemente es un hombre poco grato para el sistema. Ahora que se persigue a periodistas y escritores, parece que también se está queriendo perseguir a editores."

La Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra los Derechos de Autor y la Propiedad Intelectual de la Procuraduría General de la República (PGR) decomisó poco más de 3 mil ejemplares ''apócrifos" del cuaderno Gader en la sede de Plaza y Valdés, aun cuando después se comprobó que las copias eran originales y sí había un contrato para venderlas.

Desde su casa, Valdés dijo vía telefónica que vivió su liberación con más reserva que alegría, por considerar que en realidad nunca debió haber estado preso.

''Mi liberación comprueba que se cometió una injusticia conmigo. Lo que me absolvió no fue el proceso judicial ni la estrategia de mi abogado, sino mi declaración en la audiencia de vista, cuando demostré que yo no debía presentar pruebas ni defenderme porque el delito que se me imputaba no existía; fue una manipulación del artículo 424 bis", señaló.

El editor recordó que al menos en dos ocasiones antes de su detención, peritos de la PGR determinaron que los libros Gader realizados por él eran originales y no copias ilícitas, como alegaba la parte acusadora. Aun así, la procuraduría determinó que el delito de piratería se había comprobado.

''Mi encarcelamiento fue una represalia o un capricho, no sé si por órdenes directas del presidente Vicente Fox o de alguien más", dijo Valdés. Esta actitud de revancha se debería, según él, a las críticas que realizó al gobierno por las difíciles condiciones que enfrenta la industria editorial mexicana.

Desde abril de 2001, Valdés le escribía una carta mensual a Fox en protesta por los diversos impuestos que deben pagar los creadores y las casas editoriales. La respuesta fue una auditoría fiscal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a su empresa y el congelamiento de sus cuentas bancarias personales.

Veto de la SEP

Después de una breve tregua, siguió una nueva auditoría y luego su encarcelamiento. Aunque al final de cuentas fue absuelto, el daño para él y Plaza y Valdés continuó, porque la Secretaría de Educación Pública (SEP) ''me vetó este año para que el Estado no nos compre libros. Tengo el documento oficial que lo prueba y ya hay una respuesta de mis abogados".

Su estancia en el Reclusorio Norte necesariamente provocó algunos cambios en el editor. ''Lo que he vivido en carne propia me ha alimentado mucho y pienso que salgo con una idea más exacta del trabajo editorial que tengo que hacer y de las obras que se deben publicar", afirmó.

La ''experiencia bárbara" del encarcelamiento le dio material suficiente que los académicos Raúl Rojas Soriano y Amparo Ruiz del Castillo, entre otros, sistematizarán para dar forma a un estudio antropológico que proponga una restructuración del sistema carcelario mexicano.

''El Estado cometió un delito conmigo y tiene que resarcir esta situación. Voy a esperar el consejo de mis abogados, siempre en la línea de defender el estado de derecho y las leyes mexicanas", enfatizó.

Entre todas las experiencias amargas que debió pasar, hay dos que Valdés recuerda con especial tristeza: la falta de acción de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) ante su encarcelamiento y la ineficacia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

''La Caniem no intervino en mi defensa. Es una pena que este organismo sirva solamente a los editores extranjeros. Su presidente, José Angel Quintanilla, estuvo enterado desde el principio de mi situación y no quiso defenderme.''

Por otra parte, desde el principio ''le envié toda la información de mi caso a la CNDH, pero no me atendieron. Se lo digo a José Luis Soberanes directamente: en mi caso no pusieron atención, es una vergüenza".

 
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