Las compañías deben ser como un buen ciudadano, dicen en el Club de Excelencia
FEMSA: las empresas deben anticiparse a los temas que preocupan a la sociedad
Los inversionistas buscan saber si se cuida el ambiente y si hay igualdad de oportunidades
Oviedo, 27 de junio. Reunidos en esta ciudad, empresarios de ambos lados del Atlántico se manifestaron por un mayor involucramiento de sus compañías en la discusión y definición de políticas sobre temas de impacto social.
''Debe ser posible anticiparnos a los temas que preocupan a la sociedad y que son claves para las empresas'', señala José Antonio Fernández Carbajal, presidente de la firma mexicana de bebidas Fomento Económico Mexicano (FEMSA).
Tercia el español Eduardo Montes, presidente de la división global de comunicaciones de la alemana Siemens: las empresas, dice, deben ser capaces de influir en el entorno donde operan.
En los últimos años se ha consolidado un movimiento de escala global formado por grupos civiles, principalmente, que han puesto a discusión el uso de los bienes públicos y exhibido la exclusión que en algunas empresas ocurre.
En este ámbito se ubican, por ejemplo, campañas planetarias por la defensa del agua, de los bosques, contra la construcción de presas que depredan el ambiente, o las que denuncian la existencia de los llamados talleres de sudor, instalados en el tercer mundo y en los que se producen en condiciones de explotación los productos que las grandes marcas venden en las naciones ricas.
Aquí se celebró durante dos días el primer congreso Europa-América de responsabilidad corporativa. Fue organizado por el Club de Excelencia en Sostenibilidad, integrado por empresas europeas y de América Latina, así como por facultades de negocios de universidades de ambos lados del Atlántico. Así plantean el tema los organizadores:
''La responsabilidad corporativa se ha convertido en una nueva herramienta de gestión empresarial. Cada día más empresas están integrando prácticas responsables en su estrategia de negocios y aspectos que, hasta hace poco tiempo, se consideraban técnicos, como los sociales y ambientales, que hoy son claves en la gestión de la empresa''.
Directivos de varias empresas vinieron aquí a hablar de lo que hacen en los puntos donde operan. El colombiano Rubén Darío Lizarralde, presidente de Indupalma, una firma extractora de aceites de palma que opera en las regiones controladas por la guerrilla o los paramilitares que operan en esa nación dio un ejemplo. Su firma despidió a casi media plantilla de 700 trabajadores por problemas económicos. Para compensar el desempleo en la región ayudó a campesinos sin bienes a constituir una garantía para comprar a crédito un terreno. El proyecto está en marcha y el préstamo será amortizado en 10 años. ''Puede ser una manera de que las fuerzas guerrilleras o de paramilitares se reinserten a la vida civil'', consideró.
Armando J. García, vicepresidente ejecutivo de desarrollo de la mexicana Cemex, también estuvo aquí. Exhibió varios ejemplos de participación de la empresa con la sociedad, pero destacó el de conservación de un vasto terreno en el norte del estado de Coahuila, donde ya se ha repoblado con algunas especies que habían desaparecido de la región, como el borrego cimarrón. Aquí en España, Cemex aprovechó una cantera improductiva para sembrar frutas, que generan ventas por un millón de euros al año.
Insiste Eduardo Montes, que preside el Club de Excelencia en Sostenibilidad: ''Las empresas deberían ser un buen ciudadano, o un buen ciudadano del entorno en que operan''. No se trata, dice, de un asunto de filantropía, sino también de negocio. ''Estar bien integrados al entorno, acoplados a la sociedad, nos permitiría crecer más, vender más y ganar más''.
Quizá hasta sea una moda. José Antonio Fernández Carbajal, de FEMSA, explica que los fondos de inversión que compran acciones de su compañía ya no se fijan solamente en los números para decidirse por uno u otro portafolio. ''Los grandes fondos de inversión ahora te preguntan si tu empresa no tiene problemas por dañar el ambiente''.
No lo dice él, pero como los daños ambientales son monitoreados con puntualidad por grupos ecologistas que los denuncian, nadie quiere enfrentar problemas. Añade el empresario mexicano: ''ahora los inversionistas preguntan por el ambiente, quieren saber si tu empresa ofrece empleo a personas con discapacidad o si hay igualdad de oportunidades para hombres y mujeres''.